Durante casi seis años, desde que se alcanzó el “acuerdo nuclear” de 2015, el Plan de Acción Integral Conjunto, la Unión Europea ha estado apaciguando a los mulás gobernantes de Irán. Lo que la UE no ve es que su política blanda hacia los mulás ha sido un desastre total y peligroso.
Justo después de que se alcanzara el “acuerdo nuclear” -que por cierto el régimen iraní nunca firmó- la UE, junto con la administración Obama, levantó casi todas sus sanciones económicas. Fue un regalo que ayudó al régimen iraní a reintegrarse en el sistema financiero mundial. La UE también hizo muchas concesiones a Irán, como aceptar incluir en el acuerdo nuclear cláusulas de caducidad que permitieran a los mulás tener pronto tantas armas nucleares como quisieran.
Alemania y Francia parecían estar entre los primeros en tener prisa por reavivar los negocios con los mulás gobernantes de Irán. Justo después del acuerdo nuclear firmado a medias, la mitad occidental, el ex ministro de Economía y vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, junto con una delegación empresarial de Siemens, Linde, Mercedes y Volkswagen, visitó Irán, y muchas grandes empresas europeas, como Royal Dutch Shell, BP y Eni, comenzaron sus planes para hacer negocios con Irán. Desde entonces, cuando casi 30 bancos iraníes se reconectaron a SWIFT, el comercio entre la UE e Irán ha aumentado casi un 43%.
Mientras tanto, la UE, que nunca deja de moralizar a otros países sobre cómo deberían comportarse, ha hecho la vista gorda ante los informes creíbles relativos a la continua violación del acuerdo nuclear por parte de Irán, así como a la prosecución de actividades nucleares clandestinas. En febrero de 2016, Irán ya había superado su umbral de agua pesada por segunda vez. Un año después del acuerdo nuclear, la agencia de inteligencia nacional de Alemania, la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, reveló en su informe anual que el gobierno iraní ha seguido un camino “clandestino” durante el acuerdo nuclear para obtener tecnología y equipos nucleares ilícitos de empresas alemanas “en lo que es, incluso para los estándares internacionales, un nivel cuantitativamente alto”. El informe de inteligencia también afirmaba que “es seguro esperar que Irán continúe con sus intensas actividades de adquisición en Alemania utilizando métodos clandestinos para lograr sus objetivos”.
Después de eso, Estados Unidos, uno de los actores clave del acuerdo nuclear, se retiró de él bajo la administración Trump y volvió a imponer sanciones. Sin embargo, la UE, viejo aliado transatlántico de Washington, se separó de su socio occidental en favor de los mulás. La UE se negó a volver a imponer sanciones a Irán, y luego se dedicó a mantener vivos los negocios con él. Tres gobiernos europeos -Alemania, Francia y Reino Unido- crearon un mecanismo, el Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales (INSTEX), con sede en París y diseñado principalmente para eludir las sanciones estadounidenses. “Estamos dejando claro”, admitió el ex ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Heiko Maas, “que no solo hablamos de mantener vivo el acuerdo nuclear con Irán, sino que ahora estamos creando una posibilidad de realizar transacciones comerciales”.
¿Cuál ha sido el resultado del apaciguamiento de la UE con los mulás de Irán? Negocios para Europa. Mientras tanto, los líderes de Irán están ahora más cerca que nunca de obtener armas nucleares. El establecimiento teocrático está actualmente cerca de tener suficiente uranio enriquecido para refinar y construir al menos una bomba nuclear, requiriendo solo unos 1000 kg de uranio enriquecido a solo el 5%.
Al mismo tiempo, en lo que respecta al terrorismo, los miembros de la UE han sido uno de los principales objetivos de los complots terroristas de Irán. El régimen iraní ha estado implicado en una serie de asesinatos, toma de rehenes europeos y otros actos hostiles en toda Europa, algunos con éxito, otros no, que han sido rastreados hasta Teherán. Los funcionarios europeos lograron frustrar un ataque terrorista dirigido a una gran convención de “Irán libre” en París, a la que asistieron en junio de 2018 muchos oradores de alto nivel, entre ellos el ex presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Newt Gingrich, y el ex ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, John Baird. En 2020, en Bélgica, uno de los diplomáticos activos de Irán, el iraní Assadollah Assadi, fue condenado a 20 años de prisión por intentar colocar una bomba.
La UE también podría hacer bien en ver cómo se ha intensificado el aventurerismo militar de Irán en Oriente Medio, y seguirá intensificándose si no se le pone freno. Desde que la UE empezó a apaciguar al régimen iraní, la región ha sido testigo de más ataques con cohetes de los hutíes contra objetivos civiles en Arabia Saudita, del despliegue de miles de soldados de a pie de Hezbolá en Siria y del bombardeo de Israel con cohetes de Hamás financiados por Irán.
¿Son los beneficios y los negocios realmente más importantes para la UE que impedir que lo que el Departamento de Estado de EE.UU. denomina el “peor Estado patrocinador del terrorismo del mundo” tenga armas nucleares?
¿Sigue la UE apaciguando a los mulás porque cree que un Irán envalentonado y con armas nucleares no va a ser una amenaza para la UE, sino solo para otros países de la región como Israel y Arabia Saudita? Desde 2015, la UE ha respondido a los mulás gobernantes de Irán con apaciguamiento, amabilidad y flexibilidad a cada paso. Esto solo ha empoderado al régimen iraní y lo ha acercado a convertirse en un estado nuclear. La UE podría recordar lo que Winston Churchill advirtió en su día: “Cada uno espera que si alimenta al cocodrilo lo suficiente, el cocodrilo se lo comerá al final. Todos esperan que la tormenta pase antes de que les llegue el turno de ser devorados. Pero me temo -me temo mucho- que la tormenta no pasará”.
Si Irán adquiere capacidad nuclear, ya ni siquiera tendrá que utilizar el terrorismo o la toma de rehenes -o incluso sus nuevas bombas- para chantajear a Europa: la mera amenaza de utilizar una debería ser suficiente.
¿Se despertará la UE a tiempo y modificará su peligrosa política hacia Irán?