Es imperativo no volver al fraccionado discurso político anterior al 7 de octubre, dice el presidente Isaac Herzog a los legisladores durante una sesión especial de la Knesset para conmemorar los setenta y cinco años de la creación del Parlamento.
Los caídos en combate en Gaza representan “lo mejor de lo mejor” de la sociedad israelí y reflejan un mosaico de personas “de todo el país, de todas las comunidades, una variedad de estilos de vida, visiones del mundo, creencias y religiones”, dice, citando a la madre de un soldado que declaró que “si el alto precio de perder a mi hijo fue por la unidad del pueblo, estoy dispuesta a aceptarlo con sumisión y amor”.
“En este día, el cumpleaños de la Knesset israelí —el templo de nuestra democracia— es importante para mí subrayar: unidad no es uniformidad, unidad no es silenciamiento, unidad no es el cese de la discusión y el debate sobre asuntos que conciernen al núcleo de la existencia del Estado, la sociedad y la democracia israelíes”, prosigue Herzog.
“Nadie tiene la menor duda de que esta casa celebrará muy pronto los debates más importantes y probablemente más tormentosos que existen. Sobre la guerra y la paz, sobre el día antes y el día después, sobre seguridad, sobre economía y sociedad, sobre políticas y procesos políticos y sociales, sobre sacar conclusiones y aprender lecciones, y también sobre nuestros procesos de normalización en Oriente Medio —que Hamás, Hezbolá, los hutíes e… Irán intentan frustrar con todas sus fuerzas”.
“En estas discusiones, la coalición tiene un lugar importante, y hay un lugar igualmente importante para la oposición. Pero, cuando estamos en estos momentos históricos y nos enfrentamos a desafíos que pocas naciones afrontan, me siento obligado a expresar aquí los susurros del corazón de la gente, y a decir: hay una manera de debatir”, declara Herzog. “Incluso cuando se discute: ¡hay que ser dignos! No debemos volver al discurso del 6 de octubre”.
“Es imposible hablar de respeto mutuo y unidad sin que la Knesset asuma un papel central en el cambio. La demanda del pueblo, de las familias, de los espacios… debe reflejarse aquí y convertirse en un decreto grabado en las paredes de este tabernáculo. Este es nuestro deber para con esta nación, para con esta generación. Sed dignos”.