Aproximadamente 50 mil de los casi dos millones de habitantes de la Franja de Gaza, fueron transportados por autobuses patrocinados por Hamás, a la frontera con Israel. La consigna declarada de esta concentración es la penetración masiva al territorio israelí, en lo que los promotores han denominado “Marcha del Retorno”, y que tuvo su inicio hace seis semanas, con la meta expresa de traspasar la valla fronteriza hacia Israel.
El nombre de estas manifestaciones, “Marcha del Retorno”, hace referencia a la doctrina fundamental de Hamás que declara ilegítima la existencia del Estado Judío, y a la cita de un Hadiz (dicho o comentario atribuido a Mahoma) en su carta fundacional como respaldo a su negación del derecho judío a morar en su patria ancestral, que afirma: “El Día del Juicio no vendrá hasta que los musulmanes combatan a los judíos, cuando el judío se oculte detrás de las piedras y de los árboles; las piedras y los árboles dirán: «Oh musulmanes, oh Abdullah, hay un judío detrás de mí, ven y mátalo»”. Israel se retiró de la Franja de Gaza, de manera unilateral en el año 2005; pero desde el 2007, cuando la organización terrorista Hamás expulsó a la Autoridad Palestina tras un golpe sangriento, tanto Israel como Egipto impusieron un bloqueo al enclave costero, el primero por motivos de seguridad; el segundo, para no cargar lo que ven como un problema.
En estos momentos los noticieros –cuyo deber en primer lugar es informar-, se están dedicando a comentar los acontecimientos a lo largo de la frontera entre Israel y la Franja de Gaza. Términos como “el enclave asediado”; “la protesta pacífica”; “la matanza de palestinos”, y otros igualmente incorrectos aparecen en los titulares y cuerpos de los artículos que pretenden cubrir la apodada “Marcha del Retorno”. En las redes sociales se comenta que Israel escogió la fecha de hoy para la apertura de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén, intencionalmente; “para que coincida con la Marcha del Retorno del pueblo palestino”. Las imágenes muestran el contraste entre la alegría en la ceremonia en la nueva embajada estadounidense en Israel, con las fotos de árabes de gaza siendo llevados en camillas, en medio del humo negro y de personas que parecen haber sobrevivido a la explosión de una bomba.
Lo evidente es que, aquellos que comentan sobre la “premeditación de la fecha para coincidir con las manifestaciones en Gaza”, son ignorantes de la realidad; que el 14 de mayo se cumplen 70 años de la declaración de independencia del Estado Judío. A menos que sean capaces de acusar a Israel de haber previsto todo lo de hoy desde 1948. Si desconocen algo tan elemental para la comprensión de los acontecimientos de hoy en Israel, cuánto más desconocen que el humo que tiñe los cuerpos de los árabes en las fotos de Gaza, procede de la quema de decenas de miles de neumáticos, transportados hasta el lugar con la intención expresa de crear una cobertura desde la cual lanzar rocas con hondas y bombas incendiarias. Pensando en los comentarios que he leído, que minimizan esta forma de ataques, he escogido unos breves vídeos dónde puedes observar el daño letal de estas armas.
Test para probar la letalidad de las piedras lanzadas con hondas:
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Test para probar la letalidad de las bombas incendiarias:
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Todo lo que la diplomacia internacional llama “asentamientos ilegales”, y que la retórica fundamentalista islámica de Fatah y Hamás denominan “ocupación sionista”, son tierras ganadas legítimamente por el Estado Judío durante las guerras defensivas. Es así que Israel capturó Gaza de manos de Egipto; el Este de Jerusalén fue literalmente recuperado tras derrotar a la ocupación jordana, y el Golán, magistralmente dominado en una serie de combates que, hoy darían y mucho para hablar acerca de desproporcionalidad. Cabe mencionar que ninguna de estas guerras fue buscada por Israel y hacer hincapié en que, hubo costo de vidas judías mucho muy alto. Hoy el mundo, con su diplomacia condescendiente con la retórica abusiva de los ayatolas y los “muftis” negacionistas del Holocausto, proclama que habrá paz cuando Israel “regrese a las fronteras de 1967”. Señoras y señores políticos, ya estuvimos en las “fronteras” de 1967, las líneas de armisticio – que no fronteras – fueron el resultado de que no hubo paz; intentaron exterminarnos.
El ente árabe creado en 1994 y autodenominado “Autoridad Palestina”, tiene un severo conflicto con un ente islamista fundado en 1987, autodenominado Hamás. Su desacuerdo – por no decir, falta absoluta de interés en llegar a un acuerdo – se materializa en sufrimiento para el pueblo al que, se supone representan. Gaza, que cuenta con cruces peatonales y de suministros, ha visto a decenas de islamistas incendiar los únicos ductos de petróleo y las bandas transportadoras que llevaban los insumos y materiales al interior de la Franja. Operativos de Hamás, vestidos de civil y provistos con intercomunicadores, recibían y transmitían órdenes en medio de la turba de enajenados. Todo esto es una extensión de la guerra interna entre las dos facciones árabes; la procura del liderazgo. Hamás quiere volver a las primeras planas, tener el protagonismo una vez más; para ello no encuentra mejor método, que exponer a los civiles bajo su control, niños principalmente, al frente de la violencia que ellos orquestaron. Fatah, que ve a un Abu Mazen cada vez más delirante, no consigue con su retórica descarnada de odio e incitación, ganarle en show a Hamás.
Detrás de toda la brutalidad que enciende la frontera entre Israel y Gaza desde el lado árabe, está el islam. Estas marchas, que en realidad son hordas de gente violenta, no es un movimiento nacionalista de reivindicación; es el mismo espantoso demonio que estrella aviones comerciales contra edificios, que apuñala a niños mientras duermen, que se refocila en transmitir brutales decapitaciones por televisión, que cuelga a homosexuales con grúas en la vía pública, apedrea a mujeres bajo sospecha de adulterio, que acribilla a jóvenes en los bares, que se detona en las cafeterías, conduce camiones a toda velocidad dirigiéndolos contra los peatones, y toda la brutalidad que hemos visto cometerse, antecedida por una dicción que se ha tornado estremecedora: «alahu akbar». Estamos ante una ideología que se disfraza de víctima, al amparo del denso humo, esta vez no de los neumáticos, sino de las sendas campañas de desinformación a la que se prestan los medios informativos más rebosantes de lectores.
El ejército de Israel seguirá custodiando las fronteras y velando por la seguridad en Israel. Por nuestra parte, podemos tener una participación cada vez más activa y comprometida con el esclarecimiento en favor de la verdad; algo en lo que no podemos permitirnos claudicar. La gran Golda Meir lo dijo así: “Nunca he sido partidaria de la inflexibilidad, excepto cuando la cosa atañe a Israel. Si se nos critica por qué no nos doblegamos, porque no somos flexibles en la cuestión de ser o no ser, es porque hemos decidido que, sea como fuere, somos y seremos”.