En 1986, Michael Lerner y su entonces esposa Nan Fink fundaron la revista Tikkun, con el objetivo de desafiar al establishment judío que, según Lerner, había perdido su conexión con sus raíces proféticas y era demasiado reticente a presionar a Israel para buscar la paz con los palestinos.
Lerner consideraba que, para mediados de los años 80, “las voces liberales se fueron marginando cada vez más en el mundo judío”. Así lo expresó en una entrevista con J. The Jewish News del norte de California a principios de este año. En ese momento, no existía ninguna revista intelectualmente seria que ofreciera una voz alternativa a las corrientes predominantes.
Tikkun se convirtió en un espacio para escritores que defendían una solución de dos Estados al conflicto palestino-israelí, mientras promovía temas progresistas como los derechos de los trabajadores, el feminismo y la no violencia. El nombre de la revista proviene de un término hebreo que significa “reparar el mundo”, concepto que Tikkun ayudó a popularizar como sinónimo de acción social.
La publicación también captó la atención de Hillary Clinton, quien en un discurso de 1993 en la Universidad de Texas hizo referencia a la “política del significado”, una idea promovida por Lerner que buscaba integrar aspectos psicológicos, éticos y espirituales en la formulación de políticas públicas. Este reconocimiento marcó el punto álgido de la influencia de Tikkun, que continuó siendo un pilar del pensamiento judío liberal durante tres décadas más, hasta que a principios de este año se anunció la publicación de su último número.
Michael Lerner murió el miércoles en su hogar en el norte de California a la edad de 81 años. En abril, Lerner había revelado a J. que Tikkun enfrentaba problemas financieros y que no había encontrado a alguien que continuara su labor. El último número impreso de la revista, dedicado a “reimaginar el socialismo”, fue lanzado en la primavera de 2020. A partir de entonces, Tikkun siguió publicando artículos en línea y números anuales destacados. Su esposa y coeditora, la rabina Cat Zavis, indicó que Lerner había experimentado un deterioro en su salud durante los últimos años.
Lerner, quien fue un líder destacado del activismo estudiantil en los años 60, a menudo se caracterizó por su autopromoción y su estilo combativo, lo que generó controversias durante su tiempo en Tikkun. En 1997, Lerner admitió haber enviado cartas a la revista bajo seudónimos, justificando esta práctica como una manera de plasmar en palabras lo que otras personas le habían comentado en conversaciones.
En una ocasión, Lerner intercambió críticas con Alan Dershowitz, ex profesor de la Facultad de Derecho de Harvard. En un artículo de opinión de 2006 para el Jerusalem Post, Dershowitz describió a Tikkun como “el panfleto antiisraelí más virulentamente publicado bajo auspicios judíos”.
En 2011, la casa de Lerner en Berkeley fue objeto de actos de vandalismo reiterados después de que otorgara un premio de ética al juez sudafricano Richard Goldstone, autor de un informe de la ONU sobre la guerra de Gaza, que señalaba que Israel había cometido actos que podrían considerarse crímenes de guerra.
El rabino Jay Michaelson rindió homenaje a Lerner en Facebook, destacando su “impacto histórico significativo en el progresismo estadounidense y la espiritualidad judía”. Michaelson añadió que Tikkun siempre había estado “deliberadamente a la izquierda del liberalismo judío estadounidense”, subrayando que su enfoque progresista valoraba los matices, el diálogo y la complejidad, cualidades que hoy en día suelen faltar.
Lerner defendió al expresidente estadounidense Jimmy Carter en un ensayo para JTA en 2006, en respuesta a quienes dentro de la comunidad judía lo acusaban de ser antiisraelí. Lerner argumentó que “la única protección real para un país pequeño como Israel es tener buenas relaciones con sus vecinos, y eso es precisamente lo que la ocupación socava sistemáticamente”. Según Lerner, “Jimmy Carter está diciendo la verdad tal como la conoce. Hacerlo es muy bueno para los judíos”.
Además de dirigir Tikkun, Lerner, quien recibió la ordenación rabínica privada en 1995, fundó la Red de Progresistas Espirituales. A través de esta red, se ofrecían clases en Beyt Tikkun: Una Sinagoga Sin Muros, fundada por Lerner en 1996 como parte del movimiento de Renovación.
Nacido el 11 de febrero de 1943, Lerner creció en el barrio Weequahic de Newark, Nueva Jersey, conocido por su gran población judía y también hogar del novelista Philip Roth. Estudió en la Universidad de California, Berkeley, donde se involucró activamente en los movimientos por la libertad de expresión y contra la guerra de Vietnam.
En 1970, Lerner fue arrestado junto a otros durante una protesta en apoyo a los 7 de Chicago, activistas acusados de incitar disturbios en la Convención Demócrata de 1968. Lerner pasó varios meses en prisión antes de que se retiraran los cargos más graves.
Más tarde, Lerner enseñó filosofía en diversas universidades, como la Universidad Estatal de San Francisco, la Universidad de Washington, el Trinity College y la Universidad Estatal de Sonoma. En 1976, fundó el Instituto de Salud Laboral y Mental, y se desempeñó como decano de la facultad de posgrado en psicología del New College of California antes de lanzar Tikkun junto a Fink.
Lerner escribió numerosos libros, incluidos “Jewish Renewal: A Path to Healing and Transformation” (1994) y “The Left Hand of God: Taking Back Our Country from the Religious Right” (2006). En 2016, fue uno de los oradores en el funeral de Muhammad Ali, con quien había coincidido durante el movimiento contra la guerra de Vietnam.
A lo largo de su vida, Lerner estuvo casado con Nan Fink, Debora Kohn y, finalmente, con Cat Zavis. Le sobreviven un hijo y dos nietos.
Aunque la visión de Lerner para Israel no logró imponerse, siempre mantuvo la esperanza, especialmente después del asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin en 1995 y el fracaso de los acuerdos de paz de Oslo. En 2015, Lerner manifestó al New York Jewish Week que “la única manera de abordar este conflicto es con compasión hacia ambos pueblos. Es necesario hablar con empatía hacia todos los involucrados en esta situación”.