En su último intento de impedir la propagación del nuevo coronavirus, el gobierno de Trump anunció una prohibición temporal de la entrada en los Estados Unidos de los extranjeros que hayan visitado recientemente la China continental. No está claro qué pruebas científicas, si las hay, informaron esta política y quién dentro de la administración estaba detrás de ella. Aunque el virus de la gripe y el nuevo coronavirus son patógenos separados, las anteriores prohibiciones de viaje para prevenir la propagación de la gripe pueden enseñarnos el probable impacto de esta prohibición.
Una variable que influye en la estimación de la eficacia de las medidas de control de los brotes es la transmisibilidad del virus, medida convencionalmente a través del llamado número básico de reproducción o R0. El R0 es el número promedio de personas que un solo caso infectará en una población no infectada y no inmunizada.
Los estudios que examinaron la utilidad de las prohibiciones de viaje para reducir la propagación de la gripe encontraron una eficacia limitada de esta política. En particular, en el caso de un virus con una R0 de 1.9 o superior, las prohibiciones de viajes internacionales tienen que ser muy restrictivas (es decir, la suspensión de más del 90% de los viajes aéreos) para tener algún impacto. Aun así, estas medidas restrictivas solo retrasan ligeramente la propagación de la infección y tienen un impacto muy pequeño en la magnitud de los brotes. Los datos preliminares apuntan a que este coronavirus es más transmisible que la gripe; con un R0 de 2.0 a 3.1. Esta evidencia sugiere que la prohibición de viajar no evitará que el coronavirus se extienda dentro de los Estados Unidos. Incluso una prohibición más estricta podría retrasar su aparición en unas pocas semanas como máximo.
No solo es probable que las prohibiciones de viajes sean ineficaces con una enfermedad como el nuevo coronavirus, sino que también es probable que la prohibición tenga amplios impactos económicos, sociales y de salud pública. Las prohibiciones de viajar perturban la actividad económica, pueden estigmatizar a las poblaciones y los grupos étnicos y pueden afectar a la entrega de los medicamentos y suministros esenciales necesarios para tratar a las personas que padecen el coronavirus y a las que padecen otras enfermedades.
Además de restringir la entrada de extranjeros con antecedentes de haber viajado a China, la administración Trump también anunció que los ciudadanos estadounidenses que regresen de la provincia de Hubei estarán en cuarentena durante 14 días. La experiencia durante la epidemia del Ébola de 2014 a 2015, cuando muchos estados de los Estados Unidos instituyeron cuarentenas para limitar la propagación del Ébola, puede proporcionar información sobre los posibles efectos de la cuarentena. Las cuarentenas implican la separación de un individuo que no esté enfermo o que muestre síntomas pero que haya estado potencialmente expuesto; con el fin de prevenir una mayor transmisión. Para que una cuarentena sea eficaz, la enfermedad debe ser transmisible antes de la aparición de los síntomas, lo que no ocurre con el Ébola, pero las pruebas preliminares sugieren que el coronavirus podría ser transmisible antes de que un individuo desarrolle síntomas.
La forma en que se implemente la cuarentena es importante. Un informe publicado por la Facultad de Derecho de Yale y la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), examinó la respuesta nacional y local de los Estados Unidos a la epidemia del Ébola. El estudio descubrió que muchos estados se vieron impulsados por el miedo en lugar de la evidencia científica a instituir sus propias cuarentenas con consecuencias negativas. En particular, el uso de cuarentenas desperdiciaba recursos de salud pública, violaba la constitución de los Estados Unidos, estigmatizaba a grupos enteros de personas y tenía consecuencias negativas para la salud mental en la cuarentena. Cuando el estado restringe la libertad individual, por ejemplo, al imponer una cuarentena, asume el deber afirmativo de proporcionar servicios esenciales a los que están en cuarentena. Incluso cuando la cuarentena está justificada, las condiciones de confinamiento deben ser humanas, este no fue el caso del Ebola.
El día antes de que Estados Unidos anunciara la prohibición de viajar, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconsejó específicamente a los países que no utilizaran tales medidas en este momento. En cambio, la OMS aconsejó a los países que invirtieran en vigilancia y aplicaran planes para contener el virus mediante el aislamiento de las personas infectadas, la localización de contactos para identificar y poner en cuarentena a las personas potencialmente infectadas, la promoción del lavado de manos y, sobre todo, la cooperación internacional. Los estudios demuestran que los medios más eficaces para contener los brotes de gripe se basan en un enfoque múltiple que incluye el aislamiento de los casos, la localización de los contactos y el distanciamiento social.
En tiempos de incertidumbre y riesgo, las políticas suelen elaborarse sobre la base del temor y no de las pruebas. Sin embargo, los esfuerzos miopes por mitigar la ansiedad del público pueden tener consecuencias imprevistas. Un enfoque medido y basado en la evidencia es nuestra mejor apuesta para contrarrestar este brote en expansión.