Un informe del sábado afirmaba que Israel podría suministrar gas natural a Líbano a través de Jordania. El informe fue emitido por el Canal 12 de Israel y afirmó que este acuerdo de alto nivel contaba con el apoyo de Estados Unidos y que era “secreto”. Al parecer, Rusia también tenía algo que decir porque el gas podría pasar por Jordania a través de Siria hasta llegar al Líbano. Esto podría dar poder al régimen sirio y también a Hezbolá de forma indirecta. Otra cuestión es si esto también podría estabilizar la región, vinculando al Líbano con Siria y Jordania y reduciendo así las posibilidades de más conflicto.
La historia de que Estados Unidos se esfuerza por encontrar una forma de ayudar a Líbano a evitar su crisis financiera energética, trayendo gas y fuentes de energía de alguna parte, ha estado presente durante meses. En septiembre informamos de cómo Siria estaba intentando posicionarse como intermediario energético para Líbano. Que Israel pueda estar involucrado es un detalle nuevo, pero no necesariamente sorprendente teniendo en cuenta que Israel es un país competente en el sector energético.
La verdadera cuestión es quién se beneficia aquí. Al parecer, el régimen sirio se beneficia de cualquier acuerdo en el que el gas de Egipto y Jordania fluya a través de Siria hacia Líbano. Esto se debe a que obtendrá nuevos créditos de Estados Unidos y de la comunidad internacional. No sólo tendrá la mano en la espita, sino que también podrá hacerse pasar por un miembro normal de la comunidad internacional, a pesar de estar sometido a las sanciones de Estados Unidos. Ahora podrá desviar ese gas para sus propias necesidades. Cualquiera que se siente a horcajadas sobre una ruta de gas o energía puede utilizarla. Rusia sabe cómo utilizar la energía y los gasoductos como herramienta. Seguramente Rusia puede asesorar al régimen sirio sobre este elemento de cómo ser un proveedor de gas puede funcionar en beneficio de Damasco. Aunque Siria sea un mero país de tránsito, esto beneficiaría al régimen.
Sin embargo, si el gas llegara al Líbano por otras vías y métodos, tal vez el régimen sirio no se beneficiaría. Sin embargo, la historia general de cómo han jugado Irán y Hezbolá en el Líbano es bastante brillante. Irán había sugerido que podría salvar al Líbano poniendo la energía y el gas en manos de Hezbolá, convirtiendo así a Hezbolá en el todopoderoso proveedor de energía para los libaneses. Esto aumentaría el dominio del grupo terrorista. De este modo, Estados Unidos parece estar pujando por su influencia. Pero no está del todo claro si una fuente de energía alternativa para el Líbano fuera del control directo de Hezbolá e Irán no beneficia también a Hezbolá e Irán. La economía libanesa está en ruinas, lo que resulta negativo para Irán porque demuestra que un sistema ocupado por Irán es de quiebra. Pero salvando al Líbano no hay duda de que Hezbolá se beneficiará y desviará recursos a otras actividades nefastas. En resumen, si el Líbano puede tener la carga de ser responsable de la crisis energética reducida, a través de la intermediación de EE.UU. en los acuerdos energéticos, entonces Occidente dará poder a Hezbolá dándole la libertad de hacer otras cosas.
Este es el círculo vicioso del Líbano. No importa lo que hagan los países para tratar de apuntalar el ejército o las finanzas de Líbano, al final, Hezbolá siempre se beneficia. La lógica es que cualquier acuerdo por el que el gas u otros productos petrolíferos o energéticos lleguen al Líbano desde alguna fuente alternativa, como por ejemplo desde o a través de Jordania, no perjudica necesariamente a Irán, a Hezbolá y al régimen sirio. Esto se debe a que el régimen sirio, Hezbolá e Irán ya han desangrado al Líbano a la hora de destruir su economía y consumir el país como una gran serpiente consume a su presa. Hasta ahora no hay pruebas de que una guerra de ofertas entre Irán y Estados Unidos, o los socios de Estados Unidos en la región, por el suministro de las necesidades energéticas de Líbano realmente vaya a dejar fuera a Irán o a reducir el papel de Hezbolá. Durante años se ha inyectado dinero en el ejército libanés, supuestamente como contrapeso a Hezbolá, y éste sólo lo ha utilizado como una forma de hacerse con más espacio en el sur del Líbano, abiertamente, bajo la mirada del ejército libanés. Durante la guerra civil siria, Hezbolá dirigió la política exterior de Líbano y envió fuerzas a Siria. Ahora opera cerca del Golán. Cuanto más dinero ha recibido el ejército libanés, más poder ha adquirido también Hezbolá. No está claro por qué un complejo acuerdo energético que podría dar poder al régimen sirio, no ayudará también de alguna manera a Hezbolá. No es de extrañar que Rusia respalde un acuerdo de este tipo para dar al régimen sirio poder y una nueva influencia. Otra cuestión es si esto podría estabilizar la región, vincular al Líbano con Siria y Jordania y reducir así las posibilidades de más conflictos.
Los países de la región, como Egipto, los EAU e Irak, así como Jordania, han querido encontrar una forma de devolver a Siria a la Liga Árabe y apoyar su estabilidad. La idea es alejarla de Irán. Hasta ahora hay pocas pruebas de que esto haya sucedido. Si Rusia y otros países, como Jordania, podrían llevar a cabo esta tarea a través de la energía es una buena pregunta. Que EE.UU. y Rusia se pongan de acuerdo en esta vía también podría ayudar a crear confianza entre EE.UU. y Rusia en otros expedientes, como el de Ucrania.