China lleva mucho tiempo teniendo una clara ventaja en el campo de la inteligencia competitiva, con su enorme ventaja en cuanto a población. Esto permite a la República Popular penetrar en cualquier lugar con un bloque de población étnica china importante con una facilidad consumada, ya sea ofreciendo importantes cantidades de dinero a los posibles aliados o amenazando con tomar medidas enérgicas contra los colaboradores reacios.
Los chinos tienen un antiguo impulso hacia la unidad étnica y no aceptan la división de su pueblo en tribus o clanes. El actual dictador, Xi Jinping, considera esta unidad en términos raciales. Cree que todos los chinos comparten características comunes, independientemente de dónde hayan nacido o crecido. De ahí que Xi crea que todos los chinos deben obedecer al gobierno de la propia China.
No fue una gran sorpresa, pues, que Estados Unidos descubriera a China en el corazón de una red de espionaje en los Emiratos Árabes Unidos. Los Emiratos Árabes Unidos son uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos en Oriente Medio y desde hace mucho tiempo fabrican armas y piezas de munición estadounidenses, pero hasta hace poco sólo había sospechas, no hechos, que respaldaran las sospechas. Por lo que Washington podía decir, los EAU desconocían el contenido militar del proyecto chino. Por lo que Washington pudo saber, los EAU no estaban al tanto de las sospechas. Tal y como el Wall Street Journal expuso recientemente, Oriente Medio parece ser cada vez más un terreno primordial para la competencia entre Estados Unidos y China.
El esfuerzo chino por penetrar en los EAU comenzó como muchas de sus anteriores empresas de espionaje, con una inversión considerable. Al parecer, esperaban ampliar su alcance a la fabricación directa de equipos estadounidenses. Pero su trama fue descubierta por el contraespionaje estadounidense a tiempo de impedir su realización, y el complot quedó frustrado.
Los chinos habían iniciado previamente su expansión militar en Yibuti en 2017 para facilitar sus operaciones en la zona del océano Índico. Dos años después, los chinos firmaron un acuerdo secreto para utilizar una base naval, y en los últimos años han ampliado su alcance para incluir a Pakistán y Sri Lanka, y la operación en EAU venía a redondear el esfuerzo. Estados Unidos descubrió la operación china gracias a la fotografía por satélite de la zona portuaria, y se encargó de convencer a los emiratíes de que los chinos no tramaban nada bueno. Los emiratíes se mostraron dispuestos a dejarse convencer y, hace un mes, un alto funcionario de los EAU lamentó que su país estuviera muy preocupado por la posibilidad de que se produjera una nueva Guerra Fría, y no deseaba tener que elegir entre dos bandos.
Esta es la primera vez que sé que la Administración Biden se ha impuesto a los chinos, y es significativo que el instrumento para esta victoria haya sido la fotografía desde el espacio exterior. Los chinos han trabajado durante mucho tiempo para igualar el brazo espacial de Estados Unidos, pero las pruebas de la aventura en el E.A.U. sugieren que han fracasado. Al parecer, han fracasado tanto en disimular sus intenciones como en ocultar sus métodos. Al parecer, los altos funcionarios estadounidenses desvelaron el asunto a finales de septiembre, cuando el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, viajó a los Emiratos junto con el principal asesor de la Casa Blanca, Brett McGurk, e interrogó intensamente a los emiratíes. A esto le siguieron otros interrogatorios, incluido un segundo viaje de McGurk para reunirse con el príncipe heredero y llevar a cabo una inspección del lugar. Esta visita condujo a la aparente cancelación del acuerdo con China.
Nadie puede pronosticar con exactitud cómo será la competencia a corto plazo, ni qué errores cometerá una u otra parte, pero los acontecimientos de los últimos meses han indicado la posibilidad de un cambio brusco. La aventura de los Emiratos Árabes Unidos representa un posible paso de gigante en ese camino.
Artículo publicado en Frontpage Mag por Michael Ledeen.