Durante la operación aérea de alto perfil contra la infraestructura nuclear iraní conocida como “Operación León Ascendente”, las Fuerzas de Defensa de Israel ampliaron en paralelo sus operaciones terrestres y aéreas en la Franja de Gaza. Mientras la atención internacional se enfocaba en la amenaza iraní, el mando israelí utilizó esa coyuntura como cobertura para redoblar su presencia militar en Rafah, Jan Yunis, Jabaliya y el centro del enclave.
En las últimas semanas, unidades israelíes destruyeron depósitos de armamento en zonas residenciales, localizaron decenas de entradas a túneles y eliminaron a altos comandantes de Hamás en la ciudad de Gaza. Además, la 98.ª División lanzó una operación en Deir al-Balah, un suburbio adyacente a los campamentos de refugiados de Nuseirat y Bureij, considerados como bastiones pendientes de ser controlados, donde se cree que aún se encuentran retenidos varios rehenes.
Las estadísticas del ejército revelan que en junio murieron 21 soldados israelíes en combates dentro de la Franja, un número tres veces mayor al de mayo y siete veces más alto que en abril. Con Hezbolá en estado de disuasión en el norte, Siria neutralizada como actor estratégico y el aparato militar de Irán severamente dañado, la guerra con Hamás se ha convertido en el frente principal del esfuerzo bélico israelí.
El primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó el domingo que la ofensiva contra Irán ha generado nuevas oportunidades para avanzar en los dos objetivos centrales: la liberación de los rehenes y la derrota total de Hamás. “Necesitaremos resolver la cuestión de Gaza, derrotar a Hamás, pero creo que lograremos ambas misiones”, sostuvo.
Tras el desvío temporal de activos aéreos a operaciones de contingencia frente a Irán, las FDI recuperaron plena capacidad para ejecutar ataques en Gaza. Los escuadrones de cazas y drones que participaron en “León Ascendente” han sido reasignados a operaciones tácticas en Rafah, Jan Yunis y zonas centrales. Las municiones guiadas de alta precisión, reservadas inicialmente para un conflicto a gran escala con Irán, ahora se utilizan intensamente contra infraestructuras de Hamás.
“Se nota una diferencia en las últimas semanas en el ritmo de los disparos de artillería, los ataques aéreos y otras operaciones”, declaró el teniente M., un oficial destacado en Jan Yunis. Según afirmó, esta intensificación se replica en Rafah, Netzarim y el norte de la Franja.
El enfoque operativo del Estado Mayor se ha reorientado por completo hacia Gaza. Los planificadores militares que anteriormente gestionaban múltiples frentes ahora concentran sus esfuerzos en la Franja, donde las misiones prioritarias —recuperar rehenes y eliminar la estructura de Hamás— siguen pendientes.
Durante una visita a las tropas, el jefe del Estado Mayor, teniente general Eyal Zamir, aseguró que “Irán recibió un duro golpe” y que esta circunstancia puede facilitar los avances en Gaza. Reiteró que el objetivo de la campaña “Carros de Gedeón” es establecer control militar sobre el 75 % del territorio gazatí.
Zamir indicó que, una vez alcanzada esa meta, se presentarán nuevas opciones al nivel político. “Las FDI continuarán actuando con determinación para lograr los dos objetivos de la campaña: la liberación de los rehenes y la derrota de Hamás”, afirmó.
La debilidad operativa de Hamás se agrava por la pérdida del respaldo iraní. La Fuerza Quds proporcionaba hasta \$350 millones anuales, así como entrenamiento, tecnología de túneles y asistencia logística. En 2021, documentos de inteligencia mostraron que Yahya Sinwar y Muhammad Deif solicitaron \$500 millones a Teherán para preparar el ataque del 7 de octubre de 2023. Sin embargo, esta capacidad ha sido diezmada.
El 21 de junio, las FDI eliminaron a Saeed Izadi, jefe del Cuerpo de Palestina de la Fuerza Quds, en un ataque dirigido en Qom. También murió Behnam Shahriyari, comandante de la Unidad 190, responsable del tráfico de armas hacia Gaza y Líbano. “Izadi financió y armó a Hamás antes de la masacre del 7 de octubre. Esto es una gran victoria para la inteligencia israelí y la Fuerza Aérea”, declaró el ministro de Defensa, Israel Katz.
