Durante una entrevista concedida en la cabina de Arutz Sheva en la Conferencia de Katif, organizada por los 20 años desde la retirada de Gush Katif y el norte de Samaria, el ministro y exembajador Gilad Erdan analizó las consecuencias del plan ejecutado por el entonces primer ministro Ariel Sharon. Erdan, identificado en ese momento como uno de los principales opositores internos, evaluó los efectos de la expulsión, la guerra actual y su proyección política.
Erdan reconoció que, pese a su oposición al plan, los esfuerzos del Likud no lograron impedir la evacuación de los residentes de Gush Katif. Según explicó, este resultado generó consecuencias ideológicas y de seguridad para el Estado de Israel. A nivel personal, sostuvo haber actuado con integridad, votando en contra del plan y advirtiendo a Sharon sobre su intención de trabajar por la caída del gobierno si no se cancelaba la medida.
Consultado sobre el ataque terrorista del 7 de octubre, Erdan respondió que el vínculo con la retirada resulta evidente. En su opinión, esa decisión permitió el fortalecimiento de Hamás y facilitó el incremento de ataques con cohetes. Señaló que la raíz de la guerra fue la propia desconexión, la cual consideró un factor clave que posibilitó la ofensiva del grupo el pasado 7 de octubre.
Erdan también criticó el uso del término “Desconexión”, al afirmar que este suaviza las implicancias reales del proceso. Según indicó, emplear esa denominación encubre el fortalecimiento de organizaciones terroristas en Gaza. Esta práctica lingüística, advirtió, contribuye a su legitimación y posterior inserción en estructuras sociales israelíes, lo que consideró perjudicial para la seguridad del país.
En relación con el futuro de la Franja de Gaza, sostuvo que ninguna autoridad local ni Estado musulmán puede sustituir efectivamente a las Fuerzas de Defensa de Israel. Argumentó que, ante la baja probabilidad de que estos actores expulsen a Hamás, el gobierno debe establecer un régimen militar, incluso si el propio ejército se opone. A su juicio, esta medida aclararía el objetivo de desmantelar a Hamás y permitiría avanzar en posibles acuerdos con países musulmanes moderados.
Erdan añadió que, mientras Hamás mantenga el control, ningún actor árabe estará dispuesto a colaborar con Israel por temor a represalias. Por esta razón, insistió en que la única vía para una cooperación regional pasa por la derrota total de la organización islamista. Solo entonces, afirmó, podrían surgir alternativas de gobernanza en Gaza aceptables para todas las partes involucradas.
Respecto a la eventual reanudación de asentamientos judíos en la Franja, Erdan manifestó su apoyo a esta posibilidad. Consideró que tal medida funcionaría como una conclusión simbólica y práctica ante los hechos recientes. No obstante, subrayó que Israel enfrenta actualmente prioridades más urgentes, como la recuperación de su capacidad disuasiva, la victoria militar y el restablecimiento del control interno.
En cuanto a su futuro político, expresó su deseo de seguir desempeñando funciones desde Magen David Adom Internacional. Luego de 17 años de trayectoria política y diplomática, afirmó contar con la experiencia necesaria para contribuir a la unidad nacional. Aunque planea competir por el liderazgo del Likud en la etapa posterior a Netanyahu, señaló que su foco actual permanece en apoyar los esfuerzos para concluir la guerra con éxito.