El ciberataque con ransomware que sufrió el miércoles el Centro Médico Hillel Yaffe de Hadera, que dañó los sistemas informáticos del hospital y obligó a la dirección a cambiar a un sistema alternativo para mantener una atención adecuada a los pacientes, expuso al público a un nuevo mundo de amenazas.
Los nuevos ataques no bastan para adquirir o corromper información, pero podrían perjudicar los sistemas que salvan vidas, como los ventiladores, los generadores y saturadores de oxígeno y otras máquinas, ya que cualquier violación de estos sistemas es potencialmente mortal.
En un ataque similar ocurrido el año pasado, una anciana alemana, que había sido trasladada de urgencia a un hospital de Dusseldorf, murió porque el personal médico no pudo recibirla después de que los sistemas informáticos del hospital se colapsaran debido a un ciberataque.
En Estados Unidos, un hospital fue demandado por una joven que alegó que su bebé, que nació con graves dificultades, no recibió la atención adecuada porque en ese momento los sistemas informáticos del hospital estaban parcialmente caídos debido a un ataque de ransomware. En consecuencia, el estado del bebé se deterioró y murió varios días después.
Los ataques de ransomware, a diferencia de los ciberataques “normales”, se caracterizan porque el bando atacante busca un beneficio monetario con su acción. En principio, el atacante o el grupo que está detrás de estos ataques no está motivado por ninguna ideología, política o postura política discernible que pretenda imponer, cambiar o acabar.
Sin embargo, ya hemos visto que los ataques a organizaciones israelíes pueden estar motivados por varios objetivos paralelos. Por ejemplo, el ataque a la base de datos de estudiantes de la Universidad de Bar-Ilan, por el que los atacantes pedían un rescate, fue perpetrado por un grupo cibernético iraní, al menos según las evaluaciones de los expertos.
Israel también ha sido sospechoso de llevar a cabo ciberataques, según informes extranjeros, contra objetivos en Irán. En julio, la red ferroviaria iraní sufrió un ciberataque en el que los piratas informáticos publicaron falsos avisos de retrasos en los tablones de las estaciones y, en algunos casos, también instaron a los pasajeros a llamar a una línea de información, con el número de teléfono de la oficina del líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei. Poco después de ese ataque, se lanzó otro que derribó el sitio web del Ministerio de Transporte de Irán.
Los expertos en cibernética israelíes y mundiales están de acuerdo en que la tendencia actual de los ataques digitales va a continuar, ya sea en forma de ataques de ransomware o de guerra cibernética entre potencias mundiales. Con el tiempo, estos atacantes serán cada vez más descarados. Si se añade a esta ecuación unas capacidades y unos conocimientos cada vez mejores en manos de elementos hostiles, lo que se obtiene es un futuro en el que los ataques son mucho más peligrosos.