Estas pérdidas estratégicas golpearon duramente la red regional de Irán. En paralelo, Teherán atraviesa una inestabilidad interna marcada por protestas, purgas y el debilitamiento del mando de la Guardia Revolucionaria. Como resultado, el flujo de fondos y material bélico hacia Gaza se ha reducido significativamente.
“Sin un respaldo iraní significativo, las posibilidades de Hamás disminuyen considerablemente”, afirmó el exviceministro de Asuntos Exteriores de Israel, Danny Ayalon. Considera que la presión militar israelí puede forzar la rendición o la expulsión del liderazgo de Hamás.
Un funcionario palestino cercano al grupo admitió recientemente a Reuters que la operación israelí en Irán alterará la capacidad de financiación y de entrenamiento que Teherán ofrecía a la “resistencia”.
La erosión del “Eje de la Resistencia” tiene implicancias ideológicas y operativas. El relato de una coalición antiisraelí que abarca desde Teherán hasta Gaza se ha desmoronado. La falta de respuesta efectiva de Irán, el silencio de Hezbolá y la neutralización de Siria debilitan la cohesión del frente chií.
Para Hamás, la crisis se traduce en aislamiento. La disminución del respaldo financiero se ve acompañada por una caída en la moral y un debilitamiento del control territorial. Según fuentes israelíes, la edad promedio de sus combatientes se reduce a diario, lo que sugiere dificultades de reclutamiento. Además, han surgido bandas rivales dentro de Gaza, como la liderada por Yasser Abu Shabab.
El declive del patrocinio iraní deja a Hamás vulnerable tanto militar como políticamente. A medida que la coalición chií retrocede, Israel consolida su posición en Gaza.
La alianza estratégica entre Israel y Estados Unidos se ha reforzado durante esta etapa. La coordinación de ataques conjuntos contra instalaciones nucleares iraníes y la próxima reunión entre Netanyahu y el presidente estadounidense Donald Trump, prevista para el 7 de julio, reflejan esa sintonía. Será el tercer encuentro entre ambos en el año, lo que convierte a Netanyahu en el líder extranjero con más visitas a la Casa Blanca en 2025.
Trump ha expresado públicamente su apoyo al primer ministro israelí, al que calificó de “héroe de guerra”. También ha llamado a resolver la guerra. “CIERREN EL ACUERDO EN GAZA. ¡RECUPEREN A LOS REHENES! DJT”, escribió en Truth Social.
La Casa Blanca está impulsando un alto el fuego de 60 días a cambio de la liberación de decenas de rehenes israelíes. Esta propuesta será uno de los ejes centrales de la cumbre bilateral del 7 de julio.
Según filtraciones, Netanyahu y Trump estarían considerando un esquema postguerra que incluiría el exilio del liderazgo de Hamás, una administración multinacional árabe para Gaza y un plan internacional de reconstrucción bajo supervisión de Washington y Jerusalén. También se contempla el reasentamiento civil en zonas seguras y la integración de Gaza en un marco de normalización regional basado en los Acuerdos de Abraham.
Ambos mandatarios han sugerido públicamente que ese acuerdo está en proceso. Aunque la Oficina del primer ministro negó haber recibido una propuesta formal, sí confirmó que el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, está negociando en Washington y busca que Qatar presione a Hamás.
“El avance depende de Hamás”, reconoció un portavoz del gobierno israelí. La percepción en Jerusalén es que el colapso iraní ofrece una oportunidad estratégica que podría traducirse en un nuevo orden regional.
En ese contexto, concluir la guerra en Gaza se perfila como una necesidad tanto militar como diplomática. Para Israel, el desmantelamiento de Hamás es prioritario. Para Estados Unidos, garantizar la estabilidad regional es el siguiente paso en su estrategia de reordenamiento de Oriente Medio. Ambas metas coinciden ahora más que en ningún otro momento de la guerra.