La campaña rusa de bombardeos terroristas contra Ucrania pretendía romper los lazos que mantienen unida a la sociedad ucraniana, destruyendo así la capacidad de resistencia del Estado ucraniano.
Esta campaña parece haber fracasado, al igual que casi todas las campañas similares de bombardeos terroristas del último siglo.
Teorías de la excelencia
Las teorías sobre la eficacia de los bombardeos terroristas han evolucionado desde la Primera Guerra Mundial. Alemania llevó a cabo las primeras campañas de bombardeo estratégico durante la guerra, atacando Londres y otras ciudades británicas con dirigibles y grandes bombarderos Gotha de ala fija. Los ataques causaron pocos daños graves, pero sembraron el pánico, al menos al principio.
Lo que realmente impulsó el interés por el bombardeo estratégico como forma de romper el estancamiento de las trincheras fueron las revoluciones rusa y alemana. Tanto el gobierno alemán como el ruso se derrumbaron como resultado de las derrotas en el campo de batalla y las privaciones económicas (los gobiernos de Austria-Hungría y el Imperio Otomano no se quedaron atrás), lo que llevó a algunos analistas a concluir que el bombardeo podía inducir suficiente dolor como para convencer a una población de que se rebelara.
Existe una rica bibliografía sobre la eficacia de las campañas de bombardeo a lo largo de la historia, impulsada en gran parte por la necesidad de resistir a dichas campañas o de hacerlas más eficaces. Robert Pape escribió la evaluación clásica de las campañas de bombardeo estratégico en Bombing to Win (Bombardear para ganar), que en general no veía con buenos ojos el éxito de tales esfuerzos. Pape sostenía que la fuerza aérea se utiliza casi siempre con más eficacia como parte de una estrategia de destrucción de las fuerzas armadas del adversario que en ataques contra objetivos civiles.
La campaña en la práctica en Ucrania
La ofensiva rusa contra Ucrania se ha basado principalmente en drones y misiles de crucero de largo alcance. Las defensas aéreas ucranianas son demasiado letales para permitir a los rusos llevar a cabo una campaña tradicional con sus bombarderos pesados tripulados, aunque Rusia ha utilizado esos bombarderos para lanzar las salvas de misiles de crucero. Los aviadores estadounidenses y británicos sufrieron pérdidas espantosas sobre Alemania en la Segunda Guerra Mundial, cuando bombarderos masivos y caros entraron en contacto con cazas y cañones de defensa antiaérea alemanes, más baratos.
Aun así, aunque los rusos no arriesgan sus pilotos y aviones en la campaña, no cabe duda de que están utilizando mucha munición sofisticada, probablemente más de la que pueden reemplazar eficazmente.
Para Ucrania, la ecuación es muy diferente, ya que los misiles antiaéreos cuestan a veces bastante más que los drones y misiles que derriban. No obstante, las defensas ucranianas parecen destruir un alto porcentaje de las armas antes de que alcancen sus objetivos. Utilizar costosos medios de defensa antiaérea contra la ofensiva terrorista rusa representa una elección difícil para Kiev, ya que la aviación rusa también opera sobre el campo de batalla.
Ucrania también está bien situada diplomáticamente. Por un lado, las defensas aéreas son más fáciles de vender para los partidarios occidentales de Ucrania que los tanques o los cazas (aunque estos últimos también podrían ser útiles para la defensa aérea). Por otro lado, ayudar a Ucrania a reconstruir su dañada red eléctrica es una opción segura para potencias industriales como Alemania, que son reacias a exportar armas letales, pero que están dispuestas a poner a disposición de Ucrania armamento nuclear.
Impacto hasta ahora
Como en casi todas las demás campañas de bombardeo estratégico de la historia, las promesas del ataque superaron sus resultados reales. Aunque la moral es difícil de medir, parece haber pocos indicios de que la voluntad ucraniana de luchar haya disminuido. Como en casi todos los demás casos, las víctimas ucranianas de los bombardeos terroristas rusos han tendido a culpar a los dirigentes rusos y no a los ucranianos de los inconvenientes. Y al igual que ocurrió con la campaña económica rusa para doblegar a Europa, el cálido clima invernal restó algo de intensidad a la ofensiva de bombardeos. La ofensiva rusa no parece haber desviado mucho la atención de los esfuerzos de Ucrania en el frente. Cualquier daño a la economía ucraniana infligido por la campaña palidece en comparación con el efecto del resto de la guerra. En el lado positivo, Rusia no está perdiendo mucho, aparte del uso de los drones y las municiones en otras partes de la guerra.
¿Qué le espera a Ucrania?
Por su parte, Ucrania parece haber juzgado que la campaña rusa ha llegado a su límite. En muchos sentidos, la campaña terrorista no estaba preparada para el éxito. Aunque Rusia tuvo un éxito considerable con los objetivos de precisión, había pocas razones de peso para pensar que sería suficiente para quebrar la moral ucraniana. El centro de gravedad económico de Ucrania ya no se encuentra en su territorio, por lo que no está sujeto a los ataques rusos. Por último, la campaña de bombardeos ha ayudado a Kiev a dar una imagen aún menos halagüeña de Moscú, con abundantes imágenes de daños a objetivos civiles alejados del frente de batalla. Algunos han argumentado que el objetivo principal de la campaña no es tanto infligir daños a Ucrania como responder a las críticas rusas sobre la conducción de la guerra por parte de Putin. Si la campaña ayuda a Putin a mantener su control sobre el gobierno ruso, es muy posible que la considere un éxito.