Poco después de las 3:30 de la tarde del martes, los bíperes de los agentes de Hezbolá en el Líbano comenzaron a sonar. Los dispositivos emitían sonidos de alerta, timbres y melodías, anunciando lo que los miembros del grupo pensaron que era un mensaje de sus líderes.
Sin embargo, los mensajes no provenían de sus dirigentes. En realidad, habían sido enviados por sus principales enemigos. En cuestión de segundos, las alertas fueron seguidas por fuertes explosiones que sacudieron las calles, tiendas y hogares en diversas partes del país, acompañadas de gritos de dolor y pánico.
Según testigos y grabaciones de vídeo, pequeñas cantidades de explosivos ocultos en los bíperes detonaron, lanzando a los hombres desde sus motocicletas y haciendo que chocaran violentamente contra las paredes. En medio del caos, los compradores cayeron al suelo, retorciéndose de dolor mientras humo comenzaba a salir de sus bolsillos.
Mohammed Awada, de 52 años, relató que mientras conducía junto a su hijo, presenciaron la explosión de uno de estos dispositivos. “Mi hijo entró en pánico y comenzó a gritar cuando vio que la mano del hombre volaba por los aires”, afirmó.
Al terminar la jornada, al menos 12 personas habían perdido la vida y más de 2.700 resultaron heridas, muchas con graves mutilaciones. Al día siguiente, las explosiones continuaron, esta vez a través de walkie-talkies, provocando la muerte de otras 20 personas y dejando cientos más heridas. Entre las víctimas había tanto miembros de Hezbolá como civiles, incluyendo a cuatro niños.
Israel no ha emitido ninguna confirmación o desmentido sobre su implicación en los ataques. No obstante, 12 altos funcionarios de defensa e inteligencia, actuales y retirados, que fueron informados sobre la operación, afirmaron bajo condición de anonimato que Israel estaba detrás de este complejo y meticulosamente planificado ataque.
Israel usa bíperes y walkie-talkies explosivos en guerra tecnológica con Hezbolá
El uso de bíperes y walkie-talkies con trampas explosivas se ha convertido en el último capítulo de la larga guerra entre Israel y Hezbolá, cuyo bastión principal se encuentra al otro lado de la frontera, en el Líbano. La tensión entre ambos ha aumentado desde el estallido de la guerra en la Franja de Gaza.
Grupos respaldados por Irán, como Hezbolá, han sido durante años blanco de sofisticados ataques israelíes. Un ejemplo notable fue en 2020, cuando Israel utilizó un robot controlado por inteligencia artificial y vía satélite para asesinar a uno de los principales científicos nucleares de Irán. Además, Israel ha recurrido a la ciberpiratería para obstaculizar los avances nucleares iraníes.
En el Líbano, después de varios asesinatos selectivos de altos mandos de Hezbolá, el líder del grupo, Hassan Nasrallah, llegó a una inquietante conclusión: la avanzada tecnología israelí estaba dando una ventaja significativa a su enemigo. Nasrallah advirtió a sus seguidores en un discurso televisado en febrero que Israel estaba utilizando los teléfonos móviles para rastrear y localizar a sus agentes.
“Me preguntan dónde está el agente”, señaló Nasrallah, “les digo que el teléfono en sus manos, en las manos de su esposa o hijos, es el agente”.
En respuesta, Nasrallah instó a sus seguidores a deshacerse de sus teléfonos. “Entiérrenlo”, dijo. “Pónganlo en una caja de hierro y ciérrenla”.
Nasrallah había impulsado durante años el uso de bíperes en lugar de teléfonos móviles. Aunque limitados en sus funciones, estos dispositivos podían recibir datos sin revelar la ubicación del usuario ni comprometer información sensible, según análisis de inteligencia estadounidenses.
Este cambio representó una oportunidad que Israel no dejó pasar. Antes de que Nasrallah ampliara el uso de bíperes, Israel ya había puesto en marcha un plan para crear una empresa ficticia que se presentaría como un proveedor internacional de estos dispositivos, abriendo una nueva táctica en su estrategia tecnológica contra Hezbolá.
Bíperes explosivos enviados al Líbano por empresa fachada israelí
Todo apunta a que BAC Consulting, una empresa con sede en Hungría, fue contratada para fabricar bíperes en nombre de la compañía taiwanesa Gold Apollo. Sin embargo, esta empresa formaba parte de una fachada creada por Israel, según tres agentes de inteligencia familiarizados con la operación. Además de BAC, se crearon al menos otras dos empresas ficticias para ocultar la verdadera identidad de quienes diseñaron los dispositivos: agentes de inteligencia israelíes.
