Shinzo Abe, el líder japonés más influyente desde la Segunda Guerra Mundial, ha conseguido logros que han transformado el papel de Japón como potencia democrática en la región del Indo-Pacífico y como actor dinámico en los asuntos internacionales. Sus agresivas iniciativas en materia de defensa reforzaron significativamente la alianza entre Estados Unidos y Japón, justo cuando las aspiraciones expansionistas de China en los mares del Sur y del Este de China estaban alcanzando su punto álgido; continuó impulsando un aumento del presupuesto de defensa de Japón hasta su asesinato.
Como primer ministro de 2012 a 2020, Abe amplió la cooperación militar con las democracias asiáticas y reforzó la capacidad de combate de los países regionales amenazados por el gobierno comunista chino. Abe aprobó la entrega de aviones y barcos a Vietnam, Indonesia y Filipinas y mantuvo su control sobre los asuntos de seguridad nacional incluso después de haber dejado el cargo de primer ministro. Tal vez la contribución más duradera de Abe al pueblo japonés fue lograr que aceptara una mayor responsabilidad en la defensa del Mundo Libre. La presencia de Fumio Kishida como primer Primer Ministro japonés en una cumbre de la OTAN celebrada los días 29 y 30 de junio en Madrid es una prueba más de hasta qué punto el liderazgo visionario de Abe fue respetado por otros líderes del Mundo Libre.
Abe enfureció a los dirigentes del Partido Comunista Chino (PCC) al abandonar la estudiada y pasiva postura de Japón en el Pacífico como consecuencia de sus políticas depredadoras contra los países asiáticos en la Segunda Guerra Mundial. Los propagandistas del PCC habían amenazado el 23 de julio de 2021 con abandonar el compromiso de China de “no ser el primero en usar” las armas nucleares, haciendo una excepción con Japón, en caso de que estallara la guerra, si se atrevía a implicarse en la defensa de Taiwán. El 21 de diciembre de 2021, el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, condenó la decisión de Japón de apoyar a Taiwán en una contingencia bélica. Pekín pareció culpar a Abe de desempeñar un papel clave en el plan estratégico de Estados Unidos para enfrentarse a China.
El comportamiento tranquilo de Abe, su conducta diplomática y su claridad de pensamiento en cuestiones de seguridad estratégica contribuyeron a la rápida evolución de la alianza “QUAD” (Estados Unidos, Japón, Australia e India) hasta convertirse en un formidable baluarte contra el expansionismo comunista chino en el Indo-Pacífico. Tras la cuarta cumbre de la “Quad”, celebrada en Tokio los días 23 y 24 de mayo, el presidente estadounidense Joe Biden, en respuesta a la pregunta de un periodista sobre si Estados Unidos defendería militarmente a Taiwán en caso de que la China comunista lanzara una invasión, pronunció un inequívoco “Sí, es un compromiso que asumimos”. Los cálculos del PCCh sobre cualquier plan de invasión de Taiwán sin duda tuvieron en cuenta la respuesta de Biden.
La determinación de Abe de que Japón debe desempeñar un papel activo en la defensa de Taiwán parece haber animado a otros políticos japoneses a hacerse eco de su política. Después de que Abe dimitiera en septiembre de 2020 como el primer ministro más longevo de Japón debido al deterioro de su salud, sus colegas continuaron con sus programas de defensa. El viceprimer ministro Taro Aso, el 21 de julio de 2021, proclamó que, dado que cualquier invasión de Taiwán constituía una amenaza existencial para Japón, éste debía defender a Taiwán; y que las islas más lejanas de Japón estaban a sólo 70 millas de Taiwán. El 10 de junio de 2022, el sucesor de Abe, el primer ministro Fumio Kishida, en su discurso de apertura en una conferencia regional en Singapur, dejó claro que la postura de defensa avanzada de Abe formaría parte de su legado cuando declaró que Japón “contribuiría al objetivo de mantener un Pacífico libre y abierto”.
Abe también inició varios pasos militarmente significativos hacia la mejora de la defensa del mundo libre de la zona Indo-Pacífica. En 2012, Abe autorizó la compra por parte del gobierno japonés de las islas Senkaku, de propiedad privada. Son administradas por Japón pero también reclamadas por China, que las denomina Diaoyu. Abe creó entonces una fuerza policial especial para vigilar cualquier desafío físico chino a la soberanía japonesa en la zona y ordenó a las Fuerzas de Autodefensa Terrestre japonesas que estacionaran una presencia permanente en la isla de Yonaguni, el territorio soberano japonés más occidental cerca de China. Abe también aceptó permitir a los marines estadounidenses realizar ejercicios anfibios y está modernizando un aeropuerto en la isla de Tanegashima, cercana a la China continental. En la diminuta isla de Mageshima, no muy lejos de la costa china, había aprobado un plan por el que los caza estadounidenses y japoneses podrían practicar operaciones de aterrizaje y despegue como si la isla fuera un portaaviones.
En cuanto a China, mientras Pekín daba las obligadas condolencias diplomáticas a Japón, las redes sociales chinas se llenaron de comentarios de odio. Una posible vía que las autoridades de investigación japonesas podrían estar siguiendo en relación con el asesinato de Abe es si alguna dimensión de las operaciones de inteligencia de China en Japón se acercó alguna vez a su asesino, Tetsuya Yamagami, posiblemente durante su estancia de tres años como miembro de la Fuerza de Autodefensa Marítima japonesa.
Los recientes y valientes enfrentamientos de Abe con el dictador chino Xi Jinping incluyen la mejora de su cálida relación con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, al organizar su primera videoconferencia con la líder taiwanesa el 22 de mayo de este año. En ese intercambio de vídeos, Abe expresó la necesidad de superar las barreras diplomáticas para reforzar la seguridad de la región Indo-Pacífica
La contribución más significativa de Abe para reforzar la seguridad en la región Indo-Pacífica puede materializarse aún: modificar la Constitución japonesa posterior a la Segunda Guerra Mundial para permitir a Tokio proyectar más agresivamente su poder militar en los mares del Sur y del Este de China. Esta adición supondría un gran impulso a la esperanza de Asia Libre de mantener el Indo-Pacífico seguro y libre. Es de esperar que todos los países de la región sigan los extraordinarios pasos de Abe.