¿Cómo sería el mundo después de que Rusia utilizara armas nucleares? Depende mucho del contexto, pero podemos imaginar lo que ocurrirá el Día Después.
¿Cómo será el campo de batalla en Ucrania?
El impacto del uso de un dispositivo nuclear en Ucrania dependerá de los detalles. Como cualquier ejército industrial a gran escala, las Fuerzas Armadas ucranianas tienen puntos de presión obvios que serían vulnerables a un ataque nuclear. Entre ellos se encuentran los centros logísticos, los nodos de mando y comunicaciones y las concentraciones de fuerzas de primera línea. Durante la Guerra Fría la Unión Soviética esperaba utilizar armas nucleares tácticas contra la OTAN (y esperaba que la OTAN las utilizara a su vez) y por eso es probable que las fuerzas armadas rusas tengan teorías viables sobre la mejor forma de utilizar las armas nucleares tácticas para infligir daños a las fuerzas desplegadas en Ucrania. Al mismo tiempo, deberíamos abstenernos de exagerar los daños que dichas armas pueden infligir a las fuerzas sobre el terreno, ya que la mayoría de las armas nucleares tácticas tienen efectos destructivos limitados y dependen de una cuidadosa selección de objetivos.
Del efecto político en la guerra no podemos decir casi nada de utilidad en este momento. No sabemos si los dirigentes y la política ucraniana se volverían más o menos flexibles tras una detonación nuclear. El único ejemplo de un ataque de este tipo procede de Japón, y las diferencias de contexto son enormes. Podemos imaginar buenos argumentos en ambos sentidos sobre la reacción ucraniana, pero no lo sabremos hasta que no explote realmente una bomba. Al mismo tiempo, es difícil predecir el impacto dentro de Rusia. Parece haber cierto apetito por la escalada en ciertos segmentos de la opinión pública rusa, pero el uso de un arma nuclear en Ucrania supondría sin duda una conmoción para el sistema político ruso. No sabemos lo suficiente para juzgar el impacto de ese choque.
El mundo nuclear
Tres de las potencias nucleares del mundo (Francia, Reino Unido y Estados Unidos) están firmemente en contra de Rusia en este conflicto. El resto (Corea del Norte, China, Pakistán, India e Israel) han adoptado posiciones más ambiguas. El uso de un arma nuclear por parte de Rusia en Ucrania podría hacer temblar a estos dos grupos. En el primer bloque, muchos han argumentado que el primer uso ruso debería ser respondido con una escalada inmediata, como ataques contra los activos navales rusos o las fuerzas rusas desplegadas en Ucrania. Los arsenales nucleares estratégicos presumiblemente asegurarían a estos estados contra las represalias rusas, aunque los peligros de tal medida son obvios.
La actitud del resto de las potencias nucleares es más compleja. Aunque todas las potencias nucleares han reservado cierta atención a la lucha nuclear en lugar de a la disuasión, la principal tarea de sus arsenales ha sido la disuasión. Si ahora hemos decidido que luchamos en las guerras con armas nucleares en lugar de simplemente esperar que nunca estallen, entonces los establecimientos militares de todo el mundo nuclear tendrán que reconfigurar sus enfoques. Una diplomacia multilateral seria podría devolver el genio a la botella, al menos parcialmente, pero quizás no; los esfuerzos por reducir la expansión de los arsenales existentes se convertirían probablemente en una causa perdida.
En términos más inmediatos, el uso de una bomba nuclear por parte de Rusia tendría probablemente profundas implicaciones para el Bloque Ambiguo, con efectos imprevisibles en la opinión popular y diplomática. Al menos India y China probablemente emitirían condenas a los ataques rusos, aunque el impacto de estas condenas dependería del contexto y las advertencias. Tanto China como India podrían infligir graves daños al esfuerzo bélico ruso y a la economía rusa uniéndose al régimen de sanciones, pero no está nada claro que un ataque nuclear vaya a desencadenar tal medida.
El mundo no nuclear
La guerra en Ucrania ya ha transformado el entorno de la no proliferación. En la década de 1990, Ucrania renunció a las armas nucleares que había heredado tras el colapso de la Unión Soviética a cambio de ambiguas garantías de seguridad por parte de Rusia y Estados Unidos. Que Ucrania haya podido hacer algún uso de esas armas es una cuestión distinta del impacto de la disolución de este acuerdo en la opinión internacional. En pocas palabras, parece bastante razonable sugerir que los países que están considerando programas nucleares verán la invasión rusa de Ucrania como una luz verde; las garantías y las declaraciones no pueden garantizar la seguridad, pero las armas nucleares sí.
Si Rusia utiliza las armas nucleares directamente contra Ucrania, podemos esperar que esta interpretación se dispare. Las armas nucleares se convertirán entonces en un medio a través del cual los estados nucleares disciplinan directamente a los estados no nucleares, presumiblemente sin implicaciones políticas observables. Además de buscar sistemas nucleares estratégicos, podemos esperar que los estados no nucleares estudien las perspectivas de desarrollar armas nucleares tácticas con aplicaciones en el campo de batalla. Demostrar al mundo que las armas nucleares no sólo garantizan la seguridad, sino que también facilitan la victoria en las guerras, sólo hará que sean más atractivas para los países de la sociedad internacional.
¿Un mundo cambiado?
La no proliferación ha sido el principio rector que ha unido a los países más ricos y poderosos del mundo desde principios de la década de 1990. Animó los esfuerzos para limitar y transferir el control del antiguo arsenal nuclear soviético. Animó la diplomacia hacia Irak, Irán y Corea del Norte durante las dos últimas décadas, con resultados dispares. Incluso si el consenso básico entre las potencias nucleares existentes sostiene que los nuevos participantes son malos (y no hay garantía de que tal consenso pueda sobrevivir a este conflicto), las potencias nucleares ya tienen su trabajo hecho para frenar la proliferación en Oriente Medio, el Indo-Pacífico y otros lugares. Si Rusia utiliza un arma nuclear para obtener un efecto en el campo de batalla, se acabaron las apuestas; Moscú puede determinar si la proliferación es de su interés general (aunque sólo sea por el efecto perturbador en la política mundial), o no, pero los líderes de todo el mundo empezarán a ver las armas nucleares como algo útil, en lugar de como un tótem de disuasión. Eso es una muy mala noticia tanto para los esfuerzos por reducir los arsenales existentes como para el proyecto de limitar la proliferación de nuevos estados con capacidad nuclear.