Durante aproximadamente un mes, grandes drones han estado sobrevolando Nueva Jersey, generando preguntas sobre su origen, propósito y posible peligro. La gente especula si pertenecen a estadounidenses, chinos u otra entidad extranjera, ya sea amistosa u hostil.
Sin embargo, no hay razón para alarmarse: estos drones son simplemente parte de una broma que alguien utiliza para divertirse un poco.
Piénsalo con lógica: si fueras un criminal, un espía o alguien con intenciones maliciosas, ¿planearías tus acciones a plena vista o en secreto? ¿Actuarías cuando todos te están observando o cuando tus objetivos están distraídos y no prestan atención?
Es evidente que, si tus intenciones fueran dañinas y estuvieras en la etapa de planificación, operarías de forma encubierta, manteniéndote fuera del radar de tus adversarios. Cuando llegara el momento de actuar, te basarías en el factor sorpresa para tomar desprevenido al enemigo y causar el mayor impacto posible.
Ahora bien, hablemos de los drones. Vuelan de noche con las luces encendidas, haciéndose claramente visibles. Si quisieran causar daño y evitar ser detectados, podrían operar durante el día o volar de noche sin luces. En cambio, es como si estuvieran diciendo: “¡Mírame! ¿No soy llamativo e intrigante? Estoy aquí para captar tu atención y despertar tu curiosidad. ¿Te sientes ansioso? Ja, ja, ja…”.
Es evidente que esto parece una broma. Pero también deja una lección importante.
Esta situación pone de manifiesto una vulnerabilidad significativa en el sistema de seguridad nacional de Estados Unidos. Naciones enemigas, organizaciones criminales, cárteles de la droga o milicias extranjeras probablemente estén observando la aparente incapacidad de las autoridades estadounidenses para abordar el fenómeno de los drones. Los funcionarios no pueden identificar quién es responsable, de dónde provienen los drones, si representan una amenaza o por qué están ahí, lo que resalta una preocupante brecha en seguridad y supervisión.
No obstante, sacar a la luz esta falla seguramente ayudará a la próxima administración de Trump a tomar medidas adecuadas, tapar ese agujero y evitar que el barco se hunda antes de que sea demasiado tarde. Espero que no sea demasiado tarde.
Esto también plantea otra cuestión importante: ¿por qué Estados Unidos espera dos meses y medio entre las elecciones y la toma de posesión? Es un retraso excesivamente largo y obsoleto. En muchas otras democracias, el ganador asume el cargo al día siguiente de contarse los votos. Entonces, ¿por qué Estados Unidos necesita 11 semanas para lograr algo que otros gestionan en un solo día? ¿Es simplemente ineficiente?
Esperemos que pensadores innovadores como Elon Musk y Vivek Ramaswamy puedan abordar también este problema.
Dr. Avi Perry, presentador de un programa en Paltalk News Network (PNN), es autor de Fundamentals of Voice Quality Engineering in Wireless Networks y 72 Virgins, un thriller sobre la guerra encubierta contra el terrorismo islámico.