Cuando el rey David se encontraba en el ocaso de su vida, “vencido de años”, llamó a su hijo Salomón y le dio la instrucción de eliminar a sus enemigos. Salomón obedeció sin vacilar.
Mario Puzo se inspiró en este pasaje bíblico para su novela “El Padrino”. Si recuerdas la película, hay una escena impactante donde Al Pacino, durante un solemne servicio religioso, orquesta una serie de asesinatos para acabar con los enemigos de su padre, demostrando su poder y consolidando su posición como jefe. Sin piedad alguna, él mostró que ya no era un “buen chico”.
Leo Durocher, un famoso jugador de béisbol, expresó una idea similar cuando dijo: “Los buenos chicos terminan últimos”. Maquiavelo ya había llegado a la misma conclusión siglos antes en su obra “El Príncipe”, donde afirmaba que es mejor para un gobernante ser temido que amado. Esta lección es crucial para Benjamín Netanyahu y su Gabinete de Guerra, especialmente cuando enfrentan la presión de Antony Blinken, el arquitecto de la última propuesta de paz de Biden, una propuesta que, en resumen, se traduce en: Hamás gana, Israel pierde. Esa es la esencia de todo.
¿Ves lo simple que resulta cuando eliminamos la palabrería diplomática? La estrategia de la Casa Blanca se asemeja a un “Libro Blanco” de rendición, similar al período en que los británicos, durante su mandato de 1923 a 1948, impusieron restricciones a los judíos, obligándolos a ceder territorio hasta que gran parte de lo que habían luchado y muerto por conseguir se convirtió en Transjordania.
La historia parece repetirse, pero esta vez, a pesar de los combates y las pérdidas de las Fuerzas de Defensa de Israel, según Blinken, Gaza quedará bajo el control de Hamás o Fatah, ambos considerados terroristas. Mahmoud Abbas ya ha expresado su deseo de retomar Gaza, de donde fue expulsado por Hamás en 2007.
No pienses ni por un momento que este es el plan de Biden. Curiosamente, no exige un alto el fuego en Ucrania. A Zelenskyy le ofrece miles de millones en efectivo y armas para continuar la guerra, pero actúa de manera muy diferente con Israel y los judíos, como también lo hizo con Afganistán, donde se retiró dejando a miles atrás.
No cuentes con que Biden sabe lo que está haciendo; está perdido en la niebla y sigue las indicaciones de sus asesores del Estado Profundo. Aquí es donde entra Antony Blinken. Blinken ha mostrado problemas con el Estado judío desde el 8 de octubre. El 7 de octubre es solo otra fecha en su calendario, pero para nosotros, es un día inolvidable.
Ese día, un equipo de Hamás, compuesto por padre e hijo, se turnaron para violar, torturar y asesinar a nuestras mujeres judías, riéndose del horror que causaban. Imagina el terror de nuestras hijas. Blinken no mencionará esto. Su única preocupación es esos “civiles inocentes”, muchos de los cuales participaron en esos actos atroces.
Este es el plan de Blinken, atribuido a Biden y apoyado por él, para poner fin a la guerra inmediatamente, como un regalo para Hamás. Perdemos. Ellos ganan. ¿Ese es el trato? Gracias, pero no gracias.
Netanyahu y su gabinete deben responder con un rotundo NO. No más señor amable. Israel, como el rey David, seguirá luchando hasta ganar.