Con una carrera de más de 25 años y más de 90 millones de discos vendidos, el tenor de 63 años hace una parada en Tierra Santa como parte de su gira mundial, e incluso interpreta un dúo con la cantante israelí Shiri Maimon
El miércoles por la noche, el tenor italiano Andrea Bocelli subió al escenario del estadio Bloomfield de Tel Aviv y maravilló al público con un espectáculo inolvidable, antes de subirse a un avión de camino a su próximo concierto.
A su espectáculo en Israel le seguirán conciertos en México, San Diego y Hollywood. Una vez finalizada la etapa norteamericana de la gira, la estrella italiana se dirigirá a Europa, con actuaciones programadas en Noruega, Inglaterra, Italia, España, Polonia y Grecia.
Andrea Bocelli, ciego desde los 12 años, es uno de los tenores más exitosos del mundo, que viaja por todo el planeta y actúa ante multitudes.
Además de su impresionante carrera de más de 25 años, en la que ha vendido más de 90 millones de copias de sus álbumes y ha ganado numerosos premios, el álbum Sacred Arias de este icono de 63 años sigue siendo el álbum en solitario más vendido de la historia de la música clásica.
Cabe preguntarse cómo un tenor que canta canciones de amor napolitanas y óperas populares alcanza semejante estrellato.
No hay una respuesta clara. A pesar de su singular voz masculina, Bocelli no cumple los criterios profesionales de un cantante de ópera fundamental, como Luciano Pavarotti y Plácido Domingo. Aun así, la próspera carrera de Bocelli demuestra que sus críticos están equivocados, y nos dice que debe tener algún secreto para el éxito.
Bocelli, nacido en la región central italiana de Toscana, fue descubierto a los 14 años en un concurso en el que cantó la conocida canción napolitana O Sole Mio.
Aunque su don para la música era prominente desde una edad temprana, no siguió una carrera en este campo de inmediato. Bocelli estudió derecho e incluso trabajó como abogado. Lo que expuso su talento al mundo y le empujó a abrirse paso en el mundo de la música fue su trabajo paralelo tocando el piano en bares.
En 1994, Bocelli se proclamó ganador del 44.º Festival de Música de Sanremo con su canción il Mare Calmo Della Sera. En 1995, grabó lo que se convertiría en uno de sus mayores éxitos: Con Te Partiro, también conocido como Time to Say Goodbye. Varios años después, lanzó la canción a dúo con Sarah Brightman, una cantante soprano clásica inglesa, que se convirtió en uno de los singles más vendidos de todos los tiempos.
También es conocido por su dúo con Celine Dion, The Prayer, interpretado por primera vez en 2011 durante la grabación de su álbum en directo Concerto: One Night in Central Park. Tanto Dion como Bocelli han cantado desde entonces la canción con otros compañeros musicales, y varios otros artistas la han versionado.
Durante su actuación en el estadio Bloomfield, la cantante pop israelí Shiri Maimon tuvo el honor de interpretar The Prayer a dúo con Bocelli.
Aunque su espectáculo nos permitió ver de cerca al icono italiano y su hermosa voz, es cierto que el tenor está envejeciendo y algunas de sus habilidades vocales empiezan a perder lentamente su excelencia. No obstante, el encanto de Bocelli hipnotiza al público y lo lleva a un viaje cautivador durante toda la actuación.
Aparte de sus tonos y técnicas cansadas, el sistema de amplificación del estadio Bloomfield tampoco le ayudó. Además, Bocelli aterrizó en Israel solo tres horas antes de la actuación, por lo que no tuvo tiempo de ensayar con la Orquesta Filarmónica de Israel.
La actuación en sí fue espectacular, con muchos accesorios y apariciones de invitados, como su hijo mayor Amos, su hija menor Virginia, que cantó el Aleluya de Leonard Cohen, un flautista, un grupo de bailarines y, por supuesto, Maimon.
Salí del estadio con sentimientos encontrados. Fue, en efecto, un espectáculo grandioso, pero el público se marchó con una sensación bastante indiferente, quizá incluso un poco decepcionada.
Hay muchos artistas con voces únicas, muchas estrellas más excepcionales que él. Aun así, a pesar de todos los aspectos negativos, no se puede pasar por alto el carisma personal y musical de Bocelli.