Turquía está desesperada por encontrar una forma de trabajar con los talibanes y conseguir el control del aeropuerto internacional de Kabul.
Tiene varias agendas. Quiere controlar Afganistán como ruta clave hacia China e Irán y también sentarse a horcajadas sobre los momentos jihadistas globales desde Idlib hasta Kabul, para poder utilizarlos para su propia agenda de convertirse en líder mundial islámico.
El partido gobernante de Turquía, el AKP, está vinculado a los Hermanos Musulmanes y a Hamás y quiere colaborar con Malasia, Pakistán y otros países en lo que considera causas “islámicas”, como presionar a la India sobre Cachemira. Pero también tiene razones pragmáticas para cooperar con los talibanes: Kabul puede ser la clave para influir en Irán, Pakistán, China y Rusia.
¿Qué busca Turquía en Afganistán?
La presencia militar de Turquía en Afganistán es para reforzar la mano de la nueva administración de Kabul en la arena internacional, dijo el presidente Recep Tayyip Erdogan la semana pasada. Erdogan quiere decir que quiere ayudar a los talibanes, tal y como lo ha hecho el aliado turco de Qatar.
Ankara también se posicionará como un canal que controla el flujo de refugiados afganos hacia Europa. Utilizará esta presión sobre los refugiados para obtener financiación de Alemania a cambio de frenar la marea de afganos. Turquía está construyendo un muro en la frontera con Irán para mantener a los afganos fuera, y quiere controlar el aeropuerto para enviarlos de vuelta. Alemania, un aliado clave de Turquía, así como otros estados europeos, probablemente le pagará para aplastar las esperanzas de los refugiados, como han hecho los estados de la Unión Europea desde 2015.
Pero, ¿qué dice Turquía sobre su papel en Afganistán?
Casi todos los medios de comunicación turcos están controlados por el gobierno o están vinculados a grupos de extrema derecha que apoyan al partido gobernante AKP, por lo que los titulares turcos pueden interpretarse como una imitación de la narrativa del gobierno.
“Turquía hará todo lo posible por la estabilidad en Afganistán”, dijo el Daily Sabah la semana pasada.
Mientras tanto, en la TRT, dirigida por el gobierno, un artículo señalaba: “Cómo los actores internacionales sentaron las bases para el dominio talibán”.
“A pesar de la fuerza de la insurgencia talibán y de sus poderosas conexiones locales en todo el país, muchos expertos piensan que algunos actores regionales y actores internacionales, principalmente Estados Unidos, han desempeñado un papel crucial para facilitar el dominio talibán en todo Afganistán”, dice el artículo.
Turquía, que está trabajando con Rusia en la compra de S-400 y tiene nuevos acuerdos con China, también está interesada en lo que piensan.
Rusia y China quieren que los talibanes mantengan al ISIS y a Al Qaeda débiles en Afganistán y que no sean una plataforma para el terror, según el artículo.
Un artículo más interesante en el sitio de noticias progubernamental Anadolu del 16 de agosto sostiene que “Turquía busca posicionarse de acuerdo con las realidades de [un] nuevo orden mundial emergente… A medida que el eje de la historia se desplaza del Atlántico al Pacífico, Turquía consolida acertadamente la dimensión multilateral de su política exterior”.
Este artículo resume la visión del mundo de Ankara en su movimiento para introducir algunas de sus piezas de ajedrez en Afganistán con la esperanza de trabajar con China, Rusia e Irán para controlar Kabul. Al igual que Estados Unidos y la Unión Soviética entraron en Berlín en 1945, Turquía considera que este es un momento clave. A medida que EE.UU. vaya decayendo, los nuevos líderes mundiales se trasladarán al proverbial Berlín de 2021, que es Kabul.
El mundo post-estadounidense que surgió a raíz de la Guerra Global contra el Terrorismo de Estados Unidos es uno en el que Turquía, Rusia, China e Irán trabajarán de forma concertada, no unos contra otros, para debilitar a Estados Unidos.