Como alguien de tendencia conservadora que se crio en las inmediaciones de Gaza y Gush Katif, no puedo evitar sentir un amargo desencanto a medida que se desarrolla la guerra.
El golpe brutal que sufrimos el 7 de octubre no se puede borrar de nuestras memorias, ni podemos devolver a la vida a más de mil almas perdidas. Y la idea de restablecer una colonización judía en la Franja de Gaza parece cada vez más distante, casi inalcanzable en el futuro cercano.
Indudablemente, el objetivo primordial de la guerra es la erradicación de Hamás y la liberación de los secuestrados. Pero eso es solo lo básico. La eliminación de Hamás es una tarea que se debió haber realizado hace mucho tiempo. En el dilema histórico de “humillación o guerra”, Netanyahu optó por la humillación, permitiendo que Hamás acumulara poder en las fronteras de Israel, todo mientras recibían maletines llenos de dólares. El resultado fue la guerra. Así que, aunque la erradicación de Hamás es un paso crucial, no es suficiente.
Para recuperar, aunque sea una pizca de nuestro orgullo nacional, debemos tomar medidas decisivas. Una vez que hayamos expulsado a los nazis de Gaza y liberado a los secuestrados, debemos reclamar una porción de la Franja de Gaza y anexarla con fines defensivos. Tras el trauma del 7 de octubre, debemos enviar un mensaje inequívoco a nuestros adversarios: quien intente tomar territorio israelí, perderá su territorio. Quien organice marchas de retorno en la frontera, perderá su hogar. Este es el verdadero sionismo. Y es un mensaje para Nasrallah y sus soldados que vigilan las casas de los asentamientos en el norte: quien codicie las tierras de Israel, perderá tierra.
Los soldados de las FDI no están invadiendo la ciudad de Gaza, la están liberando, regresando a ella 18 años después de la desconexión. Pensamos que podríamos abandonar Gaza y tirar las llaves al mar, pero los asesinos en Gaza nos recordaron de la forma más cruel que eso era imposible. 8,600 ciudadanos israelíes fueron evacuados de la Franja de Gaza durante la desconexión, 126,000 ciudadanos israelíes fueron evacuados durante la guerra de la Operación Margen Protector. Para erradicar la humillación, debemos contemplar un regreso simbólico a los territorios de la Franja de Gaza.
El alto mando del ejército ya planea establecer una nueva zona de seguridad en la Franja de Gaza, un movimiento que alejará al enemigo de nuestros kibutz. Sin embargo, Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Biden, ha insinuado que Israel no puede tocar el territorio de la Franja de Gaza. Pero si Netanyahu cede a la presión de Estados Unidos y renuncia a esta venganza tan necesaria, que está arraigada en el sionismo y la seguridad, sería una verdadera tragedia.