El flujo de Captagon, un potente estimulante ilegal ampliamente consumido en Oriente Medio, enfrenta interrupciones debido a la guerra entre Israel y Hezbolá. Esta droga, clave para la economía del régimen sirio bajo Bashar Assad, depende de redes facilitadas por Hezbolá, cuya debilitación podría traer severas repercusiones económicas para el gobierno sirio.
El comercio de Captagon representa una de las principales fuentes de ingresos para Siria. Este estimulante sintético, conocido por su marca comercial Captagon, posiciona al país como el mayor productor mundial de esta sustancia ilícita. Según el periodista económico Samir Tawil, el valor del tráfico de drogas sirio supera casi tres veces el de los cárteles mexicanos.
“La guerra en Siria ha reducido drásticamente las fuentes económicas tradicionales del régimen, empujándolo a depender de actividades ilícitas como el tráfico de drogas”, explicó Tawil. En los últimos diez años, tanto el régimen como Hezbolá han encontrado en el comercio de drogas su recurso económico más importante, agregó.
El año pasado, sanciones impuestas por el Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea apuntaron a figuras clave vinculadas al tráfico de Captagon. Entre los sancionados se encuentran dos primos del presidente Assad, quienes están acusados de manejar redes de distribución. Las sanciones destacan el papel central del régimen sirio y de Hezbolá en esta actividad ilícita, utilizada para financiar operaciones militares.
Se estima que el régimen de Assad genera cerca de 60.000 millones de dólares anuales a partir del comercio de drogas, según el Reino Unido. Durante el anuncio de sanciones, el gobierno británico destacó que los envíos de Captagon, valorados en miles de millones, se originan en bastiones controlados por el régimen, como el puerto de Latakia. Este flujo de ingresos ilícitos se presenta como vital en un contexto de devastación económica para Siria.
Redes de tráfico de drogas en Siria y Hezbolá: conexiones globales
En Siria, el tráfico de drogas opera bajo la supervisión de altos funcionarios y unidades militares clave, como la 4ª División Blindada, liderada por Maher Assad, hermano del presidente, junto con su adjunto Ghassan Bilal. Ambos han sido señalados como facilitadores en la producción y contrabando de sustancias ilícitas.
Durante el juicio de 2021 contra Hassan Muhammad Daqou, apodado el “Rey de Captagon”, salieron a la luz pruebas de conversaciones entre Daqou y Bilal, en las que discutían sobre el movimiento de drogas a través de la frontera sirio-libanesa.
Según una fuente de la 4ª División Blindada que pidió anonimato, un gran número de soldados están involucrados en actividades relacionadas con el tráfico de drogas. “Las más altas autoridades del régimen garantizan protección a cambio de una lealtad total”, afirmó esta fuente.
La implicación de Hezbolá en el tráfico de drogas no se limita a Oriente Medio. En 2002, Asaad Barakat fue arrestado en Brasil por evasión fiscal, revelándose su papel en la financiación de Hezbolá mediante el narcotráfico en América Latina.
Más arrestos siguieron, como el de Nemer Zaiter en 2008, acusado de intentar introducir cocaína en Estados Unidos, y el de Hamza Barakat en 2013, por dirigir una red de contrabando y fraude. Estas detenciones destacan una red global que sostiene a Hezbolá mediante actividades ilícitas.
Históricamente, Hezbolá ha contado con un respaldo financiero y militar significativo de Irán. En los años 80, Irán aportaba 100 millones de dólares anuales, cifra que aumentó a 200 millones en 2005 y a 300 millones entre 2006 y 2009.
En años recientes, el apoyo iraní ha alcanzado los 700 millones de dólares anuales, especialmente tras el alivio de sanciones durante los gobiernos de Barack Obama y Joe Biden. Este respaldo sigue siendo un pilar fundamental para las operaciones de Hezbolá.
