La Cruz Roja ha sido cuestionada por no brindar suficiente ayuda a rehenes en Gaza y terroristas palestinos presos en Israel, defendiendo los límites de su función.
El CICR responde a las críticas sobre sus acciones en conflictos
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha destacado la neutralidad que caracteriza a sus operaciones, a raíz de las crecientes críticas recibidas por su labor en la escalada de violencia entre Israel y los territorios palestinos. Según un comunicado, la situación ha generado una “proliferación de lenguaje deshumanizante y de información falsa y engañosa” en torno a la organización.
Desde el 7 de octubre de 2023, el CICR ha sido objeto de severos cuestionamientos en Israel debido a su aparente incapacidad para garantizar ayuda humanitaria básica a los 251 rehenes tomados por terroristas ese día. Tampoco ha podido monitorear sus condiciones ni entregarles medicamentos esenciales, lo que ha generado un fuerte descontento entre la población israelí.
La crítica se ha intensificado debido al papel limitado del CICR en la transferencia de rehenes liberados por Hamás. En incidentes recientes, muchos ciudadanos han descalificado a la organización calificándola de “servicio de taxi glorificado”. La situación escaló el jueves en Jan Yunis, cuando un traslado de rehenes derivó en caos, con combatientes armados de Hamás y la Yihad Islámica luchando por controlar a una multitud, mientras el personal de la Cruz Roja no pudo intervenir para proteger a los cautivos.
Datos clave sobre las críticas y respuestas del CICR
- El CICR señala que la seguridad durante los traslados es responsabilidad de las partes en el acuerdo, no de sus equipos.
- La negativa de Hamás a permitir visitas a los rehenes ha provocado que Israel bloquee el acceso del CICR a terroristas palestinos presos en cárceles israelíes.
- En noviembre de 2023, durante un alto el fuego, el CICR enfrentó situaciones críticas durante los traslados humanitarios.
- Funcionarios israelíes han cuestionado la existencia misma del CICR si no logra acceso a los rehenes.
La posición del CICR sobre sus limitaciones operativas
El CICR ha aclarado que no controla las acciones de las partes involucradas en los conflictos. En un comunicado, la organización explicó que interferir con personal armado podría comprometer la seguridad de sus trabajadores y de los rehenes. Además, negó haber autorizado el uso de sus vehículos por personas que portaban banderas de Hamás durante liberaciones en Ramallah.
A finales de 2023, el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Eli Cohen, afirmó que la Cruz Roja no debería existir si no obtenía acceso a los rehenes. Sin embargo, el CICR reiteró que depende de la cooperación de los actores en conflicto para realizar su labor. Desde el primer momento, ha solicitado la liberación inmediata de todos los rehenes y el acceso a ellos.
La labor histórica y los desafíos actuales del CICR
Históricamente, la labor del CICR ha enfrentado limitaciones. Durante la Segunda Guerra Mundial, la organización pudo visitar prisioneros de guerra, pero no civiles, a menos que los gobiernos lo permitieran. En ese contexto, el CICR admite su mayor fracaso: no haber actuado en defensa de las víctimas del Holocausto.
Este reconocimiento forma parte del compromiso del CICR contra cualquier forma de antisemitismo. Al mismo tiempo, ha sido criticado por no presionar suficientemente a Israel para que permita visitas a terroristas palestinos presos desde octubre de 2023. También enfrenta señalamientos de no haber proporcionado suficiente asistencia médica en Gaza.
Despliegue de recursos y críticas en el contexto global
El CICR ha informado que está desplegando más personal en Gaza tras el alto el fuego del 19 de enero de 2025. A pesar de contar con 130 empleados en la región, la organización ha enfrentado dificultades de acceso a hospitales debido a la inseguridad, bloqueos de carreteras y la falta de comunicaciones fiables.
Las críticas hacia el CICR no son nuevas. En 1968, su entonces presidente, Leopold Boissier, ya señalaba que el silencio sobre ciertas actividades era uno de los principales reproches. Hoy, la organización sigue enfrentando cuestionamientos similares, en conflictos como la guerra en Ucrania y el reciente enfrentamiento entre Israel y Hamás.
Con más de 18.000 empleados en más de 90 países, el CICR rechaza las acusaciones de complicidad. Insiste en que su neutralidad e imparcialidad son esenciales para mantener su capacidad de acción en contextos de conflicto.