Durante el fin de semana, las fuerzas ucranianas parecen haber lanzado un ataque razonablemente exitoso contra las fuerzas navales rusas en Sebastopol. El éxito no está claro, pero al parecer una fragata y un dragaminas sufrieron algunos daños. (La fragata Almirante Makarov se convirtió en el buque insignia de la Flota del Mar Negro tras el hundimiento del crucero Moskva).
Los ataques fueron realizados por vehículos de superficie no tripulados, o USV, y vehículos aéreos no tripulados, o UAV. Los vídeos grabados durante el ataque han sido un nuevo impulso propagandístico para Kiev. Estos éxitos son fundamentales para mantener el apoyo a la guerra en el país y en la coalición internacional que actualmente respalda a Ucrania.
La importancia de Sebastopol
El ataque parece haber tenido sólo efectos militares limitados, pero es importante en términos estratégicos, porque Rusia ya no puede contar con la seguridad de su anclaje en Sebastopol. El creciente alcance de las armas ucranianas pone en gran duda la viabilidad de la base. Eso es un problema para Rusia, porque el mantenimiento del anclaje de la flota en Sebastopol es crucial para los objetivos de Moscú en este conflicto. Sin Sebastopol, Rusia tendría dificultades para mantener una fuerza naval significativa en el Mar Negro, ya que otros puertos disponibles carecen de las instalaciones naturales y artificiales necesarias para mantener la flota en disposición.
Rusia perdió sus principales astilleros en la región cuando Ucrania se independizó en 1991, y como consecuencia del distanciamiento de Moscú con Kiev desde 2014. De hecho, la preocupación de que Kiev pudiera derogar o al menos no renovar el contrato de arrendamiento ruso sobre Sebastopol contribuyó a inclinar la balanza de la toma de decisiones rusa hacia la toma de Crimea en 2014. La neutralización de Sebastopol afectaría a la capacidad de Rusia para proyectar su poder en el Mediterráneo y más allá.
El anuncio de una nueva era
No es la primera vez que Ucrania ataca a buques rusos en reposo. En marzo, misiles balísticos ucranianos hundieron el buque de desembarco Saratov en el puerto de Berdiansk, dañando en el proceso otros dos buques de desembarco. Además, el acceso de Ucrania a los misiles antibuque occidentales ya ha hecho que el Mar Negro sea inhóspito para los barcos rusos. Rusia ya no puede contemplar un asalto anfibio contra la costa ucraniana, y no puede amenazar de forma plausible los envíos de grano ucranianos con buques de guerra de superficie. En su mayor parte, los buques rusos han quedado relegados a actuar como artillería costera de largo alcance.
Hay que señalar que el ataque no fue un éxito total. Las defensas rusas parecen haber destruido algunos de los drones antes de que pudieran alcanzar sus objetivos. No obstante, el ataque debería alarmar a las autoridades navales de todo el mundo, del mismo modo que el ataque británico a Taranto en noviembre de 1940 debería haber servido de advertencia sobre la capacidad de ataque letal de la aviación de portaaviones. Ucrania recurrió a lo que parecen ser aviones no tripulados relativamente baratos, ciertamente en términos de mano de obra y probablemente en términos de equipamiento. El éxito de un ataque de este tipo depende del sistema de lanzamiento (a qué distancia lanzaron los USV los ucranianos), de la capacidad de los drones para mantener el contacto con sus controladores y del alcance de los daños infligidos por las ojivas. Todo ello representa puntos de presión en la cadena de muerte que un defensor podría aprovechar en el futuro. Todavía no conocemos muchos de los detalles, y puede que no los conozcamos hasta mucho después del final de la guerra.
Rusia pierde el control del Mar Negro
Este ataque no fue ciertamente Pearl Harbor, y ni siquiera fue Taranto -donde los británicos hundieron tres acorazados italianos-, pero ofrece algunas lecciones tanto para los atacantes como para los defensores. En el futuro, los atacantes utilizarán naves nodriza de largo alcance -muy probablemente submarinos, pero posiblemente también buques mercantes- para lanzar UAV, USV y vehículos submarinos no tripulados lo más cerca posible del objetivo. Penetrar las defensas físicas, cinéticas y electrónicas de las instalaciones portuarias críticas es posible, pero no es fácil, especialmente contra un oponente capaz que espera el ataque.
Con respecto al futuro de este conflicto, el ataque no hace más que poner de manifiesto lo mal que le ha ido a Rusia la guerra en el mar, que comenzó el conflicto con enormes ventajas. Aunque Moscú anunció que abandonaría el acuerdo de transporte de grano que alcanzó con Ucrania a principios de la guerra, no es evidente que Rusia pueda interceptar eficazmente esos envíos sin recurrir a ataques con submarinos o misiles de crucero de largo alcance. Cualquiera de ellos resultaría inmensamente perjudicial en la escena internacional, especialmente si afectara a los envíos de grano destinados a los países en desarrollo. A largo plazo, el control que Rusia ha ejercido durante siglos sobre el Mar Negro puede estar desapareciendo, lo que podría tener enormes consecuencias para el papel de Rusia en la escena internacional.