Las ceremonias propagandísticas organizadas por Hamás durante la liberación de rehenes en la primera fase del alto el fuego han debilitado sus posibilidades de seguir gobernando Gaza, según dos diplomáticos internacionales consultados por The Times of Israel.
Hamás ha intentado utilizar estos eventos para demostrar que aún controla el enclave costero tras más de 15 meses de conflicto con Israel. Sin embargo, Israel y otras naciones han condenado estas exhibiciones como “humillantes” y han exigido su cese antes de continuar con los intercambios de prisioneros.
Los rehenes han sido expuestos en escenarios rodeados de milicianos enmascarados y armados, recibiendo “certificados de liberación” y “bolsas de regalo”. También se les ha obligado a saludar a multitudes convocadas para presenciar el acto y agradecer a sus captores. Las ceremonias han incluido pancartas con imágenes de líderes de Hamás abatidos y consignas que refuerzan el control del grupo, además de burlas a los planes del presidente de EE. UU., Donald Trump, sobre la reubicación de los habitantes de Gaza. Eventos similares han acompañado la entrega de los cuerpos de rehenes asesinados.
Un diplomático árabe y otro de la Unión Europea afirmaron que estos actos han llevado a la administración de Trump a incrementar la presión sobre sus aliados árabes para desarrollar un plan que excluya a Hamás del poder en Gaza tras la guerra. “Los estados árabes querían esto antes, pero asumieron que era imposible tras más de un año sin que Israel lograra derrotar a Hamás”, explicó el diplomático europeo.
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Desde la región, se han detectado señales de que Hamás estaría dispuesto a ceder el control de Gaza, aunque la entrega de sus armas sería mucho más complicada, según afirmó el alto diplomático árabe. Washington ha confiado a Egipto y a otros aliados árabes la elaboración de un plan para gestionar Gaza sin Hamás, pero sin respaldar la propuesta de Trump de que EE. UU. asuma el control del territorio. El esquema se asemeja al diseñado durante la administración Biden, en el que estados árabes participarían en la seguridad y reconstrucción de Gaza junto a la Autoridad Palestina.
Pese a ello, los diplomáticos consideran improbable la implementación de este plan debido a la negativa del gobierno israelí a permitir la presencia de la Autoridad Palestina en Gaza, equiparándola con Hamás. Este bloqueo hace que la reanudación de la guerra parezca el desenlace más probable, lo que Washington comienza a aceptar como un resultado inevitable.
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Los diplomáticos reconocieron el impacto de las ceremonias de Hamás en la intensificación de la postura estadounidense, pero un funcionario israelí atribuyó el cambio también a la decisión del ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, de compartir con el enviado estadounidense, Steve Witkoff, material gráfico del ataque de Hamás del 7 de octubre. “Me dio un contexto crucial”, declaró Witkoff.
El enviado de EE. UU. viajará a la región en los próximos días, con Israel como primera parada. Su objetivo inmediato será prolongar la primera fase del acuerdo de rehenes, aunque subrayó que la segunda fase sigue en la agenda de Washington, pese a la oposición de Netanyahu a aceptar un fin de la guerra a cambio de todos los rehenes restantes.
La administración Trump ha ido distanciándose del marco establecido por el expresidente Joe Biden. Witkoff ha criticado el plan de reconstrucción de cinco años por considerarlo irrealista y ha ajustado los términos de la primera fase del acuerdo. También ha señalado que la segunda fase del pacto debe garantizar un alto el fuego permanente y la exclusión de Hamás del gobierno, aunque esta última condición no figura en los anexos del acuerdo.
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Antes de extender la primera fase, los mediadores árabes Qatar y Egipto intentan resolver el estancamiento en torno a la última tanda de intercambios. Israel debía liberar a 602 terroristas palestinos presos el sábado, pero se negó a hacerlo alegando las ceremonias de Hamás y la fallida entrega del cuerpo de Shiri Bibas. Se están explorando fórmulas para destrabar la situación y permitir la entrega de cuatro cuerpos de rehenes asesinados, aunque Israel exige su liberación antes de soltar a los prisioneros.
Los mediadores han obtenido de Hamás el compromiso de no realizar ceremonias en la entrega de estos cuerpos, aunque una promesa similar fue incumplida en el caso de la familia Bibas. Un funcionario israelí se mostró optimista sobre un posible acuerdo, aunque solo extendería el proceso hasta el final de la semana. Los mediadores esperan que esto allane el camino para prolongar la tregua durante el Ramadán, que inicia la próxima semana. “Estamos pensando en términos de días, no de semanas”, advirtió el funcionario israelí.