En ciertos círculos se está difundiendo la leyenda urbana de que este año, en el 75 aniversario de la independencia de Israel, se producirá un “holocausto del país”.
La idea surge de un cálculo erróneo que establece que la dinastía hasmonea comenzó a desintegrarse en torno al año 70 a. C., lo que llevaría a una ley cósmica según la cual el dominio judío debe caer después de 70 años. Durante las recientes celebraciones del Día de la Independencia, algunos intentaron promover esta teoría apocalíptica, pero sin éxito.
En el contexto de las protestas de la izquierda en torno a la reforma y el número 75, resurge la “leyenda de la destrucción”. En uno de mis encuentros con líderes de la protesta, uno de ellos me dijo en serio que su madre tenía la “tradición” de que el año 75 es el año de la destrucción. Esta afirmación es estremecedora.
La tradición de mi madre, que nació en el año de la fundación del estado de Israel, es diferente. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los alemanes se acercaron a la tierra de Israel, el rabino Herzog z”l, que probablemente era más resistente que su nieto, dijo: “¡No habrá una tercera destrucción!” Si desea verificar esta afirmación, puede buscar un artículo del rabino Ari Yitzhak Shvat sobre este tema en Google.
Una mirada detallada a la realidad desde una perspectiva estadística solo refuerza su optimismo: Israel se fortalece año tras año – en seguridad, economía y espíritu – y los profetas de la destrucción son desmentidos una y otra vez [incluso la “ley psicológica” según la cual cada tercer, generación pierde su energía fundacional y causa su colapso, es un mito —la mayoría absoluta de los países prosperan tanto en su cuarta como en su décima generación].
Lo que está ocurriendo en la sociedad israelí no es un colapso, sino un cambio de élites, y naturalmente, las élites derrotadas lo pintan como el fin del país. Todos conocemos los problemas que existen en el país e intentamos solucionarlos con todas nuestras fuerzas, pero no desde una posición desesperanzada sino desde una posición llena de fe y esperanza. La situación del pueblo judío 75 años después de su independencia es uno de los mejores momentos históricos para ellos, y dentro 25 años más será aún mejor. Con ayuda divina.
¡Feliz independencia de Israel!