Esta semana se está celebrando una conferencia extraordinaria en Jerusalén: Los primeros ministros y jefes de Estado de más de 30 países se reúnen en Yad Vashem para conmemorar el 75º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz y para honrar la memoria de aquellos que fueron asesinados en el Holocausto.
Nunca antes se había celebrado un acontecimiento de esta magnitud en Israel para recordar a los seis millones de miembros de nuestro pueblo, hombres y mujeres, ancianos y niños, que fueron abatidos por la máquina de matar más malvada que conoce la humanidad.
Este impresionante acontecimiento refleja un consenso internacional en cuanto al reconocimiento de la terrible singularidad del Holocausto del pueblo judío y el imperativo de “no olvidar nunca”. Dicho reconocimiento internacional se formalizó por primera vez en la resolución de la Asamblea General de la ONU del 1 de noviembre de 2005 que designa el 27 de enero, el día en que se liberó Auschwitz, como Día Internacional de la Recordación del Holocausto.
La decisión de alentar a los países miembros de la ONU a honrar a las víctimas del Holocausto, que había sido iniciada por el ex ministro de Relaciones Exteriores israelí Silvan Shalom, fue adoptada unánimemente y así se estableció una responsabilidad mundial tanto para recordar a las víctimas como para educar sobre este genocidio con el fin de prevenir atrocidades similares en el futuro.
La significativa reunión de líderes en Yad Vashem esta semana presenta una oportunidad para examinar lo que se ha logrado desde la resolución de la ONU de 2005 en la lucha contra el antisemitismo, el racismo y la negación del Holocausto, así como el trabajo para preservar los recuerdos de aquellos que se perdieron. Es gratificante observar los muchos países que celebran eventos oficiales en este día tan sombrío, junto con actividades históricas, culturales y educativas que preservan la información para las generaciones futuras y combaten la ignorancia, la indiferencia y el revisionismo histórico.
Al mismo tiempo, de forma alarmante, el antisemitismo está aumentando de forma significativa: Los datos recogidos en varios países muestran un dramático aumento de la violencia antisemita, incluyendo el asesinato de judíos en sus casas, escuelas y sinagogas. Por lo tanto, la conferencia en Jerusalén debe establecer un fuerte impulso para un esfuerzo de colaboración para revertir esta tendencia.
La manera de abordar los crímenes de odio es, por supuesto, la legislación apropiada en cada país y la aplicación de esas leyes por los sistemas judiciales locales. Al mismo tiempo, debemos pensar en el futuro y centrarnos en la educación de las generaciones más jóvenes.
Exhorto a los dirigentes reunidos en Jerusalén a que inviertan en programas educativos ambiciosos y de gran escala que combatan el racismo, el antisemitismo, la xenofobia y el supremacismo, tal como lo hace la Agencia Judía a través de nuestros emisarios israelíes en todo el mundo. Esto también puede lograrse a través de organismos internacionales como la Alianza Internacional para la Recordación del Holocausto (IHRA), o a través de nuevos marcos establecidos para abordar la cuestión. Ninguno de nosotros está exento de la obligación de inculcar a nuestros jóvenes un compromiso con la tolerancia, la diversidad y la comprensión del otro.
Setenta y cinco años después de la liberación de Auschwitz, debemos lanzar una guerra generalizada contra el antisemitismo y el odio dondequiera que levanten la cabeza. Al hacerlo, demostraremos un verdadero respeto por los que perecieron y daremos una reconfortante apariencia de significado a su sacrificio.