El ataque a los activos iraníes en Siria el miércoles, ampliamente atribuido a Israel, tenía dos objetivos: uno cinético, a saber, las milicias pro-iraníes con base en la frontera entre Siria e Irak; y uno diplomático – la entrante administración Biden en los Estados Unidos.
Este fue el cuarto ataque de este tipo este mes atribuido a Israel y por mucho el más extenso de ellos. Los objetivos plantearon un mayor desafío operacional ya que estaban mucho más atrás de las líneas enemigas. Esto significa que la IAF probablemente tuvo que coordinarse con otros agentes presentes en el área, incluyendo EE.UU., que controlan gran parte del espacio aéreo relevante.
Probablemente por eso oficiales anónimos dijeron a los medios de comunicación de EE.UU. que estos últimos habían proporcionado información de inteligencia para la operación.
Esa afirmación debería tomarse con un grano de sal: La inteligencia de Israel en el sector y sobre este enemigo específico es superior a la de los americanos, lo que significa que el ataque fue, muy probablemente una producción israelí – pero los americanos fueron notificados con antelación.
Tal intercambio de inteligencia sobre Irán es frecuente entre Israel y los EE.UU., y fue muy probablemente la razón de la muy publicitada reunión entre el Secretario Mike Pompeo y el Director del Mossad Yossi Cohen en Washington, el martes.
Pompeo expuso más tarde los lazos de Irán con Al-Qaeda.
El ataque a gran escala del miércoles supuestamente eliminó la infraestructura utilizada por las milicias pro-iraníes en al-Bukamal y Deir ez-Zur – áreas que han sido objetivo en el pasado por la creciente presencia de Irán allí.
Irán centra sus actividades en la frontera sirio-iraquí, asumiendo que a Israel le resultaría más difícil atacar la zona de lo que le resulta cerca de Damasco.
Esto es una limitación, pero no un obstáculo: La Fuerza Aérea de Israel ha demostrado antes que su alcance se extiende más allá de lo que nadie cree, y el Servicio de Inteligencia Militar israelí rara vez ha hecho que la información de la región escape a su capacidad de reunir información.
Irán, sin embargo, no se deja intimidar. Se ha demostrado una y otra vez que quienes han afirmado que estaba minimizando su presencia en Siria se equivocan. Los ataques de Israel complican la vida de los ayatolás, pero siguen decididos a estrechar su control sobre Siria y armar a Hezbolá en el Líbano, el principal representante de Irán en la región.
Para Israel, esto significa que debe seguir fomentando una política proactiva en el sector norte, aunque es muy probable que la administración Biden no apoye tanto al gabinete de Trump.
La relación con Biden será diferente, especialmente dada su intención de renegociar un acuerdo con Irán.
Al parecer, los recientes ataques tratan de dejar claro a Biden que Israel no cederá con respecto a su margen de maniobra en Siria, sabiendo que quien no frustre el terrorismo en la frontera entre Siria e Irak se encontrará con él de nuevo en la frontera entre Siria e Israel.