Israel está manteniendo conversaciones continuas con Jordania para persuadir al rey Abdullah de que cambie de opinión sobre la posibilidad de no aceptar la inclusión de un anexo del tratado de paz de 1994 que permite a Israel arrendar tierras agrícolas en dos pequeños enclaves al otro lado de la frontera.
En virtud del tratado de paz, se permitió a Israel arrendar tierras en Naharayim, cerca del Kinneret, y en Tzofar, a unos 120 kilómetros al norte de Eilat, para uso agrícola. Según el acuerdo, el acuerdo se renovaría después de 25 años, a menos que una de las partes dijera un año antes que deseaba excluirse del acuerdo, cosa que Jordania hizo el pasado mes de octubre.
Si no se llega a un acuerdo, el contrato expirará el 25 de octubre y los agricultores israelíes ya no podrán trabajar la tierra.
Una fuente gubernamental dijo que se estaban llevando a cabo negociaciones “intensivas” y que Israel conservará la propiedad de sus activos en el lado este de la frontera bajo cualquier circunstancia. Lo que no está claro, sin embargo, es si los agricultores pueden seguir trabajando sus campos.
El Jerusalén Post se ha enterado de que se están haciendo “ofertas atractivas” a Abdullah para convencerlo de que renueve el contrato de arrendamiento. Abdullah, sin embargo, está bajo una intensa presión interna de círculos dentro de Jordania que se oponen a la paz con Israel para poner fin a este acuerdo.
El Consejo de Seguridad Nacional dirige las negociaciones con los jordanos sobre esta cuestión.
La Radio del Ejército informó el jueves que el Consejo Regional de Emek Hayarden envió una carta a Abdullah pidiéndole que reconsiderara su decisión, instándole a no poner fin a “nuestra relación de 70 años con nuestra tierra agrícola”.
Edan Greenbaum, jefe del consejo, pidió una reunión con Abdullah en Naharayim para discutir el asunto.