Desde el 8 de octubre, en la estela sangrienta de la masacre perpetrada por Hamás, resonaron los ecos mundiales de este grupo, clamando por un alto al fuego para, supuestamente, proteger a los ciudadanos de Gaza. La ironía mordaz de estos llamados no escapó a quienes conocen la verdadera naturaleza de Hamás.
En un giro de acontecimientos, el gobierno de Biden pareció ponerse del lado de Israel, a costa de un dilema político. Luego, la posibilidad de perder el voto árabe, ante su apoyo a Israel, les hizo modificar su postura. Con una velocidad vertiginosa, Biden, Blinken y Harris comenzaron a pedir a Israel moderación, ignorando su propia política de apoyo a la autodefensa israelí. Los judíos, fieles votantes demócratas, parecían ser una moneda de cambio desafortunada en este juego político.
La visita de Biden a Israel, bajo el pretexto de “revisar” los planes militares, fue un teatro diplomático que ocultaba su verdadera intención: presionar a Israel para que cediera ante Hamás. Blinken, artífice del acuerdo nuclear con Irán durante la administración Obama, corrió hacia Israel en un esfuerzo frenético por contener las Fuerzas de Defensa de Israel.
La doble cara de la administración Biden era evidente. Por un lado, aseguraba a los votantes judíos su firme apoyo a Israel. Por otro, cortejaba al lobby pro-Hamás y a los simpatizantes en Estados Unidos, prometiendo salvar a los “inocentes” palestinos del sufrimiento causado por las acciones de Hamás.
Pero surge la pregunta inquietante: ¿Son realmente “pacíficos” los palestinos de Gaza y Judea y Samaria? Según una encuesta del Centro Palestino de Investigación de Políticas y Encuestas, más del 59% de los palestinos rechazan cualquier acuerdo de paz con Israel. Una encuesta más reciente indica que el 74.7% se opone a una solución de dos estados, prefiriendo un estado árabe palestino sin Israel.
Los resultados de la encuesta de la Universidad Bir Zeit son aún más alarmantes. Un abrumador 83.1% de los palestinos en Judea y Samaria apoyaron la masacre del 7 de octubre. Una mayoría aún mayor simpatiza con facciones terroristas. Un escalofriante 98% se siente más orgulloso de ser palestino tras la masacre, creyendo que la coexistencia es cada vez más una utopía.
Resulta entonces poco sorprendente que, con tal mentalidad enraizada, civiles gazatíes atravesaran la frontera con Hamás en sus coches, ansiosos por no perderse la barbarie. Es un reflejo macabro de una educación donde la matemática se enseña con ejemplos como: “Si te encuentras con 10 judíos y matas a tres, ¿cuántos quedan para asesinar otro día?”.
Ante este panorama, surge la interrogante mordaz: ¿Dónde están los palestinos “pacíficos” que proclama la administración Biden?
Biden, un maestro en el arte del doble discurso, proclama públicamente el derecho de Israel a defenderse, mientras en privado, amenaza con retener la ayuda si las FDI no se repliegan. Esta estrategia solo parece engañar a aquellos demócratas dispuestos a ser engañados.
La diferencia entre Netanyahu y Menachem Begin es palpable. Recordemos a Begin en 1982, frente al entonces senador Biden, miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Biden amenazó con retirar la ayuda militar si Israel continuaba construyendo en Judea y Samaria. Begin, con su inquebrantable dignidad, respondió: “No soy un judío de rodillas débiles”.
Begin mantuvo su postura, protegiendo la seguridad de Israel, y aun así, Israel continuó recibiendo ayuda de Estados Unidos. Netanyahu, sin embargo, cedió a la presión de Biden y acordó una “pausa” en los combates. Esta concesión no hizo más que beneficiar a Hamás, permitiéndole reorganizarse y fortalecerse, como se refleja en el aumento de bajas de soldados israelíes.
Hamás, lejos de mostrar signos de arrepentimiento o cambio, promete repetir sus actos atroces. Como advirtió Begin: “Cuando tu enemigo te amenaza con matarte, créele”.
La conclusión es cruda pero clara: Israel debe destruir a Hamás. Se trata de una lucha existencial, de matar o morir. El destino de Israel depende de reconocer esta verdad y actuar con la resolución necesaria para asegurar su supervivencia.