El ministro de Defensa, Benny Gantz, dijo que mantuvo conversaciones con funcionarios qataríes en el período previo al anuncio de un acuerdo para devolver el dinero de la ayuda qatarí a la Franja de Gaza.
“Decidimos cambiar y mejorar el mecanismo de suministro de la ayuda humanitaria qatarí a los residentes de la Franja, para garantizar que el dinero llegue a los que realmente lo necesitan”, dijo Gantz, en referencia a la preocupación de Israel de que el dinero llegue a Hamás y a proyectos terroristas.
“Para ello, estuve en contacto con funcionarios de Qatar que entendieron la necesidad israelí, y les doy las gracias”.
Según un informe sin fuentes del sitio de noticias Walla, Gantz se reunió en secreto con un alto funcionario qatarí en un tercer país para discutir el asunto.
Israel, Qatar y las Naciones Unidas anunciaron el jueves el “nuevo mecanismo” para que los fondos humanitarios qataríes lleguen a Gaza, con dinero transferido directamente a los individuos por la ONU, poniendo fin a un estancamiento sobre la ayuda que se necesita urgentemente.
Antes del conflicto de mayo entre Israel y la organización terrorista Hamás que gobierna Gaza, el flujo de fondos de Qatar se consideraba vital para mantener una relativa calma entre el Estado judío y los terroristas islamistas.
Qatar y la ONU canalizarán cada mes, a través de la ONU y del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, los salarios de 100.000 familias gazatíes empobrecidas, es decir, 10 millones de dólares, dijo el enviado qatarí a Gaza, Mohammad al-Emadi, en un comunicado.
Este acuerdo fue aprobado hasta finales de 2021.
Según al-Emadi, el dinero se distribuirá a partir de septiembre. Los fondos no incluyen los pagos a los oficiales de Hamás, que también recibían dinero en efectivo de Qatar antes del conflicto de mayo.
Gantz dijo que Israel supervisará a los receptores del dinero.
Según el acuerdo, un tanto enrevesado, Qatar depositará los fondos cada mes en una cuenta bancaria de la ONU en Nueva York, desde la que se transferirá a un banco palestino no especificado en Ramallah y desde allí a una sucursal en la Franja de Gaza. La sucursal de Gaza emitirá entonces los estipendios de 100 dólares a los beneficiarios en forma de tarjetas de débito recargables.
Desde el conflicto de mayo, Israel ha bloqueado los pagos, insistiendo en las salvaguardias para que nada del dinero llegue a Hamás. Con el sistema anterior al conflicto, cada mes se entregaban a Gaza unos 30 millones de dólares en efectivo en maletas a través de un cruce controlado por Israel.
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Tras los combates, Israel también ha mantenido mayores restricciones en Gaza, limitando considerablemente las importaciones y exportaciones.
Durante el reciente conflicto de 11 días, los ataques aéreos israelíes y los cohetes palestinos causaron daños en la Franja de Gaza por valor de al menos 290 millones de dólares, según informaron los evaluadores internacionales a principios de julio.
El gobierno israelí también ha tratado de condicionar cualquier relajación de las restricciones a que se produzcan avances en las conversaciones para llegar a un intercambio de prisioneros con Hamás. El grupo terrorista retiene actualmente a dos civiles israelíes, así como los cuerpos de dos soldados israelíes. Hamás espera intercambiarlos por miles de prisioneros palestinos en cárceles israelíes.
Durante cuatro meses, Israel y Hamás han mantenido negociaciones indirectas. La imposibilidad de lograr avances serios ha desencadenado en ocasiones un aumento de las tensiones entre ambas partes.
El lunes, el sur de Israel recibió el primer disparo de cohetes desde la ronda de combates de mayo entre Israel y Hamás, aunque ningún grupo palestino asumió la responsabilidad. Dos días después, los líderes de las facciones en la Franja de Gaza amenazaron con una escalada con Israel a menos que se cumplieran sus condiciones.
El miércoles, los distintos grupos terroristas de Gaza anunciaron que planeaban llevar a cabo grandes disturbios a lo largo de la frontera el sábado. El jueves, las Fuerzas de Defensa de Israel reforzaron sus defensas a lo largo de la frontera en preparación de la violencia y por temor a que esta pueda escalar.
Israel no respondió a los disparos de cohetes del lunes en su forma habitual de atacar objetivos de Hamás dentro de la Franja de Gaza. Ese mismo día, las autoridades israelíes también suavizaron algunas restricciones, como la de permitir la salida de más de 1.350 comerciantes de Gaza y la de permitir la entrada de cemento y neumáticos en el enclave.
No obstante, sin un acuerdo global que facilite la reconstrucción de Gaza, los observadores afirman que es inevitable una futura escalada de las hostilidades. Las subvenciones qataríes habían surgido como uno de los principales escollos en las conversaciones para reforzar el frágil alto el fuego.
La Autoridad Palestina esperaba firmar un acuerdo independiente entre Ramala y Doha para transferir los fondos qataríes. Pero el acuerdo fracasó después de que los bancos palestinos se opusieran, por temor a las sanciones internacionales en caso de que pagaran los salarios a los gazatíes afiliados a Hamás.
En una reunión con el enviado de la ONU, Tor Wennesland, el jueves, el primer ministro de la AP, Mohammad Shtayyeh, rechazó la idea de que la ONU sirviera de conducto para el dinero qatarí.
La ayuda debe ir a través de “una dirección: la Autoridad Nacional Palestina”, dijo Shtayyeh en una declaración difundida por su oficina.
Israel y Egipto llevan más de 15 años sometiendo a Gaza a un bloqueo para evitar una amenaza aún mayor para su seguridad por parte de los terroristas de Hamás en Gaza. Las restricciones se han endurecido desde el conflicto de mayo entre Israel y Hamás.