El 2 de junio, el medio de comunicación Al-Arabiya News, con sede en Dubái, destacó la ironía de cómo la invasión de Ucrania por parte de Putin ha repercutido en Oriente Medio. Citando informes de que las tropas rusas estaban siendo retiradas de Siria para aumentar las fuerzas en Ucrania, el artículo sostenía que probablemente seguirán más retiradas rusas, “allanando el camino para que Irán ejerza una influencia total sobre Siria”.
“Nadie”, escribe, “podría haber adivinado que Irán sería el que más ganaría con la crisis de Ucrania”.
Al-Arabiya News está a favor de la presencia de Rusia en Siria, no tanto por mantener en el poder al dictadir sirio, Bashar al-Assad, como por restringir la expansión militar de Irán. Las ambiciones de Rusia en la región, sostiene, no eran demasiado grandes: mejorar su balanza comercial y de inversiones, utilizar el puerto de Tartus y desempeñar un papel importante en Oriente Medio.
“Hoy, este teórico equilibrio exterior en Siria está a punto de inclinarse a favor de Teherán… La retirada de Rusia unida a la continuidad de la presencia militar de Irán podría reavivar las llamas del conflicto dentro y alrededor de Siria, ya que los objetivos de la presencia de Irán en Damasco van mucho más allá de la protección del régimen sirio”.
El Moscow Times es el principal medio de comunicación independiente de Rusia. En marzo de 2022, a raíz de una nueva ley en Rusia que restringía la cobertura mediática de la invasión de Ucrania, trasladó a sus principales redactores a Ámsterdam. Unas semanas más tarde, las autoridades bloquearon el acceso dentro de Rusia a su sitio web en lengua rusa. No obstante, sigue publicando.
El 6 de mayo, The Moscow Times informó de que el presidente ruso Vladimir Putin estaba reduciendo la participación militar rusa en Siria para reforzar sus operaciones en Ucrania. El medio de comunicación sostenía que Rusia ya había iniciado el proceso de retirada de una parte de sus 63.000 soldados estacionados en Siria y que los estaba concentrando en tres aeropuertos antes de transferirlos al frente ucraniano.
Entre las tropas que se estaban redistribuyendo figuraba el conocido grupo de mercenarios Wagner. Las bases aéreas rusas abandonadas estaban siendo entregadas al CGRI (Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica) de Irán y al terrorista Hezbolá del Líbano.
Dos días después, el presidente sirio Bashar al-Assad estaba en Irán. Algunos comentaristas creen que al-Assad fue específicamente a pedir un mayor apoyo iraní para compensar cualquier retroceso ruso en Siria. Assad es consciente de que solo la intervención de Putin en el conflicto sirio en septiembre de 2015 le permitió derrotar a sus oponentes y conservar el poder.
El dilema de Assad
AUN así, Assad se encuentra en una especie de dilema. Si el apoyo de Rusia se debilita, no puede acercarse demasiado a Irán a pesar de que, como adherente a la tradición chiíta del Islam, ha sido durante mucho tiempo su cliente. Assad quiere ser readmitido en la Liga Árabe y necesita el apoyo árabe para conseguirlo. Cualquier fortalecimiento sustancial de la posición de Irán en Siria afectaría sin duda a las relaciones de este país con otros países árabes, la mayoría de los cuales miran con recelo a Irán y sus ambiciones regionales.
Esta realidad política la dejó muy clara el rey Abdullah de Jordania, el 18 de mayo. En su visita a la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, Abdullah sostuvo que la presencia rusa en el sur de Siria era un factor de estabilización y que si se retiraba, el vacío lo llenarían Irán y sus apoderados, lo que supondría una amenaza real para la estabilidad de Jordania. Añadió que desde que Moscú se distrajo con la guerra de Ucrania, su país se enfrenta a la posibilidad de un conflicto en su frontera con Siria.
Abdullah se refería a los informes de que Irán ya estaba aprovechando la preocupación de Rusia por la guerra en Ucrania para expandirse hacia el sur y el centro de Siria. La presencia de Irán en el sur de Siria representa una amenaza real para Jordania. Abdullah lleva mucho tiempo advirtiendo de las ambiciones finales de Irán en Oriente Medio. El ejército jordano se está movilizando a lo largo de la frontera con Siria para combatir el tráfico de drogas y de armas. En enero, Jordania anunció que en el futuro, si es necesario, perseguirá a los contrabandistas a través de la frontera y los detendrá dentro de Siria.
Rusia ha realizado grandes inversiones en Siria, en parte para garantizar su acceso continuo al Mediterráneo a través del puerto de Tartus, y Putin no se retiraría del todo si no fuera bajo una presión extrema. El alcance de su presencia continuada en Siria depende del éxito de su operación militar en Ucrania. Si necesita aumentar su fuerza de combate allí, entonces recurrirá aún más a sus tropas actualmente estacionadas en Siria, y el cambio en el equilibrio de poder se haría evidente rápidamente. El régimen de Assad recurriría sin duda a Irán y a su IRGC para mantener el control y seguir luchando contra la oposición y los grupos extremistas suníes.
Rusia e Irán, aunque nominalmente en alianza en Siria, estaban lejos de ponerse de acuerdo en cuestiones como el futuro político de Siria, su reconstrucción de posguerra y las futuras políticas económicas, políticas y militares. Irán podría encontrarse con un poder considerablemente mayor en Siria, tanto militar como político. Cualquier aumento significativo de los niveles de tropas iraníes o de la actividad militar en Siria probablemente atraería nuevos ataques israelíes.
Así, la ecuación política resulta ser: El fracaso ruso en Ucrania equivale a un Irán fortalecido en Siria, y un Irán más poderoso probablemente equivale a una mayor actividad militar antiiraní por parte de Israel. Los intereses democráticos en Oriente Medio se encuentran condenando la aventura ucraniana de Putin pero temiendo que la falta de éxito en esa operación impulse la base de poder del régimen iraní en Oriente Medio. Este es el inesperado e incómodo subproducto de la invasión rusa de Ucrania.