Al leer los titulares, existe una clara sensación de que Israel pronto iniciará una guerra de dos frentes contra Hamás en Gaza y contra Hezbolá en el Líbano. Las declaraciones hechas por altos funcionarios, legisladores, ministros y personal militar, uno tras otro, parecen estar preparando a sus respectivos electores para tal escenario.
Si bien las tensiones están aumentando en ambos frentes, es el límite norte el que presenta la situación más combustible y la mayor probabilidad de que surja un conflicto real.
El gran simulacro de paracaídas de la FDI y las filtraciones de Beirut a varios medios de comunicación sobre sus fábricas de cohetes subterráneos financiadas por Irán crean la sensación de que existe un grave potencial de escalada a lo largo de la Línea Azul.
Israel ha dejado en claro en más de una ocasión que no tiene la intención de aceptar el establecimiento de fábricas de cohetes de precisión en el Líbano.
Una instalación similar en Siria ya no existe, como resultado de un ataque aéreo israelí, según los medios de comunicación árabes.
Pero los esfuerzos respaldados por Irán para construir misiles permanecen en Líbano y Yemen, donde el país respalda a los rebeldes Houti, aunque oficialmente lo niega. Si bien la preocupación de Yemen es el problema de Arabia Saudita, los esfuerzos en el Líbano son de la máxima preocupación para Jerusalén, y la acción militar israelí parece ser solo una cuestión de tiempo.
Aquí es donde entra en juego la respuesta de Hezbolá. La organización chiita dejó en claro en el pasado que si bien puede permitir que las acciones israelíes en Siria pasen con no más que airadas denuncias, cuando se trata de suelo libanés, no existe tal gracia. Por el contrario, existe una clara posibilidad de que un ataque israelí invite a una respuesta militar de Hezbolá.

Ambas partes han dejado en claro que son capaces de causar un daño grave al otro y ambos tienen razón.
La pregunta ahora es si cualquiera de las partes elegirá parpadear: Israel ignorando las fábricas de misiles de Hezbolá o Hezbolá ignorando un ataque israelí.
Sin interés de Hamás
Las cosas son un poco menos explosivas en Gaza, donde, aunque hay una creciente crisis humanitaria, la guerra aparentemente no está necesariamente en el horizonte.
La angustia allí es realmente grave, aparentemente sin precedentes, incluso para el enclave costero. El lunes, otras tres clínicas médicas cerraron debido a la escasez de electricidad, y más de 15 más solo están funcionando parcialmente.
Con la tasa de desempleo en aproximadamente 46% y más de la mitad de la población – 1 millón de personas – que requieren ayuda alimentaria de las organizaciones de derechos humanos para sobrevivir el mes, el colapso económico de Gaza, como declaró el Jefe de Gabinete Gadi Eisenkot el domingo, es solo cuestión de tiempo.

Es cierto que cuanto más grave es la crisis humanitaria en la Franja, mayor es el peligro de un brote violento, ya que Hamás tiene menos que perder. Y, sin embargo, Hamás todavía no tiene interés en la guerra.
El grupo terrorista no quiere una confrontación violenta, y eso ha quedado claro a partir de sus acciones en los últimos meses. Según los informes, Hamás ha estado tomando medidas enérgicas contra los grupos salafistas en el enclave, en un esfuerzo por evitar el lanzamiento de nuevos cohetes contra Israel.
Las constantes declaraciones de israelí sobre este tema ha creado un sentimiento en Hamás de que Jerusalén podría ser quien haga el primer movimiento.
Por esta razón, la sede de Hamás fue evacuada y el grupo terrorista anunció un «estado de emergencia» en un intento de crear el menor número posible de objetivos de ataque de Israel.
Y nuevamente, en casi todas las conversaciones, las fuentes en la Franja de Gaza dicen que a pesar de la grave situación económica, a Hamás no le interesa una escalada de la violencia.