Durante décadas, una ideología extremista y sofisticada se ha filtrado desde los salones de mezquitas y los sótanos de movimientos islamistas hasta el corazón mismo de las instituciones educativas del mundo occidental. Uno de los principales escenarios de esta lucha –a menudo invisible a simple vista– es el ámbito académico estadounidense, donde el dinero proveniente de Catar ha logrado adquirir una influencia sin precedentes.
Un nuevo informe del Instituto para el Estudio de la Antisemitismo Global y de Políticas Públicas revela cómo un proceso silencioso, pero persistente de financiación, reclutamiento y orientación ideológica ha penetrado en las aulas universitarias y también en los centros donde se toman decisiones de política exterior en Estados Unidos, siendo la Universidad de Georgetown su caso más emblemático.