El expresidente Donald Trump enfrenta una acusación supuestamente emitida por un gran jurado de Manhattan. A pesar de que los detalles concretos no se han dado a conocer, podemos extraer algunas conclusiones a partir de filtraciones en los medios.
Teoría legal entrelazada: el caso de Alvin Bragg
El fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, ha desarrollado una teoría legal novedosa y cuestionable sobre delitos entrelazados.
Es probable que la defensa presente una moción de sobreseimiento alegando que el caso no está respaldado por la ley y que los hechos alegados no constituyen delito.
Manipulación de la ley y plazos de prescripción
Bragg intenta elevar un supuesto delito menor de falsificación de registros comerciales relacionados con un pago a la actriz Stormy Daniels a un delito grave al vincularlo con una presunta violación de financiamiento de campaña. La ley no permite esta manipulación.
Además, es posible que los delitos hayan prescrito, pues los plazos de prescripción para delitos menores y graves en Nueva York son de dos y cinco años, respectivamente.
Débiles fundamentos del caso
El caso de Bragg presenta varias debilidades. Primero, los acuerdos de confidencialidad a cambio de dinero son legales. Segundo, Bragg tendría que demostrar que Trump participó en la falsificación de registros y que tenía la intención de violar las complejas leyes de campaña.
El Departamento de Justicia y la Comisión Federal Electoral (FEC) ya analizaron el pago a Daniels y concluyeron que no constituía delito.
Ocultamiento de pruebas y testigos poco fiables
Bragg parece haber ocultado información vital al gran jurado, como las notas de Robert Costello, exabogado de Michael Cohen, que exoneran a Trump.
Además, Bragg confía en Cohen, un mentiroso confeso y con animosidad hacia Trump, como testigo principal, lo que resulta éticamente sospechoso.
Abuso de poder y búsqueda de beneficios políticos
El deber ético de un fiscal es ser justo y equitativo, pero Bragg ha optado por abandonar este principio.
Al presentarse a las elecciones prometiendo perseguir a Trump y al basar su caso en una teoría legal débil y motivos políticos, Bragg ha convertido la ley en un arma para obtener beneficios políticos, lo que constituye un vergonzoso abuso de poder.