Los líderes de los 30 países miembros de la OTAN se reunieron este mes en Bruselas para celebrar una importante cumbre. Fue la primera reunión de alto nivel de la OTAN desde que comenzó la pandemia y también la primera desde que el presidente Joe Biden llegó a la Casa Blanca.
Como es lógico, Rusia y China ocuparon un lugar destacado en la agenda. Moscú sigue mostrando sus músculos en Europa del Este, mientras lleva a cabo una campaña de guerra híbrida de ciberataques y desinformación contra muchos miembros de la OTAN. El ejemplo más reciente fue un ciberataque a un importante oleoducto que afectó a gran parte de la costa oriental de Estados Unidos. El supuesto encubrimiento por parte de China de los orígenes de la pandemia de la enfermedad del coronavirus ha puesto a Pekín en el punto de mira.
Sin embargo, en la cumbre de la OTAN estuvo ausente cualquier mención significativa a Oriente Medio y el Norte de África (MENA). En la extensa declaración de la cumbre, que constaba de 79 párrafos, la región de Oriente Medio y Norte de África quedó enterrada al final, en los párrafos 74, 75 y 76.
La falta de atención de la OTAN a una región tan importante resulta desconcertante. Según el Tratado del Atlántico Norte de 1949, el área de interés de la alianza es “la zona del Atlántico Norte, al norte del Trópico de Cáncer”. Todos los países que se consideran generalmente en la región de Oriente Medio y Norte de África, menos Yemen, tienen territorio al norte del Trópico de Cáncer – y por tanto en el área de interés de la OTAN. Además, la historia y los acontecimientos recientes demuestran que lo que ocurre en la región puede extenderse rápidamente a Europa.
También ha habido tres operaciones militares de la OTAN en la región de MENA. Desde 2004, la alianza ha llevado a cabo periódicamente una pequeña operación de adiestramiento en Irak destinada a mejorar las capacidades del ejército iraquí. Entre 2009 y 2015, la OTAN dirigió una de las varias misiones internacionales de lucha contra la piratería frente al Cuerno de África, denominada Operación Escudo del Océano. Y en 2011, la OTAN impuso una zona de exclusión aérea sobre Libia. Durante esta operación, Jordania, Qatar y los EAU aportaron aviones y recursos.
Ya sea por el terrorismo regional que emana de los grupos extremistas o por la amenaza de la proliferación nuclear en Irán, los Estados miembros de la OTAN comparten muchas de las mismas preocupaciones de seguridad que los países de la región MENA. Además, muchos de los países de esta región han demostrado su voluntad de cooperar con la OTAN e incluso han aportado tropas a las misiones dirigidas por la Alianza.
La OTAN ya dispone de estructuras para mejorar la cooperación con los socios de esta parte del mundo, pero ha hecho poco para mejorar estas relaciones en los últimos años. Lleva a cabo su tarea de seguridad cooperativa con sus socios del sur a través de dos mecanismos: El Diálogo Mediterráneo y la Iniciativa de Cooperación de Estambul.
El Diálogo Mediterráneo, iniciado en 1994, constituye la base de las relaciones de la OTAN con sus socios mediterráneos: Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Mauritania, Marruecos y Túnez. Aunque las conversaciones del diálogo suelen tener lugar de forma bilateral entre la OTAN y un socio mediterráneo (OTAN+1), en ocasiones este foro se reúne como OTAN+7, lo que sitúa a Israel en la misma mesa que algunos de sus vecinos regionales, donde de otro modo no estaría.
La Iniciativa de Cooperación de Estambul, lanzada en 2004, constituye actualmente la base de las relaciones de la OTAN con los países del Golfo. Aunque se invitó a los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo a unirse a ella, hasta ahora solo han participado Bahréin, Kuwait, Qatar y los EAU.
Así que, mientras los líderes de la OTAN hacen balance de la reciente cumbre de Bruselas y se preparan para la próxima cumbre de 2022 en España, hay cuatro pasos rápidos que la alianza puede dar para volver a centrarse en la región de Oriente Medio y Norte de África.
En primer lugar, debe establecer una visión estratégica para la región de Oriente Medio y Norte de África. A lo largo del próximo año la OTAN redactará un nuevo Concepto Estratégico. Se trata del documento político que publica ocasionalmente la Alianza para proporcionar a sus dirigentes y responsables políticos una orientación estratégica. El último Concepto Estratégico de la OTAN, publicado en 2010, está lamentablemente desfasado. La región de Oriente Medio y Norte de África apenas recibe una mención en todo el documento. La OTAN debería aprovechar esta oportunidad para mejorar su enfoque en la región.
En segundo lugar, la OTAN debería nombrar un representante especial para la región MENA, donde las relaciones personales son primordiales. Debería nombrar a un diplomático muy respetado y con conocimiento de la región para que sea un punto de contacto permanente.
En tercer lugar, la OTAN debería impulsar activamente la ampliación de los miembros del Diálogo Mediterráneo y de la Iniciativa de Cooperación de Estambul. En particular, debería incluir a los países en los que se ha invertido sangre y tesoro de EEUU y Europa, como Irak y Libia. Cuanta más cooperación, mejor.
Por último, ni el Diálogo Mediterráneo ni la Iniciativa de Cooperación de Estambul se han reunido formalmente durante una cumbre de la OTAN a nivel de jefes de gobierno. En la cumbre del próximo año la alianza debería resaltar la importancia geopolítica de la región de Oriente Medio y Norte de África incluyendo reuniones de alto nivel para ambas agrupaciones.
La asociación conduce a la interoperatividad, que ayuda a promover el entendimiento y la seguridad.