Durante una reunión del Gabinete de Seguridad celebrada el sábado por la noche, los ministros abordaron los avances en la operación militar en Gaza y la posibilidad de lograr un nuevo acuerdo para liberar rehenes. Sin embargo, el foco se desplazó hacia una cuestión energética: la persistencia del suministro eléctrico en la Franja.
El ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, afirmó que la presión militar ha alterado la postura de Hamás. “Hamás está parpadeando”, dijo, sugiriendo una señal de debilitamiento. El ministro Zeev Elkin reforzó la idea de mantener la ofensiva: “Necesitamos continuar con la presión militar y no detenernos”.
El debate se encendió cuando el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, felicitó al titular de Energía, Eli Cohen, por desconectar la última línea eléctrica. “Tenemos que destruir todas las líneas eléctricas de Gaza”, exigió.
Desde el organismo de Coordinación de las Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT) se aclaró que Israel ya no transfiere electricidad a Gaza y que el suministro actual proviene exclusivamente de generadores privados. “Había una línea y se ha desconectado”, confirmaron.
Ben Gvir cuestionó esa afirmación: “Entonces, ¿qué es esta electricidad que vemos en uso?”. El coordinador reiteró que proviene de generadores internos. La ministra Orit Strock presionó con otra inquietud: “¿Cuándo se acaba el diésel?”, sin que el COGAT pudiera ofrecer una respuesta precisa.
Ben Gvir fue más allá y pidió eliminar cualquier fuente energética restante. “Que les quiten sus generadores, sus líneas eléctricas internas, que apaguen sus luces”, exigió.
La tensión alcanzó un tono sarcástico cuando el jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi, ordenó irónicamente: “Apague su sol, necesitamos oscurecer Gaza, incluso durante el día”. La ministra de Transporte, Miri Regev, se sumó con humor negro: “Quiere darles un apagón antes de la Pascua”.