Fue una atrocidad de manual… si es que aún quedaran manuales escolares que enseñan la verdad sobre Oriente Medio. Las aldeas fueron invadidas. Familias enteras ardieron vivas. Niñas fueron violadas en grupo ante los ojos de sus padres, obligados a presenciarlo.
El cabecilla terrorista de Siria —actualmente agasajado por su ofensiva de encanto con traje occidental— es un salafista-yihadista con historial tanto en al-Qaeda como en el Estado Islámico. Naturalmente, los simpatizantes progresistas —hombres y mujeres por igual— lo presentan como un salvador. Mientras tanto, sus tropas yihadistas retomaron sus métodos habituales: masacraron a drusos, cristianos, alauitas, kurdos… a cualquiera que no encajara con el perfil demográfico aprobado por el califato.