Si bien BAC Consulting también atendía a clientes comunes, su principal objetivo era un cliente muy particular: Hezbolá. Los bíperes destinados a este grupo eran distintos de los convencionales, ya que contenían pequeñas cantidades de PETN, un explosivo potente, según los mismos agentes de inteligencia.
Los envíos de estos bíperes al Líbano comenzaron durante el verano de 2022, inicialmente en pequeñas cantidades. No obstante, la producción aumentó rápidamente después de que el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, recomendara a sus seguidores dejar de usar teléfonos móviles.
Parte del temor de Nasrallah se basaba en informes de sus aliados que aseguraban que Israel había desarrollado tecnologías avanzadas para hackear teléfonos, activando de forma remota micrófonos y cámaras para espiar a sus propietarios. Según tres funcionarios de inteligencia, Israel invirtió millones en este tipo de tecnología, lo que generó una creciente desconfianza entre Hezbolá y sus aliados hacia cualquier tipo de comunicación móvil, incluso las aplicaciones de mensajería cifrada.
Ante este panorama, Nasrallah no solo prohibió los teléfonos en las reuniones del grupo, sino que ordenó que nunca se comunicaran detalles de operaciones ni movimientos por estos dispositivos, afirmaron los tres oficiales de inteligencia. En su lugar, impuso el uso de bíperes entre los oficiales de Hezbolá, que debían llevarlos en todo momento, especialmente en caso de guerra, para recibir indicaciones sobre movimientos y estrategias.
A lo largo del verano, miles de bíperes fueron enviados y distribuidos entre los oficiales de Hezbolá y sus aliados en el Líbano, según dos funcionarios de inteligencia estadounidenses. Para Hezbolá, estos dispositivos representaban una medida defensiva. Sin embargo, en Israel, los bíperes eran conocidos como “botones” que podían activarse cuando el momento lo demandara. Ese momento, aparentemente, llegó esta semana.
Netanyahu promete mejorar seguridad tras ataques con bíperes explosivos en el Líbano
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, anunció el domingo ante su gabinete de seguridad que tomaría todas las medidas necesarias para permitir el regreso de más de 70.000 israelíes desplazados por los enfrentamientos con Hezbolá, según reportaron medios de comunicación israelíes.
Netanyahu señaló que estos ciudadanos no podrían regresar a sus hogares en el norte de Israel sin antes lograr “un cambio fundamental en la situación de seguridad”. El martes, se dio la orden de activar los bíperes explosivos.
Según tres funcionarios de inteligencia y defensa, Israel envió un mensaje en árabe a los bíperes de Hezbolá, haciéndolo parecer una comunicación de sus líderes. Segundos después, las explosiones sumieron al Líbano en el caos.
La magnitud de los heridos saturó rápidamente los servicios de emergencia y los hospitales. Hezbolá confirmó la muerte de al menos ocho de sus combatientes, pero también hubo civiles afectados.
En la aldea de Saraain, al sur del Líbano, una tragedia familiar reflejó la devastación. Fátima Abdullah, una niña de 9 años, acababa de regresar a casa tras su primer día de cuarto grado cuando escuchó que el bíper de su padre comenzó a sonar. Según relató su tía, la pequeña lo tomó en sus manos para entregárselo, pero el dispositivo explotó, causándole la muerte al instante.
Funeral en Beirut es interrumpido por nuevas explosiones de dispositivos móviles
El miércoles, mientras miles de personas se congregaban en los suburbios del sur de Beirut para asistir al funeral al aire libre de dos víctimas de las explosiones recientes, el caos volvió a desatarse cuando una nueva detonación sacudió el lugar.
En medio de una nube de humo acre, los asistentes huyeron aterrorizados, buscando refugio en los edificios cercanos. El pánico se apoderó de la multitud, con muchos temiendo que sus propios teléfonos o los de las personas a su alrededor fueran a explotar en cualquier momento.
“¡Apaga el móvil!”, gritaban algunos. “¡Saca la batería!”. Poco después, desde un altavoz en el funeral, se repitió la advertencia, pidiendo a todos que apagaran sus teléfonos para evitar posibles explosiones.
Para muchos libaneses, esta segunda serie de explosiones reafirmó la lección del día anterior: los dispositivos de comunicación más comunes, como teléfonos móviles, pueden ahora convertirse en letales armas.
En medio del caos, una mujer se detuvo junto a un periodista, desesperada por contactar a sus hijos. Con las manos temblorosas, marcó rápidamente un número y comunicó a través del teléfono que todos debían apagar sus teléfonos.