El dictador sirio depuesto, Bashar al-Assad, y su círculo íntimo obtuvieron miles de millones de dólares mediante la producción y exportación de Captagon, una potente anfetamina altamente adictiva.
El mismo día en que Assad huyó a Rusia, el nuevo líder sirio, Ahmad al-Sharaa, conocido previamente por su nom de guerre Abu Mohammad al-Jolani, declaró el fin de la era del Captagon. “El régimen de Assad convirtió a Siria en un país de corrupción y tráfico de drogas”, afirmó Sharaa en su discurso. Sin embargo, prometió que ahora “Siria está siendo purificada”. Pese a ello, para lograr estabilidad en la Siria post-Assad, Sharaa ya está fortaleciendo relaciones con los mismos capos que exportaban Captagon bajo el mandato de Assad.
El 4 de enero, las Fuerzas Armadas de Jordania anunciaron haber matado a varios contrabandistas que intentaban cruzar la frontera desde el sur de Siria. A pesar de que las nuevas autoridades sirias han incautado instalaciones de producción de Captagon y quemado reservas almacenadas, el tráfico de drogas continúa. Sharaa no está en condiciones de antagonizar a los líderes de los cárteles. El 21 de diciembre, se reunió con Imad Abu Zureiq, sancionado por Estados Unidos en 2023 por usar su milicia para contrabando, extorsión y tráfico de drogas en Jordania, además de reclutar directamente para la inteligencia militar siria.
Para consolidar su poder, Sharaa ha estado negociando con líderes de las diversas facciones que contribuyeron a la caída de Assad. Abu Zureiq, viendo el inminente colapso del régimen, rompió relaciones con este poco antes de su caída, pero no sin antes destruir documentos que lo vinculaban con el narcotráfico y facilitar la fuga de funcionarios leales. Sharaa pretende unificar estas facciones bajo un único ejército nacional. Quizá, una vez consolidado su poder, Sharaa se vuelva contra Abu Zureiq y otros capos, pero su riqueza y el personal que controlan dificultarán esa tarea.
El comercio mundial de Captagon tenía un valor anual estimado de 10.000 millones de dólares, de los cuales la familia Assad recibía aproximadamente 2.400 millones. Maher al-Assad, hermano menor de Bashar, supervisó la producción y tráfico de la droga, buscando compensar la crisis financiera del régimen provocada por el colapso económico del Líbano en 2019, que impactó también en Siria.
Además de Abu Zureiq, Sharaa y su ministro de defensa, Murhaf Abu Qasra, han mantenido reuniones con otras figuras vinculadas al narcotráfico, como Ali al-Miqdad y Moayad al-Aqra, quienes se reconciliaron con el régimen tras un acuerdo mediado por Rusia en 2018.
Louay al-Ali, jefe de inteligencia militar en Daraa, jugó un papel crucial en facilitar el contrabando de drogas hacia Jordania, proporcionando apoyo logístico a los contrabandistas. A pesar de que Sharaa ya controla Damasco y otras grandes ciudades, el liderazgo de la Sala de Operaciones del Sur se niega a desarmarse. Su líder, Ahmad al-Awda, aliado de al-Ali, fue alguna vez conocido como el “hombre de Rusia.”
La portavoz del grupo, Nassim Abu Ara, rechazó la idea de aceptar el liderazgo de Sharaa. “Tenemos armas, equipos pesados y estamos completamente preparados”, señaló. Así, la frontera con Jordania sigue bajo control de grupos de contrabandistas.
La posibilidad de un choque entre Damasco y las milicias del sur es preocupante. Sin embargo, si el precio por su integración al ejército es permitirles continuar exportando Captagon, se corre el riesgo de reproducir el sistema de narcoestado del antiguo régimen de Assad.
Mientras Estados Unidos analiza las formas más efectivas de relacionarse con los nuevos líderes sirios, una preocupación clave es la integración en el gobierno de figuras ligadas al régimen de Assad, Rusia y el narcotráfico. El 6 de enero, el Departamento del Tesoro suspendió por seis meses las sanciones contra Damasco, permitiendo a empresas negociar con las nuevas autoridades, incluso con individuos sancionados.
Sin embargo, si el Captagon sigue fluyendo a través de la frontera o de los puertos, Washington y sus aliados deberían utilizar sanciones para responsabilizar a Damasco.