Aunque todavía es demasiado pronto para saber todas las implicaciones del asesinato del general iraní de la Fuerza Quds, Qassem Soleimani, y aún quedan muchas preguntas por responder, la actividad maligna de Irán en Oriente Medio parece destinada a seguir creando riesgos de escalada.
A la cabeza de la lista de amenazas inmediatas se encuentra el plan de Hezbolá e Irán de construir fábricas de misiles de precisión en suelo libanés. Esto representa un reto de proliferación de primer orden para Israel en 2020, y Teherán sigue apoyándose en el jefe de Hezbolá, Hassan Nasrallah, para proceder a la construcción de las fábricas. A juzgar por los comentarios de los funcionarios israelíes en los últimos meses, Jerusalén ha adoptado una política de tolerancia cero hacia esa actividad.
Darle a Hezbolá y a los iraníes la capacidad de amenazar con precisión puntos estratégicos en Israel con misiles guiados construidos en suelo libanés parece un paso demasiado lejos en el programa de aumento de fuerzas de los enemigos de Israel.
Nasrallah, que está muy ocupado con los problemas políticos y económicos del Líbano, puede que no sea totalmente consciente de la determinación de Israel de detener la construcción de tales fábricas. Aunque es probable que hasta ahora no se haya construido ninguna, la posibilidad de que se empiecen a construir esas instalaciones está manteniendo las tensiones entre Israel y Hezbolá.
Hezbolá sigue disuadido por el poderío militar de Israel, pero si continúa con las fábricas de misiles, estaría corriendo un enorme riesgo de escalada al invitar a Israel a una acción preventiva.
Los próximos meses revelarán si Nasrallah se da cuenta de la extensión del peligro y decide dar un paso atrás desde el borde.
Dos riesgos centrales para la seguridad de Israel
A pesar de la pérdida de Soleimani, que puede tener un gran impacto en los futuros patrones de conducta de Irán, la república islámica plantea dos amenazas centrales a la seguridad de Israel. La primera proviene de su programa nuclear, que ha estado avanzando a un ritmo alarmante en los últimos meses; y el segundo riesgo proviene de las nefastas actividades regionales de Irán en el Líbano, Siria, Irak, Yemen y su apoyo a las facciones terroristas en la Franja de Gaza.
En el frente nuclear, las luces rojas parpadeantes deberían apagarse debido a los anuncios de Irán de reanudar las actividades de enriquecimiento de uranio en Fordow y Qom. Al ritmo actual, para la próxima primavera, el programa nuclear de Irán podría estar a seis meses de tener una cantidad suficiente de uranio enriquecido para una bomba. No es nada seguro que Irán decida precipitarse, debido a los riesgos de invitar a ataques estadounidenses o israelíes, pero el hecho es que el programa está avanzando sin que nadie lo detenga.
En el frente regional, Irán sigue trabajando duro para transferir armas avanzadas a las milicias y entidades terroristas de toda la región. Bajo una gran presión debido a la campaña de “máxima presión” estadounidense en su contra y enfrentando una significativa inestabilidad interna, Irán está reaccionando agresivamente. Está construyendo bases de misiles en Irak para amenazar a Israel y Arabia Saudita, y transfiriendo misiles a Yemen. También es probable que Irán haya transferido misiles de crucero a Siria para usarlos contra Israel.
Las rutas de proliferación iraníes fueron ideadas por el propio Soleimani e incluyen rutas terrestres, aéreas y marítimas para llevar armas avanzadas a los apoderados. Simultáneamente, los iraníes están tratando de construir una red de baterías de misiles tierra-aire a través de su esfera de influencia para desafiar la superioridad aérea de Israel.
Esta agresión se debe en gran medida al hecho de que los líderes iraníes están en peligro. En muchos sentidos, la república islámica está en su punto más bajo desde la revolución de 1979, y el líder supremo, el ayatolá Alí Khamenei, ha comprendido que no puede detener la campaña de sanciones mordaz de la administración Trump.
Como resultado, Irán está atacando y poniendo a prueba las respuestas de sus adversarios.
Los iraníes incluso han comenzado a cooperar tácticamente con ISIS en la región, a pesar de la masiva enemistad ideológica entre estos fundamentalistas chiítas y suníes. Las milicias apoyadas por Irán han suministrado armas a ISIS en Irak, y también en Siria, para promover ataques contra elementos sunníes moderados y objetivos occidentales, objetivos que ambos lados pueden acordar atacar.
Por último, pero no por ello menos importante, el régimen de Bashar Assad en Siria ha reanudado su programa de armas químicas, un tema que requerirá una intensa atención internacional el año próximo.
Israel es una formidable potencia regional y sus enemigos entienden muy bien su poderío militar. Sin embargo, la intención del eje iraní de aumentar sus capacidades está creando un nuevo potencial de escalada y 2020 parece que será un año volátil, a pesar de la poderosa disuasión de Israel contra sus enemigos.