La geopolítica de Oriente Medio está cambiando rápidamente y la competencia entre los principales actores está en su apogeo. La región se extiende a lo largo de los tres continentes de Asia, África y Europa, lo que le confiere una gran importancia geopolítica. Oriente Medio tiene vistas al Mar Mediterráneo, al Mar Rojo, al Océano Índico y al Mar Negro. Contiene tres de las principales vías fluviales del mundo: El Estrecho de Ormuz, el Estrecho de Bab al-Mandeb y el Canal de Suez. Oriente Medio es también el principal proveedor de petróleo del mundo y tiene sus mayores reservas de petróleo y gas.
Para Estados Unidos, la seguridad de Israel es uno de los determinantes más críticos de sus posiciones sobre la seguridad de Oriente Medio tras la llamada “Primavera Árabe”. Aunque Israel está separado de los cambios provocados por esos levantamientos, no puede dejar de ser afectado por ellos. Conmocionaron a Jerusalén así como a los demás actores regionales, pero ha sido capaz de hacer frente a los cambios.
El miedo a Irán y sus ambiciones hegemónicas ha empujado a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos hacia una mayor cooperación con Israel y Estados Unidos. Durante más de una década, el Estado judío ha estado fortaleciendo los vínculos con las monarquías del Golfo con las que no tiene relaciones diplomáticas. Los puntos de vista estratégicos de Jerusalén respecto a las ambiciones regionales de Irán y las políticas estadounidenses durante la “Primavera Árabe” convergieron con los de Riad, los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein. Los antiguos lazos comerciales y de seguridad israelíes con el Golfo, que ahora se están haciendo más visibles, parecen estar listos para desarrollarse más (aunque la cooperación militar abierta sigue siendo improbable). Israel está buscando una cooperación activa con Egipto, Jordania y la Autoridad Palestina en el campo de la lucha contra el terrorismo.
El panorama actual en Oriente Medio está poniendo de relieve nuevas prioridades políticas, y los Estados árabes ya no bailan al son de los palestinos. Esos Estados tienen sus propias preocupaciones más inmediatas, y el actual conflicto entre Hamás y Fatah ha socavado los esfuerzos palestinos para solicitar la ayuda árabe. Algunos Estados árabes han empezado a reconocer abiertamente el derecho del pueblo judío a su patria ancestral.
Aunque la ubicación de Turquía suele considerarse una ventaja significativa en la esfera de la energía, ya que los países de su entorno requieren su colaboración para transportar petróleo y gas natural mediante proyectos de oleoductos económicamente viables, los conflictos políticos, económicos y militares entre esos mismos actores globales y regionales no solo obstaculizan el desarrollo de rutas de transporte de energía, sino que presentan un importante desafío de política exterior para Ankara, que tradicionalmente ha tratado de mantener un cuidadoso equilibrio en sus relaciones con Occidente y Rusia.
El descubrimiento de reservas de gas en el Mediterráneo Oriental ha sido recibido con entusiasmo debido a su potencial impacto en el equilibrio económico, geopolítico y político de la región. Las nuevas reservas podrían tener un efecto positivo significativo en la estrategia de diversificación de gas de Europa, permitiendo a los países de la Unión Europea realizar su objetivo a largo plazo de reducir significativamente su dependencia de las importaciones de gas ruso.
En diciembre de 2017, Chipre, Israel, Italia y Grecia firmaron un memorando “para explorar la posibilidad de la construcción de un gasoducto de gas natural que vincule (el) (campo) Leviatán a los mercados europeos”. La Comisión Europea ha calificado el proyecto como técnicamente factible y económicamente viable, declarando que “apoya firmemente” el proyecto.
En diciembre de 2018, en una reunión en Beer Sheba, los líderes de Grecia, Chipre e Israel dijeron oficialmente que estaban listos para firmar un acuerdo intergubernamental sobre el proyecto del oleoducto de Oriente Medio. El embajador de Estados Unidos en Israel, David Friedman, que estuvo presente en la reunión, calificó el proyecto como “de gran importancia para la estabilidad y la prosperidad de Oriente Medio y Europa”. Si el proyecto llega a buen puerto, Israel puede convertirse en un centro regional de energía, lo que supone un cambio significativo con respecto a su posición geopolítica histórica.