Funcionarios israelíes han expresado su preocupación por los cambios propuestos a la carta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alegando que las nuevas reglas podrían afectar la autonomía de Israel.
Entre los cambios solicitados se encuentra el derecho de la OMS a establecer oficinas en cualquier estado miembro de la ONU, declarar ciertas prácticas culturales como aceptables o no, y modificar la relación entre médicos y pacientes. Las nuevas reglas serán sometidas a votación en una reunión general en Ginebra mañana.
Algunos funcionarios israelíes, encabezados por la parlamentaria del Likud, Tali Gottlieb, consideran que las modificaciones son un pretexto para que la ONU utilice la OMS con el fin de exigir un alto al fuego en Gaza o influir en la gestión de la guerra por parte de Israel.
Diez miembros del Knéset han escrito al ministro de Salud, Moshe Arbel, exigiendo que rechace la propuesta de la OMS. “Las nuevas regulaciones permitirán a la OMS declarar ‘emergencias de salud pública’ y establecer políticas, tanto en medidas extranjeras como domésticas. Tendrá control sobre medidas presupuestarias y de aplicación en un país que forme parte de la emergencia, sin necesidad de aprobación independiente por parte del país específico. La organización podrá monitorear y ejercer control sobre los países que no cumplan con los estándares que establece, con el riesgo de que estos países puedan ser objeto de sanciones internacionales”.
El ministro Arbel ha rechazado hasta ahora la demanda, afirmando que la propuesta actual es solo un primer borrador y que respeta la soberanía de las naciones signatarias. Temores similares han surgido en Estados Unidos, donde 49 senadores han declarado su intención de oponerse a los cambios.
“Este movimiento es un intento de estar mejor preparados para situaciones como la crisis del coronavirus”, declaró el personal de Arbel, “y todavía se está desarrollando. No hay razón para pensar que se está apuntando a la soberanía israelí en esta etapa”.