Una ola de infecciones por coronavirus entre los residentes que regresan a Gaza ha duplicado con creces el número de casos en el enclave palestino en los últimos días, lo que hace temer un brote importante.
La Franja de Gaza ha logrado limitar el número de casos confirmados de COVID-19 a no más de 20, cerrando sus fronteras tanto con Israel como con Egipto para evitar la propagación de la enfermedad.
Sin embargo, en los últimos días se ha permitido el regreso de unos 1.500 palestinos que se encontraban en dificultades en Egipto a través del cruce de Rafah, al tiempo que se permitió la entrada de un número menor de personas desde Israel.
Todos fueron aislados, pero se confirmaron 35 nuevos casos, incluidos 25 anunciados por las autoridades el jueves, con lo que el total asciende a 55.
Un funcionario del Ministerio de Salud, Yussef Abu al-Reesh, dijo que los infectados se habían mezclado con otros residentes que habían regresado, incluso en centros de cuarentena.
Añadió que las autoridades estaban comprobando si alguien se había reunido con personas en Gaza antes de que entraran en cuarentena.
En las últimas semanas se habían adoptado medidas preventivas en Gaza y se había permitido la reapertura de cafés y restaurantes.
Khalil al-Hayya, un alto funcionario del grupo terrorista Hamás que opera en el enclave, dijo en una conferencia de prensa el jueves que las autoridades estaban considerando la posibilidad de imponer toques de queda.
La frontera con Egipto se cerrará de nuevo a finales de junio, añadió.
Las Naciones Unidas han advertido que el brote de coronavirus en Gaza podría tener consecuencias catastróficas, dado el alto nivel de pobreza y la debilidad del sistema de salud en la franja costera.
Según el Ministerio de Salud de Judea y Samaria, el número de casos en las zonas palestinas de Judea y Samaria sigue siendo de 368.