La recién nombrada Fiscal General, Gali Baharav-Miara, asumió oficialmente su cargo el martes, tras la confirmación unánime de su nombramiento por parte del gabinete.
La relativamente desconocida ex fiscal de distrito de asuntos civiles de Tel Aviv, de 62 años, será la primera mujer del país en asumir el máximo cargo de la justicia.
El fiscal general saliente, Avichai Mandelblit, dimitió al término de su mandato de seis años el 31 de enero, y el fiscal del Estado, Amit Aisman, ocupó temporalmente el puesto.
Baharav-Miara entra en funciones en medio de una creciente confusión e indignación por el presunto uso ilícito de programas de espionaje por parte de la policía contra sospechosos y no sospechosos, entre ellos personas de interés en el juicio del ex primer ministro Benjamin Netanyahu, y una disminución de la confianza pública en el sistema judicial.
“Tengo la intención de situar la cuestión de la confianza pública en el sistema judicial en lo más alto de mis prioridades”, dijo en una ceremonia de bienvenida en Jerusalén. “En los últimos días se ha producido un preocupante declive de la confianza pública en los sistemas de asesoramiento jurídico y de aplicación de la ley… Se me ocurren varias razones para ello, entre ellas el impacto de los acontecimientos externos y los ataques a la judicatura y la aplicación de la ley. Pero es erróneo atribuir el declive de la confianza pública en el fiscal general únicamente a partes externas”.
En relación con las acusaciones de espionaje, Baharav-Miara dijo que “naturalmente, una de las primeras cuestiones que abordaré son las acusaciones sobre las medidas utilizadas por la Policía de Israel”.
El primer ministro Naftali Bennett dio a entender el lunes que Baharav-Miara se encargaría de una investigación sobre el asunto.
“Yo diría que es una ventaja que ella no sea del establishment”, dijo. “Nos sentaremos a discutir, entenderemos la situación y no dejaremos al público sin respuesta. Entendemos la gravedad del asunto”.
“Este es un día de un nuevo comienzo y un día así siempre es optimista”, dijo durante la ceremonia del martes el ministro de Justicia, Gideon Sa’ar, que fue el principal impulsor del nombramiento de Baharav-Miara.
“Se está haciendo un nuevo comienzo sobre los gloriosos cimientos de esta institución, la oficina del fiscal general, que ha hecho una contribución histórica a la inculcación de los valores del Estado de Derecho en la administración pública del Estado de Israel”.
No obstante, señaló que el nuevo comienzo implicaba una corrección del rumbo que se llevaría a cabo “juntos, con responsabilidad y discreción”.
Sa’ar ha expresado su intención de dividir el papel del fiscal general, que actualmente actúa como asesor jurídico del Gobierno y como fiscal jefe del Estado, lo que significa que la misma persona puede encargarse tanto de supervisar el enjuiciamiento de los miembros del Gobierno como de defender sus maniobras, una situación que, según algunos, crea un conflicto de intereses. Mandelblit se había opuesto a esta división, pero Baharav-Miara parece estar dispuesta a ello.
En sus declaraciones, el ministro de Justicia describió el papel del fiscal general como “el más difícil y desafiante de la administración pública”.
Deseó éxito a Baharav-Miara, calificándola de “profesional consumada” con décadas de experiencia en el servicio jurídico público, y en particular en la representación del Estado en los tribunales.