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Israel revela redes financieras de Hezbolá y Siria vinculadas al tráfico de drogas
El asesinato del empresario sirio Baraa Qatirji por Israel el 15 de julio exhibió su papel en la transferencia de fondos desde Irán hacia Hezbolá. Estos recursos, gestionados por la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní (CGRI), incluían envíos de petróleo y dinero en efectivo a Siria. Las ganancias, procesadas a través de la empresa “BS”, propiedad de Qatirji, se redirigieron a Hezbolá.
Según Mustafa Al-Naimi, experto en asuntos iraníes, el respaldo de Irán a Hezbolá no es únicamente financiero, sino también militar. Al-Naimi explicó que los combatientes de Hezbolá reciben entrenamiento tanto en Siria como en Irán. Además, destacó los reveses recientes del grupo, como la pérdida de combatientes en enfrentamientos con Israel y la interrupción de rutas financieras iraníes a través de territorio sirio.
Otro eje crucial en la financiación de Hezbolá es la Asociación Al-Qard Al-Hassan, creada en 1982 y con más de 30 sucursales en el Líbano. Según The New York Times, esta entidad, excluida de la supervisión del banco central libanés, figura en la lista de organizaciones terroristas de Israel.
Adam Smith, exasesor de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos, describió a Al-Qard Al-Hassan como un “estado dentro de un estado” en el Líbano, subrayando su rol como fuente principal de financiación de Hezbolá. En 2007, el Tesoro de Estados Unidos sancionó a esta organización, extendiendo las restricciones en 2021 para incluir a seis empleados que canalizaron más de 500 millones de dólares a través de bancos libaneses.
Una legislación clave, la “Ley Captagon”, fue promulgada en diciembre de 2022 por el presidente estadounidense Joe Biden. Esta normativa considera el tráfico de drogas en Siria como una amenaza para la seguridad nacional, y busca atacar las redes vinculadas al régimen de Asad en la producción y tráfico de Captagon. La ley apunta también a miembros de la familia Asad, como Maher Assad y figuras de la 4.ª División Blindada.
la guerra actual entre Israel y Hezbolá ha afectado directamente las operaciones de contrabando de drogas. Autoridades de Jordania y Arabia Saudita han reportado un descenso significativo en las incautaciones de estupefacientes en sus fronteras durante el último mes, en comparación con años anteriores.
El tráfico de Captagon: en crisis por guerra entre Israel y Hezbolá
Wael Khalidi, analista político, destacó que el tráfico de drogas ha sido un tema clave en las reuniones entre autoridades sirias y jordanas. Según Khalidi, “el último mes ha mostrado un estancamiento económico en el régimen sirio debido a la caída del comercio de Captagon, una consecuencia directa de la guerra entre Israel y Hezbolá”.
En Damasco, los habitantes han notado una marcada escasez de Captagon en el mercado local. Traficantes locales explican que esta interrupción está vinculada con el involucramiento de Hezbolá en el enfrentamiento armado. Ahmad M., un residente de la zona, aseguró que los consumidores enfrentan dificultades para obtener sus dosis debido a la limitada oferta.
La necesidad de intensificar los esfuerzos internacionales contra el tráfico de drogas desde Siria fue resaltada por Khalidi. “No es difícil que las drogas de Siria lleguen incluso a Washington”, advirtió, subrayando la habilidad de las redes de contrabando, que actúan en beneficio de Asad y Hezbolá.
Khalidi también señaló que la tolerancia hacia Siria, incluida su readmisión en la Liga Árabe y los acuerdos comerciales bajo el pretexto de ayuda humanitaria, ha facilitado el contrabando de estupefacientes. Según el analista, puertos como el de Latakia son puntos clave para este comercio ilegal.
“Generaciones enteras se están perdiendo”, lamentó Khalidi, aludiendo tanto a las víctimas de la adicción como a quienes participan en el tráfico de drogas. Este problema, dijo, requiere atención urgente para mitigar su impacto devastador en la región y el mundo.