John Bolton, el asesor de seguridad nacional del presidente Trump, visitó Israel para discutir sobre el retiro de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos de Siria.
Al mismo tiempo, los eventos en Irak indicaron que la presencia de soldados estadounidenses en el país ya no puede darse por sentado.
Mientras se encontraba en Israel, Bolton hizo declaraciones indicando que la Administración Trump estaba dando marcha atrás en su decisión de retirar inmediatamente a las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos.
El ex embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas advirtió por primera vez al régimen de Bashar al-Assad que no volviera a usar armas químicas durante o después del retiro de los militares estadounidenses de Siria.
«No hay absolutamente ningún cambio en la posición de Estados Unidos en contra del uso de armas químicas por parte del régimen sirio y absolutamente no hay cambio en nuestra posición de que cualquier uso de armas químicas significaria una respuesta muy fuerte, como hemos hecho dos veces antes”, Bolton dijo a los periodistas poco antes de que su avión aterrizara en el aeropuerto Ben Gurion de Israel.
Más tarde, dijo que la retirada de las tropas estadounidenses dependía de acabar con los últimos restos de ISIS en el país devastado por la guerra y de la promesa de Turquía de no perseguir a los kurdos una vez que los Estados Unidos se retiren de Siria.
Tanto Trump como Bolton afirmaron el domingo que no había un plazo específico para la salida del ejército estadounidense de Siria, mientras que el asesor de seguridad nacional estadounidense advirtió a Irán de no contemplar nuevos actos agresivos contra Israel.
Bolton dijo que Irán debería «volver a pensar» sobre sus actividades beligerantes contra el Estado judío y luego indicó que Estados Unidos podría mantener una presencia militar en la frontera siria con Irak, donde los estadounidenses tienen una base cerca del cruce fronterizo de Al-Tanf.
Sus comentarios contradecían la declaración anterior de Trump de que Irán podía hacer lo que quisiera en Siria porque el país era solo “arena y muerte”.
«Pueden hacer lo que quieran allí, francamente», dijo el presidente durante una reunión especial del gabinete poco después del año nuevo.
El lunes, Trump revirtió de manera efectiva su declaración anterior sobre el retiro inmediato de las tropas estadounidenses de Siria cuando publicó el siguiente Tweet: «Estamos enviando lentamente nuestras tropas a casa para estar con sus familias, mientras que al mismo tiempo, luchamos contra los restos de ISIS»
Algunos expertos dicen ahora que Bolton quiere «prolongar el retiro de Siria el mayor tiempo posible» y que, de hecho, el retiro está fuera de la mesa.
«Mantener a las fuerzas de los Estados Unidos hasta que Turquía se comprometa a no atacar al YPG equivale a esperar para siempre», opinó Daniel Larison en un artículo para el American Conservative.
De hecho, el régimen turco del presidente Recep Tayyip Erdogan ya dejó en claro que la condición de Bolton para la retirada fue «irracional» y denunció a Estados Unidos por ponerse del lado de los «terroristas», es decir, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) dominadas por la milicia kurda YPG.
«No hay duda de que un grupo terrorista no puede ser un aliado de Estados Unidos», dijo Ibrahim Kalin, un portavoz de Erdogan, a medios de comunicación controlados por el Estado en Turquía.
Kalin luego afirmó que el único objetivo de Turquía en Siria es «rescatar a los kurdos de la tiranía y la opresión de este grupo terrorista (YPG) y garantizar la seguridad de sus vidas y propiedades».
Otro problema con la salida prevista por Estados Unidos de Siria es la idea de Trump de que su ejército puede realizar misiones en Siria desde territorio iraquí, que servirá como el nuevo baluarte contra el atrincheramiento iraní tanto en Siria como en Irak.
Según los medios de comunicación iraquíes, Estados Unidos ya está transfiriendo tropas y equipos de Siria a la base de Ein al-Assad en el oeste de Irak.
«Varios aviones militares de Estados Unidos, que transportaban armas y equipo militar, llegaron a la base aérea de Ein al-Assad en la región de al-Baghdadi en la ciudad de Hit en el oeste de Ramadi», dijo un funcionario iraquí anónimo.
La misma fuente dijo que había presenciado la llegada de un gran número de vehículos militares estadounidenses a Ein al-Assad en los días previos a la llegada de los aviones de carga.
Sin embargo, la presencia continua de las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos en Irak tampoco puede darse por sentado.
Políticos iraquíes influyentes y la organización apoyada por Irán, Hashd al-Shaabi, de milicias chiítas en Irak están trabajando para expulsar al ejército estadounidense de su país.
El bloque Sairon del clérigo chií Muqtada al-Sadr, ganador de las elecciones iraquíes en mayo de 2018, repitió que ya no aceptará la presencia militar estadounidense en Irak.
«Nuestra posición sigue siendo la misma, rechazamos las políticas estadounidenses que no respetan la soberanía de las naciones, su integridad territorial o la dignidad de los pueblos», advirtió Hamdallah Rikabi, portavoz del bloque Sairon, el domingo.
Hadi al-Amiri, el líder de la alianza Fatah respaldada por Irán, estuvo de acuerdo y dijo que «la existencia de las tropas estadounidenses actualmente carece de justificación legal en territorio iraquí».
Si bien al-Amiri quiere resolver el problema a través del parlamento iraquí, un líder de Hashd al-Shaabi tiene diferentes ideas sobre cómo poner fin a la presencia prolongada de las tropas estadounidenses en Irak.
Jawad Talibawi, un portavoz de la milicia Asaib Ahl al-Haq en Hashd al-Shaabi, amenazó con usar la fuerza si el parlamento iraquí no actúa rápidamente contra la presencia estadounidense en Irak.
Talibawi calificó la presencia de soldados estadounidenses en las calles de Bagdad como «una violación de la soberanía de Irak».
Se informa que Irán está tratando de reclutar tribus árabes sunitas para una próxima batalla contra las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos en Irak, dijo Atheel al-Nujaifi, el ex gobernador de la provincia de Nínive en el noroeste de Irak a la prensa la semana pasada.
Los Estados Unidos tienen un estimado de 5.000 soldados en el terreno en Irak.