El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reivindicó el viernes la victoria en la última ronda de combates en la Franja de Gaza, afirmando que la operación antiterrorista israelí de 11 días de duración causó graves daños a la organización terrorista Hamás.
Netanyahu agradece al pueblo israelí su “resistencia” durante los combates en una declaración especial desde el cuartel militar de Kirya en Tel Aviv. Afirma que los objetivos de la operación en Gaza se alcanzaron de forma “extraordinaria”.
Agradece a todos los funcionarios que participaron en los esfuerzos militares, civiles y de relaciones públicas durante los combates.
Afirma que la “única consideración” que tuvo en la operación es salvaguardar la seguridad de Israel, y dice que no todo lo relativo al resultado e impacto de los ataques israelíes es aún conocido por el público, ni siquiera por Hamás.
Dice que no ordenó una operación terrestre en Gaza porque creía que no era necesaria. “Si lo hubiera creído necesario, lo habría ordenado”, añade.
“Causamos el máximo de bajas a Hamás mientras minimizamos las bajas israelíes”, dice, expresando su dolor por cada vida civil perdida.
Añade que Israel cumplió su objetivo de asestar a Hamás un “golpe inimaginable” al destruir la red de túneles terroristas que construyó en Gaza y que, según él, se convirtió en una “trampa mortal”, además de recibir “golpes masivos” tanto en la superficie como bajo tierra.
Dice que el grupo terrorista había querido llevar a cabo muchos ataques transfronterizos -incluso en la cola de la operación- pero que se vieron frustrados por el “muro de hierro” de Israel.
Dice que Israel mató a más de 200 terroristas, incluidos 25 altos cargos. “Y los que no murieron saben que podemos llegar a ellos, por encima o por debajo de la tierra”, dice, y lo califica como “un logro que ningún ejército ha conseguido jamás”.
Destaca los diversos objetivos terroristas que Israel atacó mientras hacía “esfuerzos extremos” para no dañar a los civiles, medidas que, según él, no ha tomado ningún país del mundo.
Netanyahu afirma que la operación ha “cambiado la ecuación” y ha hecho que Hamás sea más cuidadoso en el futuro a la hora de atacar a Israel. “Lo que fue no es lo que será”.
Da las gracias al presidente de EE.UU., Joe Biden, y dice que sus conversaciones fueron muy positivas, argumentando que, junto a las críticas y presiones internacionales, Israel también recibió un notable apoyo internacional y llevó a cabo exitosas gestiones diplomáticas con muchos líderes mundiales.
Afirma que Israel no olvida a los civiles cautivos Avera Mengistu y Hisham al-Sayed ni los cuerpos de los soldados de las FDI Hadar Goldin y Oron Shaul, y que se compromete a devolverlos a casa, tras las críticas por no haber discutido el asunto como parte de la tregua.
También promete más ayuda para Ashkelon y otras comunidades del sur maltratadas, incluso más de la que recibieron tras la guerra de 2014.
“Detuvimos a 1.300 personas y nos ocupamos de los alborotadores con mano dura”. Repite sus exigencias a los líderes árabes para que condenen los disturbios, alegando que es una “minoría significativa” dentro de esa comunidad.
“Nadie se tomará la justicia por su mano: ni los árabes ni los judíos”.