La inquietud se apoderó de la oficina del primer ministro Benjamín Netanyahu ante la sospecha de una conspiración en el Partido Likud. Los MK Yoav Gallant, Dudi Amsalem y David Bitan, acompañados por Yuli Edelstein, habrían urdido una alianza para desafiar a Netanyahu desde adentro y obstaculizar la reforma judicial.
Alianza secreta y maniobras políticas
Las preocupaciones se incrementaron debido a las reuniones entre Gallant y Amsalem, a quienes se les atribuyó la creación de una alianza junto con Bitan y Edelstein. Estos últimos, críticos del gobierno, se mostraron partidarios de rechazar la reforma judicial.
Según un informe, se convocó al ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, al Gabinete del primer ministro para que transfiriera a Amsalem los poderes sobre la Autoridad de Empresas Gubernamentales, en un intento de desmantelar el supuesto acuerdo entre los MK.
Reestructuración de cargos y desconfianza
Amsalem fue designado en varios cargos ministeriales, en un esfuerzo por romper el acuerdo. La desconfianza en Gallant, quien también era parte de la supuesta alianza, representa un obstáculo importante para su eventual regreso al cargo de ministro de Defensa, a pesar de la presión ejercida sobre Netanyahu para restituirlo.
Colaboradores cercanos a Gallant han negado tales afirmaciones, sosteniendo que no tiene, no tuvo y no tendrá ninguna conexión con la organización de grupos de resistencia dentro del Likud. Por su parte, la oficina de Netanyahu no ha emitido comentarios al respecto.
Consecuencias políticas y tensiones internas
Este episodio ha puesto de manifiesto las tensiones y rivalidades internas en el Partido Likud. La situación pone en evidencia la necesidad de mantener la integridad de la coalición y de enfrentar los desafíos que plantean las luchas de poder en el seno del partido gobernante.