El ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, lanzó duras críticas contra los gobernantes islamistas de Siria, acusándolos de emplear tácticas brutales para sofocar una insurgencia alauita. En sus declaraciones del viernes, calificó al nuevo presidente interino, Ahmed al-Sharaa, de “terrorista de al-Qaeda”.
“Abu Mohammed al-Julani cambió su túnica por un traje y trató de proyectar una imagen moderada”, señaló Katz en un comunicado, refiriéndose a al-Sharaa por su nombre de guerra. “Ahora ha mostrado su verdadera cara: un terrorista yihadista de la escuela de al-Qaeda que comete atrocidades contra civiles”.
Aseguró que Israel tomará medidas ante cualquier amenaza proveniente de Siria y reafirmó el compromiso de mantener una zona de amortiguamiento en la frontera para evitar la militarización del sur del país.
Las declaraciones de Katz se dieron en medio de intensos combates entre las fuerzas de seguridad sirias y combatientes alauitas leales al derrocado Bashar al-Assad. Según informes, los enfrentamientos han dejado decenas de muertos y representan el mayor desafío al gobierno islamista hasta la fecha.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos reportó más de 185 muertos en dos días de violencia en la región costera occidental, donde predomina la comunidad alauita. Además, denunció que al menos 90 civiles alauitas fueron ejecutados por fuerzas de seguridad en los distritos de Baniyas, Latakia y Jableh, entre ellos seis mujeres.
Entre los muertos, al menos 24 hombres fueron asesinados en la ciudad alauita de Al Mukhtareyah, según el Observatorio y activistas que citaron contactos locales y material audiovisual del lugar.
Las autoridades sirias afirmaron que la violencia se desató tras un ataque bien coordinado de fuerzas leales a Assad contra el gobierno islamista el jueves.
Mientras tanto, el liderazgo de al-Sharaa enfrenta crecientes dificultades para consolidar su control, con sanciones de Estados Unidos aún vigentes y amenazas de seguridad persistentes, especialmente en el suroeste, donde Israel ha advertido que impedirá cualquier despliegue militar de Damasco.
En respuesta a la crisis, manifestaciones en apoyo al gobierno se llevaron a cabo en Damasco y otras ciudades. Arabia Saudita y Turquía, aliados del nuevo gobierno, también expresaron su respaldo.
Rusia expresa preocupación por la violencia en Siria

Rusia, que apoyó al derrocado Bashar al-Assad, pero ha buscado establecer lazos con el nuevo gobierno, manifestó su alarma por el empeoramiento de la seguridad en Siria. Instó a los líderes “respetados” del país a frenar el derramamiento de sangre.
Imágenes captadas en Al Mukhtareyah mostraban al menos a 20 hombres tendidos juntos al costado de una carretera, algunos cubiertos de sangre. Reuters verificó la ubicación del video, aunque no pudo confirmar la fecha ni el autor de la grabación.
Activistas alauitas, bajo condición de anonimato, atribuyeron los asesinatos del viernes a hombres armados vinculados a las autoridades islamistas. Sin embargo, un portavoz del gobierno y dos funcionarios del régimen no respondieron a las solicitudes de comentarios.
El clérigo alauita Sheikh Shabaan Mansour, de 86 años, y su hijo fueron asesinados el viernes en la aldea de Sahlab, en el oeste de Siria. Según residentes, combatientes leales a Damasco fueron responsables del crimen, aunque Reuters no pudo verificar la acusación.
La agencia estatal siria SANA, citando una fuente de seguridad, reconoció “violaciones individuales” cometidas tras la llegada de multitudes descontroladas a la región costera luego de ataques contra fuerzas gubernamentales. “Estamos trabajando para detener estas violaciones”, aseguró la fuente.
La violencia estalló el jueves cuando milicias leales a Assad atacaron patrullas de seguridad y puestos de control en Jableh y sus alrededores, extendiéndose rápidamente a otras zonas. En respuesta, se impusieron toques de queda el viernes en las ciudades costeras de Tartous y Latakia, mientras las fuerzas de seguridad realizaban operativos de rastreo en las montañas cercanas.
Los activistas alauitas denuncian que su comunidad ha sido blanco de ataques desde la caída de Assad en diciembre, tras décadas de régimen autoritario y guerra civil.
A pesar de que Ahmed al-Sharaa ha prometido gobernar de forma inclusiva, no ha sostenido encuentros con líderes alauitas de alto nivel, a diferencia de sus reuniones con representantes de otras minorías.
Crisis en Siria: alauitas culpan al gobierno mientras crece la violencia

El régimen de Bashar al-Assad reclutó masivamente a la comunidad alauita para integrar el aparato de seguridad y la burocracia estatal en Siria. Ahora, bajo el liderazgo de Ahmed al-Sharaa, la mayor parte del país, de mayoría suní, está bajo control de Damasco, aunque regiones clave siguen fuera de su dominio. Áreas en el noreste y este permanecen bajo el control de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por los kurdos.
El aumento del caos y la ola de asesinatos están debilitando la confianza tanto de la comunidad internacional como de los propios sirios en la capacidad del gobierno para estabilizar el país. “Este descontrol minará la credibilidad de su gobierno y su capacidad para sacar a Siria de esta crisis”, advirtió Joshua Landis, director del Centro de Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Oklahoma.
El Consejo Islámico Alauita responsabilizó al gobierno de la violencia y denunció que combatientes fueron enviados a la costa con el pretexto de enfrentar a los “remanentes del régimen”, pero en realidad para sembrar el terror y asesinar civiles. La organización exigió que la región quede bajo la protección de la ONU.
Arabia Saudita condenó los “crímenes perpetrados por grupos fuera de la ley” y los ataques contra las fuerzas de seguridad. Turquía, uno de los principales aliados del nuevo gobierno sirio, reiteró su respaldo a Damasco y advirtió que la creciente tensión en Latakia y sus alrededores podría comprometer los esfuerzos para unificar Siria y avanzar hacia un futuro estable.