¿Quiénes son esos manifestantes? ¿Quiénes son los pilotos que se negaron a presentarse al entrenamiento? ¿De qué tipo de familias proceden?
Te diré quiénes son.
Son los hijos e hijas de las personas que se negaron a permitirme participar en un curso impartido por el gobierno porque tenía una tarjeta “HaPoel HaMizrachi” y no una de la Histadrut.
Son los hijos e hijas de las personas que enviaron a los asquenazíes a una habitación y a los mizrachíes a otra, repartiendo grandes apartamentos solo a los asquenazíes y nada a nadie más. En Ashdod, en los años sesenta, me preguntaron por el lugar de nacimiento de mi marido antes de enviarme a la habitación de los mizrachim. Qué pena que yo fuera tan joven y aun sin educación. Hoy los habría denunciado por televisión, los habría llevado a los tribunales, habría hecho ruido en todo el mundo y habría parado en seco la discriminación.
Estos son los hijos e hijas de quienes tenían el poder de dar “protectzia”, que significa puestos de trabajo y de poder para la familia, puestos de trabajo para aquellos con los que crecieron en los kibutzim y en Tel Aviv, y definitivamente no para nadie más: léase mizrachim. Y haredim. Otra palabra para eso es corrupción. Tuvieron que pasar tres generaciones para que todos los demás llegaran a una sociedad así, y hoy esta mayoría ha conseguido la igualdad gracias a su propio esfuerzo y ha conseguido la igualdad también en las urnas, a pesar de todos los grandes nombres que intentan cambiar el significado de la palabra “democracia”.
Ahora nos preguntamos quién está excesivamente representado en las unidades de élite de las FDI, qué clase de personas han estado controlando la sociedad, controlando las oportunidades y dictando las normas. ¿Los pilotos en huelga y los firmantes de las cartas de protesta de las 8.200 unidades cibernéticas de élite de las FDI y los trabajadores de alta tecnología representan a todos los sectores de la sociedad israelí, o son solo los hijos de la vieja guardia? Sé que a los soldados hesder ya no se les acepta en la 8200, a la unidad a cuyos soldados se les ofrecen puestos de alta tecnología de primera cuando terminan su servicio, porque el ejército dice que el servicio de los hesder es más corto (vuelven a la yeshiva) y, por tanto, no merece la pena invertir en ellos —aunque tendrán servicio de reserva durante décadas.
En silencio, legal y correctamente se celebraron elecciones. El resultado no fue como querían los manifestantes.
No solo se ríen nuestros enemigos, sino que el comportamiento de la turba es precisamente eso. Injustificable, ilegal y ciertamente malo para Israel, causando daños. Fueron, son el pasado, el futuro no es suyo y nunca lo será.
El ruido que hacen en las calles es como el de una serpiente en su agonía.