Contrariamente a la percepción popular, a Rusia también le gustaría ver a las fuerzas iraníes salir de Siria, y los ataques de Israel contra objetivos de Irán en el país sirven a este interés mutuo.
“Putin preferiría que los iraníes no estuvieran en Siria, pero no tiene la capacidad de sacarlos de allí”, dijo el Dr. Eran Lerman, ex vicepresidente del Instituto de Asuntos Estratégicos de Jerusalén y ex vicepresidente de Política Exterior y Asuntos Internacionales del Consejo de Seguridad Nacional.
“Es cierto que los rusos y los iraníes tenían intereses comunes en mantener el dominio de Assad [el presidente sirio Bashar], y cooperaron”, dice, pero tienen ambiciones contradictorias para el futuro.
“En el futuro, lo que los iraníes quieren hacer en Siria y lo que los rusos quieren hacer en Siria son dos cosas totalmente diferentes”.
Mientras que los iraníes quieren utilizar Siria como base para atacar a Israel, los rusos quieren utilizarla para restaurar su estatus como potencia regional, y no tienen intención de cooperar con las ambiciones de la república islamista fundamentalista.
Según Lerman, Israel ha aprovechado plenamente esta situación.
“Poco a poco, entramos en la grieta [en los lazos entre Irán y Rusia] y la ampliamos con elegancia. Un día después de un ataque militar generalizado contra activos iraníes en mayo de 2018, el primer ministro [Benjamín Netanyahu] fue el invitado de honor en las ceremonias de la derrota de la Alemania nazi en Rusia. ¿Qué mensaje envía eso a los iraníes?”.
Otro testimonio de la ruptura en los lazos se puede encontrar en un reportaje en los medios de comunicación árabes esta semana, según el cual Assad ha transmitido a Rusia que “no está contento” con el establecimiento de Irán en Siria.
Resulta que los ataques de Israel contra objetivos iraníes en Siria también sirven a los intereses de Rusia. Y estos son algunos de ellos: Según el ex comandante de la Fuerza Aérea israelí, el general de división Amir Eshel, Israel atacó varios objetivos militares de Hezbolá, la Guardia Revolucionaria y Siria casi 100 veces entre 2012 y 2017.
Esta explicación va en contra de la visión convencional, según la cual el presidente ruso Vladimir Putin e Irán están en la misma página cuando se trata de Siria, y los ataques aéreos israelíes son una especie de “crédito” que Putin “libera” de vez en cuando para permitirle mantener su seguridad.
La coordinación con Rusia comenzó en septiembre de 2015, cuando el ejército de Assad parecía estar al borde del colapso, y Rusia decidió participar en la guerra, enviando fuerzas terrestres, aviones de combate y, lo que es más importante, baterías de misiles antiaéreos al país devastado por la guerra.
Estos acontecimientos obligaron a Israel a reorganizar sus sistemas. En una reunión entre Netanyahu y Putin el 30 de septiembre de 2015, se decidió establecer un mecanismo de coordinación entre los dos países para, como dijo Netanyahu, “evitar cualquier malentendido entre nuestras fuerzas”.
Alrededor de un mes después, el ejército ruso anunció el establecimiento de un “mecanismo para compartir información de inteligencia a través de una ‘línea directa’ entre el Cuartel General de la Fuerza Aérea Rusa en el área de Latakia en Siria y el Cuartel General de la Fuerza Aérea Israelí”.
Esta coordinación estratégica fue abordada en una cumbre de seguridad celebrada entre Israel, Estados Unidos y Rusia en Jerusalén en junio, y la actividad sobre el terreno ha demostrado ser un éxito hasta ahora.