El 3 de marzo de 2023, Emiratos Árabes Unidos y Turquía firmaron en Abu Dabi un Acuerdo Integral de Asociación Económica que pretende aumentar el comercio entre ambos países hasta 40.000 millones de dólares en los próximos cinco años. Se espera que el acuerdo, que lleva años gestándose, se centre en sectores estratégicos como la tecnología agrícola, la seguridad alimentaria, las energías limpias y el sector inmobiliario, y que reduzca las tarifas arancelarias en un 82 % entre ambos países. Inicialmente, durante una visita del presidente de EAU, Sheikh Mohamed bin Zayed, en 2021, EAU creó un fondo de inversión de 10.000 millones de dólares en Turquía.
El nuevo anuncio también se basa en un acuerdo de cooperación en materia de defensa y en una serie de acuerdos económicos firmados en 2022 tras una visita del presidente turco Recep Tayyip Erdogan a los EAU. Antes del acuerdo con Turquía, los EAU también firmaron acuerdos de libre comercio con India e Israel. También persiguió un acuerdo comercial trilateral entre los países de los Acuerdos de Abraham, incluidos Israel y Marruecos.
Estratégicamente, el acuerdo de los EAU con Turquía forma parte de sus continuos esfuerzos por perseguir y promover el libre comercio para reafirmarse en la cadena de suministro mundial, reforzar los Acuerdos de Abraham y consolidar su posición en la era de la competencia entre grandes potencias. Sitúa a los EAU en el centro del emergente bloque comercial liderado por Estados Unidos, cuyo ritmo de formación se ha acelerado tras la pandemia y la guerra rusa contra Ucrania. También hace avanzar los esfuerzos de los países de los Acuerdos de Abraham por socavar el islam político en Turquía, Irán y los países árabes.
En concreto, el hecho de que los EAU viertan inversiones adicionales en Turquía pretende socavar los esfuerzos de Irán por impulsar el comercio con Turquía hasta los 30.000 millones de dólares, un plan que se vio interrumpido por las sanciones y la pandemia pero que ahora vuelve a estar en marcha según declaraciones oficiales. El comercio entre Irán y Turquía disminuyó desde un máximo de 10.000 millones de dólares después de que Estados Unidos se retirara del Plan de Acción Integral Conjunto en 2018. Dos años después, en 2020, el comercio bilateral había descendido a 5.000 millones de dólares.
Sin embargo, Irán y Turquía han tratado de reconstruir sus lazos desde entonces. En 2021, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, anunció que Irán y Turquía continuarían las conversaciones diplomáticas de alto nivel para elaborar una “hoja de ruta de cooperación a largo plazo” para cimentar las relaciones. Los rejuvenecidos lazos aumentaron el comercio turco-iraní a unos 6.000 millones de dólares en 2021 y luego a unos 10.000 millones en 2022, un retorno a los niveles anteriores a las sanciones. Este restablecimiento de los lazos ha alarmado a EAU, que busca acercar a Turquía a los estados árabes del Golfo, Israel y Estados Unidos.
Los EAU tienen otro objetivo en mente: desafiar el objetivo exterior del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Turquía de establecer relaciones estratégicas con otros partidos regionales islámicos afines, como Hamás y los Hermanos Musulmanes en Libia, Egipto, Siria e Irak. Los EAU consideran a estos grupos una amenaza para el equilibrio de poder y la estabilidad en la región. Sin embargo, en los dos últimos años, Turquía ha retirado su apoyo a Hamás y a los Hermanos Musulmanes en Egipto en un intento de conseguir inversiones de los países del Golfo y de Israel, que necesita para estabilizar su economía antes de sus elecciones nacionales de mayo de 2023. Mediante la creación de grandes lazos de inversión con Turquía, los EAU y otros países del Golfo esperan cambiar el cálculo estratégico de Turquía para que apoye su visión futura de la región.
Tras los terremotos, que se espera que inflijan más de 84.000 millones de dólares en pérdidas económicas, los EAU quieren asegurarse de que Turquía no se sienta vulnerable hasta el punto de alinearse con Irán a través del comercio y las inversiones. Turquía ya se ha comprometido a comerciar con Irán en moneda nacional para superar las sanciones occidentales, lo que podría potenciar la agenda regional de Irán, considerada agresiva por los EAU y otros actores regionales. El acuerdo de EAU con Turquía hará que sea menos probable que Ankara apoye políticas regionales que desestabilicen la creación de un nuevo mercado y alianzas regionales.
Para Turquía, la necesidad inmediata de inyecciones de capital desde los terremotos hace atractivo el acuerdo con EAU, pero también es potencialmente problemático para el futuro político de Erdogan. Las inversiones de EAU ayudarán a reforzar la imagen de Erdogan como salvador de su país, y también pueden estabilizar la moneda turca y restaurar la confianza pública y de los inversores, pero también señala la creciente influencia del Golfo sobre Turquía y el debilitamiento del control de Erdogan sobre el poder económico de Turquía. Es poco probable que la oposición turca, que ya ha puesto de relieve la corrupción y el nepotismo endémicos de Turquía, desaproveche esta oportunidad.
Desde el punto de vista de Erdogan, el acuerdo es un acto de equilibrio entre las necesidades económicas inmediatas y la creciente influencia política y económica del Golfo, que puede restringir su capacidad para seguir una política exterior independiente en la región. Mediante su compromiso con Turquía, los EAU intentan conseguir una importante victoria para los Acuerdos de Abraham atrayendo a Turquía a la nueva alianza y desincentivando los crecientes lazos de Turquía con Irán.