La noticia de que algunas mujeres del festival de música israelí fueron violadas por terroristas de Hamás antes de ser cruelmente asesinadas nos recuerda que no es la primera vez que los terroristas árabes palestinos emplean la violencia sexual como arma.
Hace casi un siglo, tras el pogromo árabe contra los judíos en Hebrón en 1929, un periodista que visitó la casa de una de las víctimas informó:
“El techo de tres metros de altura [estaba] salpicado de sangre. Las habitaciones parecían un matadero… los órganos sexuales amputados y los pechos cortados de las mujeres… yacían esparcidos por el suelo y en las camas… [N]ingún objeto había quedado intacto, excepto una gran fotografía en blanco y negro del Dr. Theodor Herzl, fundador del sionismo político. Alrededor del marco de la foto, los asesinos habían colocado la ropa interior ensangrentada de una mujer”.
Muchos relatos sobre la invasión árabe del recién nacido Estado de Israel en 1948 han descrito la mutilación sexual de cadáveres judíos que se descubrió después de que las fuerzas árabes invadieran el bloque de Kfar Etzion.
Asimismo, Amnon Rubinstein, más tarde miembro de la Knesset, escribió en su diario sobre la mutilación genital de tres de sus compañeros que estaban vigilando un tanque varado en la guerra de 1967 cuando las tropas árabes se les echaron encima.
En su aclamado libro Against Our Will: Men, Women, and Rape, la socióloga Susan Brownmiller escribió sobre el uso de la violación como arma contra los judíos en Europa antes y durante el Holocausto.
Brownmiller citó informes de la Cruz Roja sobre pogromos antijudíos en Ucrania en 1919. En un pogromo “típico”, “la banda irrumpe en el municipio, se extiende por todas las calles, grupos separados irrumpen en las casas judías, matando sin distinción de edad ni sexo a todos los que encuentran, con excepción de las mujeres, que son violadas bestialmente antes de ser asesinadas”.
Un informe sobre un pogromo en otro pueblo, Kremenchug, se refería a “trescientos cincuenta casos de violación… ni los niños de 12 años ni las ancianas de 60 se salvaron. Después de haber sido violadas, las niñas fueron arrojadas por los retretes”.
En la ciudad de Fastov, donde fueron masacrados seiscientos judíos, los pogromistas “se lanzaron sobre las niñas menores de edad con una furia brutal perfecta y las violaron ante los propios ojos de sus padres, impotentes para interferir”. Algunas “escenas particularmente atroces tuvieron lugar en el patio de la sinagoga donde los judíos habían buscado refugio”. El patio estaba “cubierto de cadáveres de mujeres, niños, ancianos y muchachas que habían sido violados. Muchos enloquecieron”.
Brownmiller señaló entonces la síntesis de violación y violencia antijudía en la ideología del nazismo. Destacó un comentario del jefe de producción de guerra nazi Albert Speer: “Hitler siempre decía que las masas son esencialmente femeninas, y su agresividad y encanto provocaban una rendición y sumisión casi masoquista en su público, una forma de violación psíquica… No convencía a su público, lo conquistaba”.
La violación “es el acto por excelencia mediante el cual un hombre demuestra a una mujer que ha sido conquistada —vencida— por su fuerza y poder superiores”, escribió Brownmiller. “En el marco del fascismo, era perfectamente lógico que el soldado alemán empleara la violación para demostrar que era un superhombre digno”.
Así, durante el pogromo de la Kristallnacht de 1938 y a lo largo de los años siguientes del Holocausto, hubo numerosos casos de nazis que violaron a mujeres judías. Muchas de esas atrocidades se han documentado en libros como Sexual Violence against Jewish Women During the Holocaust, coeditado por Sonja Hedgepeth y Rochelle Saidel. La USC Shoah Foundation cuenta con más de 1.700 testimonios de supervivientes sobre violaciones y otros tipos de violencia sexual.
“De hecho”, continúa Brownmiller, “habría sido muy ilógico que la violación no estuviera en la bolsa de armas de los soldados alemanes… La violación para los alemanes… desempeñó un papel serio y lógico en la consecución de lo que consideraban su objetivo final: la humillación y destrucción total de los «pueblos inferiores» y el establecimiento de su propia raza superior”.
La violación parece desempeñar un papel similar en la psicología de los terroristas árabes palestinos, desde la década de 1920 hasta nuestros días.